12:30 hrs. 25 de Enero de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-051

Ciudad Universitaria

 

María Magdalena González

 

 

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ENCABEZAN UNIVERSITARIOS, PROYECTO DEL OBSERVATORIO HAWC

 

  • Estará formado por 900 contenedores de agua y con ellos pretenden superar el estudio anterior del universo
  • La parte científica está a cargo de la integrante del Instituto de Astronomía de la UNAM, María Magdalena González Sánchez, y participan especialistas de diversas entidades de esta casa de estudios

 

¿Te imaginas un observatorio formado por 900 contenedores llenos de agua cristalina, con el que se pretende estudiar el cosmos para encontrar nuevos fenómenos y superar lo realizado por observatorios actuales  y anteriores, y que sea comandado por universitarios?

 

HAWC (High Altitude Water Cherenkov) es su nombre, y es un proyecto que inició su desarrollo en México, con la participación de especialistas nacionales, quienes probaron que no había mejor sitio para colocarlo que el volcán Sierra Negra, al oriente del estado de Puebla.

 

Este desarrollo ha reunido a un número importante de investigadores mexicanos de diferentes áreas, como de los institutos de la UNAM; del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica; del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional; de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; de las universidades de Michoacán, de Chiapas, de Guanajuato y de Guadalajara, entre otras.

 

Su antecesor, el observatorio Milagro, ubicado en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México, Estados Unidos, logró identificar dos regiones inesperadas con exceso de rayos cósmicos, partículas energéticas provenientes del espacio, que impactan la atmósfera terrestre, reconocidas a través de cascadas de partículas secundarias.

 

Hasta antes de ese descubrimiento, los científicos creían que esos rayos llegaban a la Tierra sin una dirección preferencial, pues varias veces son desviados, en su paso por la galaxia o por campos magnéticos.

 

Más aún, en la dirección donde se observan estas dos regiones no hay fuente astrofísica conocida lo suficientemente cercana para que los rayos cósmicos que pudiese emitir conserven su dirección. Incluso, para partículas no cargadas como neutrones, la distancia de la fuente más inmediata es 13 veces mayor que la que pueden viajar antes de decaer.

 

Una de esas regiones está en dirección opuesta al movimiento de nuestro sistema solar, y sugiere una relación con efectos desconocidos, causados por el campo magnético, lo que cuestiona el entendimiento del mismo.

 

Este descubrimiento de Milagro ha sido catalogado, por el Instituto Americano de Física, y la Sociedad Americana de Física, uno de los 10 resultados más importantes del 2008, tan relevante como el inicio de operaciones del Large Hadron Collider, del CERN.

 

La investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM, María Magdalena González Sánchez, que ha participado en el proyecto desde 2002 –fecha en que se terminó de instalar Milagro–, cuando aún era estudiante de doctorado, relató que con los primeros resultados, surgió la necesidad de un observatorio mayor y más sensible.

 

Así, ahora HAWC será la segunda generación del observatorio de rayos gamma, que consiste en un conjunto de 900 tanques, y superará en tamaño y sensibilidad al anterior, “será 15 veces mejor que el proyecto Milagro, principalmente porque estará a cuatro mil 100 metros sobre el nivel del mar, y su superficie será cinco veces mayor”.

 

Cuando los científicos mexicanos –en particular el Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica– se enteraron que el volcán Sierra Negra era una posible sede para colocar el nuevo proyecto, que competía con el Tíbet, en China, y Chacaltaya, en Bolivia, realizaron estudios de sitio para evaluar su factibilidad; así, en julio de 2007, en el Congreso Internacional de Rayos Cósmicos, realizado en Mérida, Yucatán, se decidió que el país sería el lugar ideal”.

 

Aunque está encargada del desarrollo científico, González Sánchez se involucra en otras áreas; desde el año pasado, han buscado financiamiento y consolidar la participación mexicana.

 

La construcción de HAWC inició con la instalación, en noviembre, del primer tanque –financiado por la UNAM–, cerca del Gran Telescopio Milimétrico (GTM); ahora se tienen dos más, costeados por la Universidad de Chiapas. Además, ya no es una alberca, sino un conjunto de depósitos de 3.6 metros de diámetro por 4.5 de altura, cada uno, que contendrán cerca de 45 mil litros de agua, apuntó.

 

Así, cada vez más mexicanos, en especial universitarios, se involucran en el proyecto, “queremos estar a la par con los estadounidenses y tener la misma oportunidad de decisión y aprovechamiento de datos”, dijo.

 

La siguiente fase consiste en desarrollar los aspectos científicos; aquí, los especialistas del Instituto de Física realizan parte de la instrumentación; los de Ciencias Nucleares crean el software para la simulación del observatorio y el análisis de datos, y el Instituto de Geofísica, trabaja en el estudio de ráfagas solares.

 

Con esta nueva herramienta para contemplar el universo, se pretende buscar materia oscura, estudiar ráfagas solares y objetos astrofísicos, como destellos de rayos gamma y centros activos de galaxias, además mirar la muerte de hoyos negros primordiales; incluso, lograr lo que no se pudo con Milagro: entender esos centros activos y hacer correcciones a la velocidad de la luz, pues se cree que ésta no es constante, acotó.

 

 

Por su parte, el investigador del Departamento de Física Experimental del Instituto de Física (IF), Rubén Alfaro Molina, explicó que aunque en esta entidad están involucrados en experimentos con aceleradores, el proyecto HAWC representa una interfase entre lo que saben hacer y lo que se necesita estudiar. “Esta parte de la astronomía no había sido explotada en el país, pues requiere de técnicas de origen nuclear para la detección”.

 

El IF se encarga de hacer el prototipo, que inició con la instalación del primer tanque; con ello, se demuestra que México está a la altura del proyecto, sostuvo. “El próximo año se espera concluir el desarrollo de la infraestructura, para colocar el resto del arreglo original”.

 

Aunque el tanque no está instrumentado al 100 por ciento, se realizaron algunas pruebas, y se ha demostrado que “será el único observatorio de su tipo en el orbe, un instrumento de primer nivel, al que se le adicionarán dos telescopios; será un laboratorio de primer mundo, aseguró.

 

Finalmente, el investigador del mismo departamento del IF, Ernesto Belmont Moreno, resaltó que aunque parece primitivo utilizar un mar de tanques con agua pura como sistema de detección de luz, la intensidad y el tiempo en el que se encontrarán los destellos luminosos será información crucial.

 

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 Foto 01

 

El proyecto HAWC será la segunda generación del observatorio de rayos gama, que consistía en una alberca gigantesca y profunda, señaló María Magdalena González, del Instituto de Astronomía.

 

 

Foto 02.

 

HAWC será el único laboratorio de su tipo en el orbe, de primer nivel; aseguró el investigador Rubén Alfaro, quien participa en el proyecto junto con Ernesto Belmont, ambos del IF de la UNAM.