13:30 hrs. 8 de Enero de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-016

Ciudad Universitaria

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ESTUDIAN EN LA UNAM, BIOFLUIDOS HASTA ESCALAS MICROMÉTRICAS

 

·        Su movilidad en el organismo puede hacerse mayor o menor, mediante el uso de una determinada frecuencia en el gradiente de la presión

·        Los resultados de la investigación, realizada en la FQ, podrían ser útiles para tratar enfermedades como bronquitis crónica, trombosis y cáncer

 

 

 

La circulación de fluidos en el organismo –biofluidos– puede hacerse mayor o menor, mediante el uso de una determinada frecuencia en el gradiente de presión. Al imponer localmente pulsos de cierta repetición en la red de vasos sanguíneos alrededor de un tumor, se podría reducir el aporte de sangre oxigenada, que impediría su reproducción.

 

Investigaciones realizadas por un equipo de la Facultad de Química de la UNAM, encabezado por Eugenia Corvera Poiré, demuestran que esa aplicación podría hacer que el vital líquido fluya con mayor facilidad alrededor de un trombo, o lograr que los bronquios de pacientes con padecimientos crónicos se desobstruyan.

 

La imposición de frecuencias tiene un efecto similar al de reducir o aumentar la viscosidad de un fluido, lo que hace que su movilidad sea mejor y más rápida, o más lenta.

 

Su incremento no podría instrumentarse cerca del corazón, pues se correría el riesgo de un paro cardiaco; pero quizá sería útil en trombos ubicados en las piernas, dijo Corvera Poiré.

 

En procesos naturales, explicó, los fluidos viscoelásticos no transitan a un gradiente de presión constante. En el sistema circulatorio, la sangre fluye a la frecuencia que el corazón le impone y, cuando se tose, el moco se mueve en los bronquios a la velocidad que establece la tos.

 

En estado saludable, cuando se respiran partículas de polvo se tose dos y tres veces por segundo para expulsarlas; a esa frecuencia, el moco se desplaza con mayor facilidad en los bronquios, puntualizó.

 

Sin embargo, en pacientes con bronquitis crónica la viscosidad aumenta, y para sacar las flemas la frecuencia necesaria tendría que ser 10 veces mayor: entre 20 y 30 veces por segundo, algo imposible, pues se correría el riesgo de ahogamiento; por ello, se les extrae el moco con una máquina, aseguró.

 

Crecimiento de vasos sanguíneos

 

Como parte de este proyecto, Corvera Poiré desarrolla un modelo físico-matemático de crecimiento para una estructura ramificada por la que circula un fluido, para entender cómo es afectada la formación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis) por factores hidrodinámicos y químicos, y por la estructura del medio.

 

Si se entienden los mecanismos –no genéticos– que determinan la estructura de una red de vasos, se podrían proponer métodos para controlar sus características (el ancho de los capilares, el grado de ramificación y de conexión) y, eventualmente, métodos para disminuir su crecimiento alrededor de un tumor, consideró la investigadora.

 

“Un tumor segrega una sustancia que debilita las paredes de las arterias vecinas y propicia que se cree una red de vasos desde las arterias más cercanas; así, se alimenta de sangre oxigenada y puede reproducirse”, añadió.

 

Asimismo, se podría promover el crecimiento de una red para auxiliar a la revascularización de un tejido que, accidental o deliberadamente (como en el caso de cirugías), haya sido cortado.

 

La microfluídica

 

La microfluídica estudia los fluidos a microescalas y representa la posibilidad de entender sus procesos de transporte en sistemas tan pequeños como vasos sanguíneos, células y sistemas miniaturizados de tecnología moderna.

 

También permite diseñar dispositivos a pequeña escala, con los que se podrían economizar reactivos y hacer procesos en paralelo.

 

La tendencia tecnológica aplicada a la medicina es el desarrollo de un laboratorio en un chip; así, una gota de sangre fluiría por canales micrométricos, y en cada uno de ellos se podrían hacer pruebas simultáneas, con diferentes sueros y reactivos, en pocos minutos.

 

Además, la difusión de partículas pequeñas es más rápida, y son más susceptibles de ser separadas, sin necesidad de filtros materiales; por ello, en la actualidad se desarrollan dispositivos para realizar análisis in situ en cirugías.

 

 

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Foto 01.

 

Al imponer localmente pulsos de cierta frecuencia en el gradiente de presión, se podría lograr que la sangre fluya a menor o mayor velocidad, explicó Eugenia Corvera Poiré, de la FQ de la UNAM.