12:30  hrs. 28 de Febrero de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-123

Ciudad Universitaria

 

Carolina Grajales

Valdespino

 

Pie de foto al final del boletín

 

EN MÉXICO, HOMBRES Y MUJERES ESTABLECEN RELACIONES DESTRUCTIVAS

 

·        En el país una de cada tres féminas es sometida a abuso emocional severo, y en 10 por ciento de los casos la violencia es considerada grave

·        El problema tiene sus raíces en factores sociales, afirmó la profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, Carolina Grajales Valdespino

·        Históricamente, la concepción del amor se transforma, pues está sujeta a cambios sociales, indicó el integrante del Instituto de Investigaciones Filosóficas, Gustavo Ortiz Millán

·        Los inmiscuidos en estas situaciones piensan que debe haber emociones fuertes para sentirse enamorados, mencionó el profesor de la Facultad de Psicología, Rolando Díaz Loving

 

En México muchas mujeres y, en menor proporción hombres, se encuentran inmersos en relaciones víctimas de abuso y maltrato constante pero, aunque están conscientes, se niegan a terminar con ese vínculo patológico.

 

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en el país más de tres mil parejas se divorcian al año y en la mayoría de los casos la causa es la violencia intrafamiliar.

 

Cifras oficiales estiman que una de cada tres féminas es sometida a abuso emocional severo y, en 10 por ciento de los casos, es considerado grave.

 

Esta situación se ha analizado desde el punto de vista psicológico, pero se relaciona en mayor medida con una cuestión social, pues la relación de pareja se establece de manera inequitativa, desigual y jerárquica, destacó la profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Carolina Grajales Valdespino.

 

Una asociación donde se vive la injusticia es el matrimonio, pues la forma en que está estructurada la sociedad, indica que las mujeres son inferiores al hombre, y cuando se establece una unión, automáticamente la calidad de ellas baja, pierden autonomía y, en consecuencia, su proyecto de vida, refirió.

 

Por su parte, el integrante del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF), Gustavo Ortiz Millán, mencionó que históricamente la concepción del amor se transforma, pues está sujeta a cambios sociales, influidos por la cultura.

 

El amor, agregó, es producto del desarrollo evolutivo y, por tanto, tiene componentes que son parte de la naturaleza de los seres humanos; sin embargo, los conceptos de esta emoción están influenciados por aquello que se considera amable y bello. Generalmente, la gente tiende a enamorarse de quienes siguen los modelos o patrones establecidos por la colectividad.

 

A su vez, el profesor de la Facultad de Psicología (FP), Rolando Díaz Loving, mencionó que una de las necesidades básicas de las personas es estar en un grupo y obtener los insumos necesarios para seguir viviendo: apoyo, compañía y protección.

 

Por ello, desde el nacimiento se establecen vínculos que, en buena medida, determinan la forma de relacionarse y se queda atrapado en la necesidad de una reciprocidad. “Se significa, se reconoce a sí mismo y se da valor y autoestima, dependiendo de los afectos que se establezcan con los demás”, señaló.

 

La gente se queda en una relación que no le satisface del todo para tener éxito, pues considera que la longevidad se lo proporcionará, independientemente de lo que suceda en el interior.

 

Así, regularmente se forman expectativas y, en las relaciones destructivas, muchas veces se vive con la idea que debe haber emociones fuertes para saber que se está realmente enamorado, apuntó.

 

El papel de la mujer

En las uniones destructivas las mujeres son las más afectadas. Según resultados de la Encuesta Nacional Sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2006, de cada 100 féminas de 15 años y más, 43 dijeron haber vivido situaciones de violencia emocional, económica, física o sexual en su último vínculo con una pareja.

 

Esto tiene un trasfondo social, pues por lo general a ellas las educan desde niñas, para pertenecer a otros: buena madre, ama de casa y esposa, lo que le significa ser la base de la familia en un rol de dar sin recibir, manifestó Grajales Valdespino.

 

Con los años, apuntó, estas estructuras sociales se convierten en mentales: si a alguien se le señala constantemente una inferioridad, el individuo llegará a asumirla e internalizarla.

 

Por ello, la codependencia se presenta con mayor frecuencia en las mujeres pues, por razones emocionales, sociales o físicas, no pueden romper con ese vínculo, y ello deriva en relaciones destructivas.

 

La sociedad estructura féminas desvalorizadas, subordinadas, explotadas en el propio ámbito familiar, que buscan ser amadas, apoyadas y no ser abandonadas.

 

¿Qué es el amor?

En opinión de Gustavo Ortiz Millán, el amor es una emoción que no se da en un estado puro, pues se acompaña de sentimientos como el miedo, el odio, el resentimiento, la indignación, el arrepentimiento, la tristeza, la alegría, los celos y la esperanza, entre otros.

 

Visto así, apuntó, se le puede considerar como una serie de estados mentales que se tienen acerca de un objeto; existen contextos en los que puede ser algo gozoso, que lleva a la superación personal y llena la vida.

Pero también hay situaciones en las que se establecen relaciones destructivas, enfermizas, patológicas y dañinas. Entonces, el amor puede ser positivo o negativo, dependiendo de los vínculos que se formen, recalcó el especialista en filosofía de la mente.

 

Relaciones destructivas

Para Díaz Loving, la mayoría de las personas no saben con claridad qué es una relación saludable, cómo se construye y cómo desarrollarse alrededor de ella.

 

Si se tiene un bagaje mal construido y la necesidad de ser parte del otro para lograr una identificación propia, entonces el pronóstico es complejo, más aún si estando inmersos en la relación no se sabe cómo mantenerla, pues se empieza a volver dañina, abundó.

 

Son destructivas, precisó, porque laceran a los involucrados, no hay una posibilidad de desarrollo ni crecimiento. La persona se vuelve esclavizante, obsesiva, celosa y si su pareja no le presta la atención suficiente para mantener su ego y autoestima a buen nivel, la contraparte se torna violenta y grosera.

 

Entonces se piensa que no hay amor sin sufrimiento y frecuentemente el vínculo termina en tragedia; pero los implicados no superan la situación porque no encuentran la forma de explicarle al resto del mundo que no tuvieron éxito para lograr un lazo estable y duradero”, aseveró.

 

Con frecuencia los conflictos se presentan en el noviazgo, pero se piensa que con el matrimonio o la unión libre cambiará la situación; no obstante, hoy día se sabe que la mejor predicción de la conducta futura es actuar en el presente. Es así como se inicia una relación destructiva: se crea un círculo vicioso de donde no se puede escapar y se pretexta el tiempo invertido, acotó.

 

A su vez, Grajales Valdespino consideró que las conductas y actitudes destructivas se dan en variadas relaciones, pero en las de pareja tienden a ser fácilmente reproducidas.

 

 

Una mujer que ha sido violentada, asume una actitud servil, está aislada y sufre codependencia, presenta baja autoestima e inseguridad y, en consecuencia, sus descendientes serán personas disfuncionales, alertó.

 

¿Problema sin salida?

Desde el punto de vista del trabajo social, una forma de intervención es lograr que las féminas, de manera indirecta, externen sus problemas de pareja.

 

Una vez que se haya reconocido la relación destructiva, se puede tratar en sesiones grupales que brindan la posibilidad de conversar con otras mujeres que han estado en una situación similar y salieron adelante, detalló la especialista.

 

Cuando se asiste a un grupo, se asume como persona importante y valiosa, que puede ejercer sus derechos; ante esa nueva actitud, su pareja también reacciona de manera positiva, aseguró.

 

Al respecto, Díaz Loving comentó que la forma más adecuada de enfrentar la situación es a través de programas educativos, pues cuando se vive una relación violenta es más difícil resarcir y resolver los eventos pasados.

 

Se debe instruir a los individuos para que haya comunicación, para que aprendan a apoyar, a tener vínculos equitativos y constructivos antes de establecer un lazo afectivo; así no se buscará resolver las necesidades, sino entablar una relación donde se ofrezca una serie de beneficios y opciones a la pareja y construir un entorno sano, subrayó.

 

Se debe tomar en cuenta que siempre habrá altibajos y momentos en los que cada parte desee tener su propio espacio, colaborar en lugar de competir y establecer mecanismos de negociación, concluyó.

 

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Foto 01.

 

Rolando Díaz Loving, de la Facultad de Psicología, dijo que la mayoría de las personas no sabe con claridad qué es una relación saludable, cómo se construye y cómo desarrollarse alrededor de ella.

 

 

Foto 02

 

El amor es un sentimiento que no viene en estado puro, lo acompañan otras emociones como el miedo, el odio, el resentimiento, la tristeza y los celos, entre otros, señaló Gustavo Ortiz Millán, del IIF.

 

 

Foto 03

 

Socialmente, las mujeres son inferiores al hombre, y cuando se establece un vínculo matrimonial pierden autonomía y su proyecto de vida, indicó Carolina Grajales, de la ENTS de la UNAM.