12:30 hrs. 15 de Febrero de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-094

Ciudad Universitaria

 

 

 

Patricia Rodríguez López

Pie de foto al final del boletín

 

EN RIESGO, EL SISTEMA BANCARIO MEXICANO

 

 

La situación económica, el desempleo, la crisis financiera y el crecimiento de la cartera vencida, ponen en riesgo, como ocurrió en 1994, el sistema bancario mexicano, aseguraron académicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Una crisis financiera como la actual, en la que la desocupación aumenta de manera importante y los niveles de ingreso van a la baja, ponen en vilo el crecimiento del país, puntualizó la integrante del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), Patricia Rodríguez López.

 

Aunque se asegure que no se ha llegado a los niveles de endeudamiento de 1994, entonces no existía una depresión mundial ni el riesgo de elevación de los niveles de desempleo, apuntó.

En ese sentido, la especialista del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, consideró que ante el escenario global, se “está al borde de un colapso por la cartera vencida, entre otros factores”. Esta condición provoca, desde hace tiempo, la desarticulación del sector productivo, de la actividad cotidiana de los trabajadores y los pequeños productores y no hay buenas perspectivas para el futuro.

 

“Los jóvenes buscan vacantes que no existen y se van con el espejismo de un trabajo informal o del dinero fácil que ofrecen algunas prácticas ilícitas, con lo que también se genera un ejército listo para la delincuencia”, alertó.

 

Según cifras del Banco de México (Banxico), la cartera vencida en tarjetas de crédito en México se mantiene en ascenso; tan sólo en noviembre del año pasado el monto creció mil millones de pesos, para sumar 19 mil 699 mdp.

 

En tanto, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) reportó que ese mismo mes el índice de morosidad -cartera vencida entre cartera total- en los plásticos se situó en 10.32 por ciento, arriba del 9.91 observado en octubre.

 

Es decir, por cada 100 pesos que prestó la banca en el país, casi 10 pesos están en morosidad, condición que ha llevado a las principales instituciones bancarias nacionales a relanzar sus programas de reestructuración.

 

Por su parte, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) alertó que el crecimiento en la morosidad de las tarjetas de crédito afecta a por lo menos 700 mil familias mexicanas; no obstante, este exceso de deudas continuará en los próximos meses por la situación económica.

 

Momento de legislar

Patricia Rodríguez consideró que debe haber una presión social para que se legisle en la materia. “Están dadas las condiciones políticas y económicas para que se desarrolle una legislación puntual y llegar al cobro de una tasa de interés específica”.

Es indispensable, explicó, que se instituyan intervalos; es decir, a partir de la tasa interbancaria cuántos puntos de más pueden cobrar los bancos; establecer ciertas condiciones para otorgar tarjetas de crédito, que no se permita entregar las preaceptadas, ni se concedan de manera casi automática en cualquier sitio comercial; en ello deben intervenir y dar seguimiento el Banxico y la CNBV.

 

Además, los bancos deben implementar programas para ayudar a los deudores a mantener cierto nivel de pago, congelando éste o las tasas de interés para no caer, como en 1994, en una crisis de tarjetas de pago vencido.

 

Tampoco debe haber un rescate bancario como en 94. Si bien esta práctica es necesaria y estratégica para la economía, deben replantearse sus mecanismos, pues hoy se sigue pagando el esquema incorrecto que se aplicó entonces, sostuvo la economista universitaria.

 

Asimismo, debe existir otro esquema e impulsar una iniciativa para sectores como el hipotecario, antes de que el problema se agudice, pues por el momento no hay una situación grave, pero podría presentarse, apuntó.

 

Al respecto, Sandoval Ballesteros abundó que el asunto de la cartera vencida será fundamental, pues aumenta y ahoga a amplios sectores de la población, y quienes más sufren son los más desprotegidos, como los campesinos.

 

Por ello, la académica del IIS coincidió en la necesidad de contar con nuevas estrategias, que centren el estudio del problema en forma social y no meramente financiera.

 

Las tarjetas de crédito, la caída del peso frente al dólar, la cartera vencida y las deudas que ahogan al campo y a las clases media y baja, no sólo requieren atención financiera, sino que son temas que deben ser abordados de manera conjunta, dijo.

 

Más de 26 millones de plásticos

Según Banxico, luego de mantener una tendencia al alza en los últimos años, la emisión de tarjetas de crédito en México disminuyó en el tercer trimestre de 2008, al totalizar 26 millones 139 mil 624, es decir, 356 mil 632 plásticos menos en comparación con el trimestre previo.

Según la institución, el número de tarjetas emitidas por la banca comercial alcanzó 26 millones 172 mil 729 en los primeros tres meses de 2008, y al segundo trimestre totalizó 26 millones 496 mil 256. Sin embargo, para el lapso julio-septiembre, descendió a 26 millones 139 mil 624.

 

La tendencia a la alza en la emisión de este tipo de plásticos inició desde 2002; tan sólo en el primer trimestre de 2007 empezó con 22 millones 386 mil 162 tarjetas y finalizó ese año con 24 millones 823 mil 310 piezas.

 

Por otro lado, Rodríguez López consideró que si bien es impostergable tener un marco regulatorio a distintos niveles, también es indispensable la supervisión. En el país pueden existir leyes o normas, el problema es darles seguimiento y que no se repita la situación de 1994, pues las autoridades no actúan y consienten un manejo autónomo de los bancos.

 

Esa situación, sumada a las condiciones de autorregulación, a la imposición del cobro de comisiones y tasas de interés, ha permitido a estas instituciones aportar a sus matrices cantidades importantes de recursos que los han mantenido a flote en el ámbito internacional.

 

“No es posible que los bancos otorguen hasta tres tarjetas a una sola persona o que se siga dando crédito a quienes tienen mal historial y bajos ingresos”, indicó.

 

Sin embargo, Sandoval Ballesteros aclaró que el asunto de la cartera vencida no se debe a la cultura del no pago, sino a la generación de un problema interno o estructural de la banca, vinculado a la manipulación alevosa de las variables por parte del banco central, la elevación de los cargos, las comisiones y los intereses moratorios.

 

Lo que ocurre, apuntó, es que si bien ya no se tiene deuda externa, sí existe una de carácter interno, exagerada por el Fobaproa, pero que es básicamente exterior. A la banca se le paga cada mes, semestre o año a través del Presupuesto de Egresos de la Federación, y esos recursos se van por el drenaje.

 

Por eso, una alternativa es establecer una ley de moratoria para los pequeños deudores de tarjetas de crédito, que incorpore los nuevos estándares de transparencia en la administración pública; además, que se estudien las carteras vencidas y se depuren los abusos cometidos por cargos, comisiones o intereses moratorios injustos.

 

Una de las exigencias más importantes es una ley con rango constitucional, o aprobada por los legisladores que castigue la usura.

 

“Los apologistas de lo financiero y lo bancario siempre exigen que haya una legislación que castigue a los mexicanos por no pagar créditos. Por ello, hay que establecer normas que sancionen a quienes abusan de prácticas como el agiotaje financiero”, concluyó.

 

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Foto 01

 

Los bancos deben implementar programas para ayudar a los deudores a mantener cierto nivel de pago, recomendó Patricia Rodríguez, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

 

 

Foto 02.

 

El tema de la cartera vencida es fundamental, pues aumenta y ahoga a sectores de la población, y quienes más sufren son los estratos desprotegidos, dijo Irma Eréndira Sandoval, del IIS.