12:30  hrs. 13 de Diciembre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-784

Ciudad Universitaria

 

 

Adolfo Ibarra Vàzquez

Pie de fotos al final del boletín

 

PLANTAS CARNÍVORAS MEXICANAS, CLONADAS EN EL EXTRANJERO

 

 

Las plantas carnívoras mexicanas son extraídas de manera ilegal por recolectores extranjeros y llevadas  principalmente a Europa para ser clonadas y registradas como una especie propia, alertó el académico Adolfo Ibarra Vázquez del Instituto de Biología de la UNAM, tras señalar que en México existe alrededor de 80 variedades de este tipo de plantan pero es donde menos se conocen.

 

Precisó que en nuestro país se cuenta con la mayor cantidad de especies de pinguicula, pero alrededor de 50 géneros han sido saqueados, y en la actualidad, se producen en otros países, organismos que se encuentran en seria  amenaza ya que  poco a poco se agotan sus poblaciones; por ello, insistió en la necesidad de que  se prohiba  su acopio y exportación ilegal.

 

San Luis Potosí, Querétaro y Oaxaca son los  estados de la República que tienen mayor población de especies carnívoras o insectívoras con las variedades más abundantes como  la pinguicula, la utricaria, y la drosera.

 

A nivel mundial existen aproximadamente, 600 especies y reciben este término genérico porque tienen la peculiaridad de alimentarse de mosquitos, grillos, arañas, incluso ranas, pájaros, y pequeños mamíferos, como ratones, dijo.

 

El especialista explicó que dado que este tipo de plantas habitan en suelos prácticamente carentes de minerales y con un ph ácido, consumen proteína animal para absorber nitrógeno, y con ello, compensan esos nutrientes, lo que les da la oportunidad de subsistir.

 

Por medio de trampas engañan a sus presas; tienen modificaciones en sus hojas que varían con la especie y su estrategia de captura es diferente. Así, la Dionaea muscipula, mejor conocida como Venus Atrapamoscas, es la más popular por su forma peculiar de atrapar alimento.

 

La parte externa de la hoja crece y se transforma en un cepo (trampa) que se divide en dos lóbulos, en los extremos desarrolla espinas largas y agudas y en el interior contiene células que segregan enzimas digestivas (una especie de ácido) y otras que producen un  néctar, y en el centro del limbo foliar cuenta con pelos dispersadores que activan al cepo, indicó.

 

La planta atrae a su presa con el jugo azucarado como una especie de trampa  y al hacer contacto con los dispersadores se activa el limbo foliar, que cierra el cepo, atrapando así su alimento y  una vez digerido, es desechado el llamado exoesqueleto.

 

Ibarra Vázquez, explicó que las plantas carnívoras, son organismos completos que se alimenta  con sólo un cepo, permitiendo que  los nutrientes se distribuyen en su totalidad, y no mueran los otros; además, cuando se seca una hoja, no significa que se esté marchitando, sino que es un proceso para dar paso al crecimiento de nuevas hojas.

 

Las variedades mexicanas

 

En México, existe la mayor variedad de pinguicula, especies pequeñas en forma de roseta, cubiertas por pelitos minúsculos que al contacto con un bicho segregan una sustancia pegajosa que lo atrapa; a su vez, otra glándula expulsa un líquido compuesto por ácidos y enzimas digestivas, que absorben las partes más blandas de la presa, hasta dejar sólo el exoesqueleto, indicó Ibarra Vázquez.

 

Por su parte, las droseras insectívoras tienen el haz del limbo foliar cubierto por pequeñas cerdas de color verde o rojo, cuya glándula secreta un fluido transparente y adherente. Cuando un insecto toca esta zona, es sujetado por los dispersadores, que lo llevan a la superficie foliar, hasta comprimirlo y digerirlo, explicó.

 

Mientras que las utricarias ostentan flores rojas, violetas, amarillas, blancas, entre otras; cuentan con pequeñas vesículas, vacías en su interior, pero cuando un insecto toca los pelos, se abre la pequeña trampa cubierta de líquido, y ahoga a su presa.

 

Las nepentes, por su parte, tienen modificaciones en sus hojas que se transforman en una especie de vasija, que suele estar llena de agua; los bichos son atraídos por los aromas o colores, y al posarse en el borde liso, resbalan y quedan atrapados en el fondo hasta ahogarse; entonces, la planta secreta enzimas digestivas, hasta degradarlos lentamente, detalló.

 

Las carnívoras, acotó, además de equilibrar la población de insectos y otros organismos, ayudan a fijar el suelo, pues tienden a crecer en áreas pantanosas, o en lugares con manganeso. Por su alimentación, poco a poco degradan sustratos, y compensan la superficie, lo que permitirá que posteriormente se desarrollen otros especímenes.

 

Pueden vivir alrededor de 20 años si cuentan con las condiciones adecuadas para su crecimiento, y cuando mueren, regresan nitrógeno al medio ambiente.

 

Por ser plantas verdes, también obtienen nutrientes a través de la fotosíntesis y, por tanto, generan oxígeno; podrían vivir únicamente por este proceso, pero al compensar su sustento con insectos o pequeños mamíferos, aumentan su tamaño al doble, dijo.

 

En invierno algunas especies hibernan y, por ello, a veces se cree que han muerto, pero en el verano vuelven a brotar.

 

Finalmente, el investigador comentó que algunas personas utilizan las hojas de la especie drosera como infusión para contrarrestar la tos. El Laboratorio de Tejidos Vegetales del IB, encabezado por Víctor Manuel Chávez Ávila, cultiva estas especies in vitro, que son ofrecidas en la tienda del Jardín Botánico.

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Foto 01

 

Las plantas carnívoras se alimentan de mosquitos, grillos, arañas, incluso de ranas, pájaros, y pequeños mamíferos, como ratones, señaló Adolfo Ibarra Vázquez, del IB de la UNAM.

 

 

Foto 02.

 

Cuando un insecto toca los pelos dispersadores de las droseras, queda adherido, y éstos lo llevan a la superficie foliar, hasta comprimirlo y digerirlo. Aquí, una drosera spatulata.