Boletín UNAM-DGCS-065
Ciudad Universitaria
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El cáncer cérvico
uterino es considerado uno de los mayores problemas de salud pública en el
mundo, especialmente en países pobres. Según cifras del Instituto Nacional de
Cancerología (INCan), este mal, cuyo agente causal es el virus del papiloma
humano (VPH), ocupa uno de los primeros lugares como causa de muerte entre las
mujeres mexicanas.
Anualmente, en el país se diagnostican cerca de 10 mil casos con ese
carcinoma, de los que se registran cinco mil fallecimientos, así como otros 10
mil casos con lesiones tempranas del cérvix, explicó la investigadora del
Instituto de Investigaciones Biomédicas de
Hace un par de años,
salió a la venta una de las dos vacunas que se han desarrollado contra el VPH;
su nombre comercial es Gardasil e
incluye partículas de cuatro tipos virales: el 16 y el 18, causantes del 70 por
ciento de los casos de ese cáncer, a nivel mundial; y el 6 y el 11,
responsables de las verrugas genitales o condilomas.
La otra inoculación,
llamada Cervarix, protege con la
misma eficacia que la primera, de los tipos virales 16 y 18. La respuesta de la
tetravalente (en tres dosis) Gardasil,
es alta al principio, y aunque disminuye con los meses, la protección se
conserva.
Aún se desconoce si la
respuesta durará largo tiempo o si, al cabo de las tres dosis recomendadas, será
necesario un refuerzo más. Tampoco se sabe cuál es el mínimo de títulos de
anticuerpos neutralizantes que pueda otorgar protección. Se trata de algo que
sigue en proceso de investigación, pero lo que sí es claro es que, para el tipo
viral 18, los títulos de anticuerpos bajan más rápidamente que para el 16,
explicó.
Sin embargo, los
estudios muestran que las mujeres vacunadas, que no estaban infectadas
previamente con los tipos virales contenidos en la inoculación, permanecen
protegidas contra lesiones cervicales de alto grado.
Aplicación
oportuna
Si bien es cierto que estas
vacunas no pueden evitar totalmente la infección inicial por VPH, ambas inhiben
las lesiones persistentes, con lo que se busca impedir el desarrollo de las
lesiones precancerosas; y al menos
No obstante, se ha
propuesto la posibilidad de utilizarla con rangos mayores de edad que también
podrían beneficiarse. Se analizó a un grupo de alrededor de 55 años, y se
mostró la efectividad de la vacuna en cuanto a la producción de anticuerpos,
aunque los títulos son menores que los generados en mujeres más jóvenes, añadió.
Aún no se sabe cuál es
la cantidad mínima de anticuerpos que puede brindar protección, pero la
experiencia con otras inoculaciones especulan que, a mayor cantidad de éstos,
mayor tiempo de protección. Así que es recomendable administrarla desde los
nueve o 10 años pues, a menor edad, la cantidad de títulos de anticuerpos neutralizantes
generados es mayor, abundó.
El papel
del hombre
El hombre participa en
el proceso de transmisión del VPH, pero es difícil entender su epidemiología,
pues no hay estudios completos al respecto y también porque el epitelio del
glande es distinto al cervical; además, se considera que la infección en los
varones es más etérea que en ellas.
Se han observado casos
de mujeres infectadas, en los que sus parejas sexuales pueden tener un contagio
por diferente tipo de virus, o uno que no es detectado en el momento de la
búsqueda, lo que sugiere que pudieron ser contaminadas en un tiempo anterior,
señaló.
Una medida óptima es que
la pareja asista a una revisión, pues si se manifiesta una infección, ambos deben
recibir el tratamiento adecuado.
Los años de mayor riesgo para las féminas son los de
la década de los 40 y hasta pasados los 50; así, una infección persistente por el
Virus de Papiloma –alrededor de cuatro años– es el principal factor de riesgo
para que, en un promedio de 10, aparezca una lesión tumoral, indicó.
Entre el 50 y 60 por
ciento de las mujeres afectadas no desarrollan anticuerpos ni inmunidad, pero
el resto sí, aunque se desconoce por cuánto tiempo. Por ello, se considera que
la protección natural no será recurrente para infecciones subsecuentes del
mismo, o diferentes tipos del VPH.
Las vacunas son
efectivas en la prevención del cáncer relacionado, pero son exclusivamente
profilácticas, es decir, si existe un contagio anterior a la inoculación, la
propagación del virus seguirá su curso, alertó.
Otros tipos virales
también pueden provocar carcinomas, aunque con menor frecuencia; además, aunque
el 90 por ciento de las infecciones se curan y menos del cinco por ciento
terminan en tumores, la enfermedad constituye un grave problema de salud
pública. Por ello, se debe seguir practicando la prueba del Papanicolaou
periódicamente, subrayó.
40 tipos
virales
En la región anogenital,
se han encontrado alrededor de 40 tipos virales del VPH. De éstos, alrededor de
20 son de alto riesgo, pues se relacionan con el cáncer cérvico uterino; de
ellos, el 16 y el 18 son los más frecuentes en el mundo y ocasionan 70 por
ciento de los casos.
Se consideran factores
de riesgo haber tenido numerosas parejas sexuales; haber padecido otras
enfermedades de transmisión sexual; haber comenzado a edad temprana la vida
sexual; haber tenido numerosos embarazos y multiparidad, y el tabaquismo y el alcoholismo.
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