06:00  hrs. 17 de Diciembre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-792

Ciudad Universitaria

 

 

Miguel Condés-Lara

Pie de fotos al final del boletín

 

ANALGÉSICOS ENDÓGENOS, CONTRA DOLOR CRÓNICO

 

·        Investigadores de la UNAM proponen la oxitocina como una alternativa para pacientes con dolencia neuropática, o producida por algún tipo de cáncer terminal

·        Esa hormona, producida por el hipotálamo, tiene efectos sedantes

·        La terapia sería aplicable en casos de malestar intratable, crónico y rebelde a medicamentos, y podría mejorar la calidad de vida del afectado

 

Aliviar dolores neuropáticos  producidos por la compresión de nervios o por patologías como el cáncer terminal sería un gran logro para mejorar la calidad de vida de los pacientes; por ello, integrantes del Instituto de Neurobiología (INB) de la UNAM, en Juriquilla, Querétaro, estudian la posibilidad de activar los mecanismos endógenos del organismo, que producen analgesia.

 

Con ello se podría eliminar en buena medida el dolor. La propuesta terapéutica sería aplicable, sobre todo, en casos de malestar crónico y rebelde a medicamentos, lo que no sólo aliviaría el sufrimiento del afectado, sino de la familia y de las personas que le rodean, disminuyendo así el estrés entre el personal médico de los hospitales, señaló Miguel Condés-Lara, investigador del INB.

 

Explicó el especialista que cuando se recibe un estímulo punzante, se activa una región cerebral que alerta al organismo, al mismo tiempo se accionan mecanismos endógenos que modulan la sensación desagradable y tratan de suprimirla.

 

Se produce analgesia como un dispositivo homeostático para normalizar una alteración funcional, y el hipotálamo es una de las estructuras más ligadas a esa autorregulación.

 

El científico recordó que el dolor es una sensación que se da en la esfera de la conciencia, como una alarma que se activa ante una agresión del medio ambiente, de lo contrario se sufriría una patología denominada ausencia congénita de dolor.

 

Precisó que por fortuna, esa patología es escasa entre la población. Existen sólo 60 casos documentados en Estados Unidos, más de 300 en Japón, cerca de 40 en Gällivare, al norte de Suecia, y en México, en Tezontepec de Aldama, Hidalgo, se registraron seis, en el 2005, debido a que es más propicia en sociedades genéticamente homogéneas.

 

"Quienes la padecen no tienen la capacidad de reconocer las sensaciones desagradables que provocan el dolor, pues el sistema nervioso está alterado. Viven pocos años y sufren innumerables mutilaciones", expuso el universitario.

 

El dolor neuropático

El dolor de origen neuropático puede ser causado por enfermedades y lesiones, como la mutilación de un brazo o una pierna; "después de la amputación, aparece una sensación de dolor llamada miembro fantasma, que suele ser aguda", indicó Condés-Lara.

 

Sin causa aparente, la ausencia de una extremidad provoca malestar persistente que, en muchos casos, lleva a segundas o terceras intervenciones quirúrgicas. El dolor, en esta situación, es crónico, con alta incidencia –50 a 80 por ciento–, entre la población que ha sufrido una separación.

 

Cuando se registra dolor, en el cerebro humano ocurre el mismo proceso que cuando se mira, se escucha o se piensa.

 

Desde que se aplica el estímulo –en la piel o la retina–, se dan cambios bioeléctricos que se propagan a lo largo de las fibras nerviosas y en las comunicaciones neuronales (sinapsis); los fenómenos que ocurren son similares, pero la diferencia de las vías y las estructuras nerviosas que participan hacen que finalmente se distinga y perciba el dolor.

 

Las vías sensoriales conducen los estímulos hasta el cerebro; la información llega al tálamo, una estructura con diferentes núcleos, donde se distribuyen las señales bioeléctricas para conducirse después a la corteza somatosensorial.

 

Probablemente, prosiguió, es entre esa corteza y el tálamo donde ocurre el fenómeno de la conciencia; en ésta última estructura se reconocen sitios donde se indica en qué parte del cuerpo se origina el estímulo, qué tipo de sensación es y, donde se integra la percepción del dolor. En la unificación, el reconocimiento y la integración del mensaje sensorial, también participan estructuras del sistema límbico y de otras áreas corticales.

 

La oxitocina, un analgésico natural

Cuando se tiene un estímulo negativo que alerta al organismo también se activan mecanismos endógenos que modulan la sensación desagradable.

 

Así, el núcleo paraventricular del hipotálamo produce la hormona oxitocina, de efecto analgésico, que puede ser secretada en dos vías: una hacia la hipófisis y el sistema porta hipofisiario que se libera  en sangre durante las contracciones uterinas del parto y la secreción láctea.

 

Otra, del hipotálamo a la médula espinal. "Ante una sensación desagradable, se activan las células del núcleo paraventricular, lo que inhibe la información que llega a la médula espinal y produce un efecto anestésico", indicó el académico.

 

 

De ahí que el grupo del doctor Condés haya establecido la posibilidad de suministrar la hormona o la activación de las estructuras hipotalámicas encargadas de secretarla para incrementar su cantidad y efecto.

 

Aún faltan retos por enfrentar, como lograr que esa sustancia atraviese la barrera hematoencefálica que protege al sistema nervioso central. Sin embargo, los universitarios no cejan en su esfuerzo para encontrar nuevas herramientas que les permitan un mayor alivio a los  pacientes que sufren  dolores crónicos.

 

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El dolor es una sensación que se da en la esfera de la conciencia, es una alarma ante una agresión del medio ambiente, indicó Miguel Condés-Lara, investigador del INB de la UNAM.

 

 

Foto 02.

 

El investigador universitario, Miguel Condés-Lara, explicó que ante el dolor, se activan mecanismos endógenos que lo modulan; entonces el hipotálamo produce la oxitocina, una hormona de efecto analgésico.