Boletín UNAM-DGCS-173
Ciudad Universitaria
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SOSTIENE UNA “TELARAÑA
CÓSMICA” A
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Aunque cada vez hay más telescopios, sólo es
visible el cuatro por ciento de lo existente, dijo el investigador Vladimir Avila
Reese, del Instituto de Astronomía de
·
El mexicano Carlos Frenk Mora diseñó una
estructura computacional, a partir de datos matemáticos reales, que explica la
estructura universal, indicó el especialista
·
Este modelo informático completa sus datos
con observaciones de miradores espaciales y radiotelescopios, también útiles
para estudiar el cosmos primitivo
Aunque cada vez más “miradas” tecnológicas observan el universo con
telescopios y sondas espaciales para proveer de datos a los científicos, aún se
desconoce el 96 por ciento de sus componentes, pues la materia ordinaria o
visible, que irradia luz y constituye galaxias, estrellas, planetas y a todos
los organismos vivos, representa apenas cuatro por ciento de lo existente.
Lo anterior fue explicado por el cosmólogo Vladimir Avila Reese,
investigador del Instituto de Astronomía (IA) de
En su ponencia, Avila Reese señaló que la misteriosa mayoría cósmica es
un enigma estudiado por astrónomos de todo el mundo, quienes la dividen en dos
tipos: la “materia oscura”, invisible porque no emite ni refleja luz, y la que,
calculan, constituye el 21 por ciento del cosmos, y la “energía oscura”, medio
antigravitante que forma el 75 por ciento restante.
Una telaraña cósmica
El modelo más aceptado entre los astrofísicos señala que la materia
oscura se distribuye en el universo en una gigantesca telaraña cósmica, donde
se condensa en filamentos y halos galácticos a partir de un estado inicial
uniforme, por la acción de la gravedad, explicó el investigador.
La fuerza gravitacional comprime la materia oscura, siempre en la
dirección más corta; primero toma la forma de varias tortillas que, al
aplastarse por atracción, se alargan formando los “hilos invisibles” que
conforman la red.
Estas hebras, a su vez, se fragmentan en enormes y densos esferoides
llamados halos, que atrapan al gas de materia ordinaria o visible, gestando en
su centro, como si fueran grandes semilleros, a las constelaciones y estrellas.
El resultado, explicó Avila Reese, es una verdadera telaraña cósmica
donde los halos galácticos tejen filamentos con nudos en sus intersecciones, y
donde el grueso del volumen corresponde a enormes huecos. En esos nudos están
las “cunas gigantes” donde se forman los cúmulos estelares.
Los estudiosos de esta estructura –desarrollada con supercómputo en
“Hoy es posible reconstruir el mapa cósmico en tres dimensiones y hacia
el pasado, y para explicarlo se sabe que la materia oscura es el ingrediente clave.
La radiación caliente del universo temprano borra toda semilla de galaxia, pero
si ésta es de materia oscura, no le afecta la radiación y puede seguir
condensándose por su gravedad”, detalló Avila Reese.
Buscan los “ingredientes” invisibles
La estructura invisible del universo figura entre los 10 problemas más
relevantes de la ciencia actual, afirmó Avila Reese.
Ahora, uno de los retos más importantes a resolver se centra en los “ingredientes”
que constituyen la materia y la energía oscuras.
“Ambas representan los mayores misterios de la astronomía y
Según Avila Reese, “cualquiera que sea la respuesta, significará una
revolución en el conocimiento que tenemos de los componentes del universo”.
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1.
Vladimir Avila Reese indicó
que la estructura invisible del universo figura entre los 10 problemas más
relevantes de la ciencia actual y que su comprensión significará una revolución
en el conocimiento.