Boletín UNAM-DGCS-133
Ciudad Universitaria
Pie
de foto al final del boletín
A
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Antes, esta industria estaba conformada en un 70
por ciento por mujeres, pero ahora la mitad de su planta es masculina,
señalaron especialistas en
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Rara vez ocupan cargos directivos, y cuando lo
hacen sus sueldos son menores a los de los varones
La industria maquiladora
ha perdido 20 por ciento de mano de obra femenina; antes, ellas conformaban el 70
por ciento de la planta de empleados y hoy la mitad de los puestos son ocupados
por hombres, señalaron profesoras de
Lo anterior demuestra
que aún hay discriminación laboral en sectores como el agrícola, manufacturero
y en cargos ejecutivos, apuntaron las catedráticas Lilia Domínguez Villalobos,
Jennifer Ann Cooper Tory, María Antonieta Barrón Pérez y Nallely Pérez Barceló,
quienes participaron en el ciclo Mujeres en Movimiento.
Las charlas, que forman
parte de las conmemoraciones del Día
Internacional de
Desde los años 70, explicaron, la mano de obra
femenina ha crecido en ese sector; sin embargo, son las empresas textiles la
que se llevan el mayor porcentaje de participación de este género, aunque los
índices han caído últimamente 20 por ciento.
Además, hicieron
hincapié en que las mujeres ocupan puestos directivos en raras ocasiones, pues
sólo 11 por ciento ha llegado a estos cargos en las manufactureras
exportadoras, 14 por ciento en las de distribución local, y 21.8 en las
maquilas.
En contraste, ellas
representan el grueso de los obreros generales, con un 54 por ciento, mientras
que en los establecimientos exportadores figuran en un 34 y en los importadores
en 26 por ciento.
Domínguez apuntó que
la distribución es desigual y, desafortunadamente, donde las empleadas se
desenvuelven es en la categoría salarial más baja.
Asimismo, la académica
refirió que, a quienes se desempeñan como ejecutivas, las empresas exportadoras
les pagan 64 por ciento del monto que reciben los hombres por la misma función,
las no exportadoras 71 por ciento, y las maquiladoras 86 por ciento. En cambio,
tratándose de obreros no hay gran diferencia; de hecho, en las maquiladoras el
sector femenino gana dos por ciento más que el masculino.
Por su parte, María
Antonieta Barrón Pérez analizó la situación campesina. Apoyada en encuestas del
Programa de Jornaleros Agrícolas, la especialista desmintió aquello de que en
el ámbito rural no se percibe esta falta de equidad.
Los resultados que
obtuvo a lo largo de su investigación arrojaron que no sólo el pago es menor
entre las jornaleras, sino que además ellas han agravado esa disparidad pues,
para obtener lo mismo que los niños y los viejos, cumplen con su cuota para
después ayudar a los infantes.
Adicionalmente,
Nallely Pérez Barceló habló sobre el Programa de Desarrollo Humano
Oportunidades, que, en su opinión, reproduce las distinciones genéricas, porque
adjudica una responsabilidad familiar desmedida a las madres, que se traduce en
lapsos dobles y triples de trabajo.
Una política diseñada
con un enfoque de equidad debiera considerar necesidades, carencias e intereses
tanto de mujeres como de hombres y generar recursos que beneficien a ambos
sexos. Su meta debe ser, señaló, la igualdad y la transformación de las
relaciones para lograr un trato más justo.
Aún perviven mitos que
interfieren en el adecuado diseño de estrategias públicas, como la
sobrevaloración de las mujeres como encargadas de sus hijos, la idea de que
ellas sólo pueden realizar ciertos trabajos y la notoria ausencia de proyectos
que apoyen sus funciones. Lo que resta ahora es romper con esos prejuicios y
construir una comunidad mucho más igualitaria, concluyó.
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Foto 01
Jennifer Cooper y
Lilia Domínguez coincidieron en que la equidad de género muchas veces queda en
palabras, pues la disparidad salarial entre hombres y mujeres es parte de la
cotidianidad.
Foto 02
Flor Brown
Grossman explicó que en las maquiladoras, las mujeres conforman el grueso de la
mano de obra, pero rara vez tienen acceso a puestos directivos o de alta
responsabilidad.