20:15  hrs. 14 de Noviembre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-717

Ciudad Universitaria

 

 

 

Pie de fotos al final del boletín

 

HABRÍA UNA PROFUNDA ORFANDAD INTELECTUAL Y ANALÍTICA SIN CARLOS FUENTES: JOSÉ NARRO

 

·        La importancia de su obra en la cultura nacional y en la literatura universal es extraordinaria, consideró el rector de la Universidad Nacional

·        Fuentes recordó que en 1951 tuvo un encuentro renovado con esta metrópoli, llegó a la Ciudad y le dijo: “aquí te tocó, qué le vas a hacer, en la región más transparente del aire”

·        Para el escritor, México ha sido su pasión y su obsesión, opinó el ex rector Juan Ramón de la Fuente

·        La UNAM y la Fundación para las Letras Mexicanas organizaron el Congreso Internacional La región más transparente: 50 años después, para homenajear al novelista en sus 80 años de vida

 

Las letras, las artes, el cine, el teatro, el ensayo, el relato, o el propio análisis sociopolítico no serían los mismos sin las aportaciones de Carlos Fuentes; “habría una profunda orfandad, estética e intelectual, analítica y descriptiva, emotiva y reflexiva”, aseguró el rector de la UNAM, José Narro Robles.

 

Por ello, la importancia de la obra de Carlos Fuentes en la cultura nacional y en la literatura universal es extraordinaria, reconoció al clausurar el Congreso Internacional La región más transparente: 50 años después, organizado por la UNAM y la Fundación para las Letras Mexicanas.

 

Con su creación literaria, añadió, se aprende y se disfruta, se sueña y se emociona, se aprecia el pasado, se entiende el hoy, y se vislumbra el porvenir. En Fuentes, se conjugan el intelectual y el artista, el hombre culto y el científico de la condición humana, de la individual y la colectiva.

 

Acompañado por el escritor y su esposa Silvia Lemus, el ex rector Juan Ramón de la Fuente, y amplios sectores de la comunidad universitaria, Narro Robles dijo que con Fuentes se ha aprendido a entender mejor los problemas de la sociedad, y a encontrar alivio para los problemas más humanos de cada uno de los que han transitado por su literatura.

 

“Sus personajes y parlamentos, sus argumentos y sus propuestas son esenciales para comprendernos mejor. Las musas de Carlos Fuentes han hecho realidad el prodigio de la magia”, aseveró en la Sala Miguel Covarrubias, del Centro Cultural Universitario.

 

El rector sostuvo que ahora que los principios parecen extraviarse, que la política no sólo no resuelve, sino se complica, y que los rezagos ancestrales abruman, se debe reconocer a quienes, por méritos propios, destacan en el concierto universal, para tomar fuerza de su ejemplo, como el escritor y su obra.

 

Lo felicitó por el éxito alcanzado, el reconocimiento obtenido, y los tiempos que ha vivido; pero en especial “por la oportunidad de permitirnos disfrutar lo esencial, lo humano, y recordarnos todo el tiempo que el hombre y la mujer requieren de elementos materiales, de ánimos espirituales, cosas y bienes; pero también de letras, razones y motivos”.

 

Al hacer uso de la palabra, el escritor Carlos Fuentes recordó que en 1951, tuvo un encuentro renovado con esta metrópoli, “mi fervorosa y traicionera amante, dueña de todos los placeres y todas las amarguras. Llegue a la Ciudad y me dijo: aquí te tocó, qué le vas a hacer, en la región más transparente del aire”.

 

En su ponencia La novela de la ciudad y la ciudad en la novela, dijo que la UNAM es un “segundo hogar para todos los hombres y mujeres que han tenido el privilegio de estudiar aquí”.

Al referirse a las “fuentes de Fuentes”, es decir, a su formación personal y literaria, subrayó que la constante a lo largo de los años ha sido la necesidad de adaptación, esencial para un hijo de diplomáticos, y la de ver al mundo para entenderlo y ser entendido.

 

En un discurso lleno de anécdotas divertidas, rememoró que aprendió la literatura sentado en las rodillas de Alfonso Reyes. “Mi padre era secretario de la embajada de México, en Río de Janeiro, cuando don Alfonso encabezaba la misión”. Después en la primaria, en la capital norteamericana, a los cinco años, y sin hablar inglés, tuvo una profesora que tomaba en serio dar al alumno un panorama amplio de la cultura. “Nos condujo por los caminos de la literatura y de la historia, de la aritmética y de la ciencia básica, de la expresión artística y de la disciplina moral”.

 

Fuentes recordó que su padre encauzó sus primeras lecturas, la de todos los niños: Andersen y los hermanos Grimm, Salgari y sus novelas de piratas, como El corsario Negro o Sandokan; Edmundo de Amicis y su Corazón, diario de un niño, además de Dumas, Twain o Verne.

 

Ya en Santiago de Chile, en escuelas inglesas, un profesor de español, exiliado de la República española, lo acercó a la lectura de Cervantes y, sobre todo, de Quevedo, “lección básica para mi propia escritura”. Ahí, fue un alumno más interesado en leer libros, que en obedecer reglas de conductas severas, o los deportes.

 

Animado por otro maestro, en aquella nación sudamericana publicó su primer texto Estampas mexicanas, que apareció en la revista del Instituto Nacional de Chile. Con su compañero Roberto Torretti Edwards, a quien está unido por una fraternidad juvenil, decidió escribir una novela, cuyo manuscrito desapareció.

 

Luego de una estancia en Buenos Aires, regresó a la Ciudad de México a los 16 años, donde la pasión por la historia de esta nación, no frenaba su voracidad por entender todo acerca del país que heredaba.

 

No puede haber novelista sin abuela, dijo Fuentes. Con la paterna aprendió a leer periódicos y a recorrer ruinas, como Teotihuacan, Tenayuca o Tula, que prepararon su imaginación literaria. Con la otra, la materna, narradora nata, iba al cine.

 

Aprendió muy joven que no había temas nuevos, sino nuevas maneras de tratar los temas de siempre: la familia y la sociedad, el hogar, los padres e hijos, la permanencia, la resistencia, el abandono y la fidelidad, el amor y sus infinitas variedades, la renovación del mundo gracias a la muerte, y la sucesión de las generaciones.

 

Luego de escribir sus primeros cuentos, que sometió al concurso del Colegio Francés Morelos, y ganó, determinó su propio destino, en la ciudad más transparente, región de su juventud, mágica, que exige a cambio de sus placeres, la entrega de la vida.

 

Fuentes y México

México ha sido la pasión de Carlos Fuentes, precisamente por eso, también ha sido su obsesión, consideró el ex rector de la UNAM y presidente de la Asociación Internacional de Universidades, Juan Ramón de la Fuente.

 

Fuentes es México desde Los días enmascarados, hasta La voluntad y la fortuna”, dijo. Pero también es internacional. “A través de él, de sus cuentos, novelas y ensayos, sus lectores hemos sido, somos también más universales”, señaló al dictar la conferencia magistral México en Fuentes, Fuentes en México.

 

No obstante, recalcó, lo más impresionante de Carlos Fuentes es su libertad, el rigor con que la ejerce, y la autenticidad con que la vive; ha ejercido su oficio con autonomía, “nos ha sorprendido una y otra vez con esa forma tan singular con la que intenta explicarse, y explicarnos, a través del lenguaje, mucho de lo que somos, de lo que quisiéramos ser, y de lo que no queremos ser”.

 

No en vano, apuntó, Octavio Paz lo consideró un combatiente en las fronteras del lenguaje, y un explorador de sus límites; es decir, su exaltación corporal de la palabra va más allá de los límites habituales de la creación y la crítica, aseguró.

 

Ante todo, el autor de La muerte de Artemio Cruz es un humanista, vocación que se enriquece en sus experiencias formativas, se amplía en su entorno familiar, y se consolida en sus vivencias universitarias; sus relatos están salpicados de anécdotas, y evocaciones cargadas de afecto y gratitud hacia sus maestros y condiscípulos, acotó.

 

“Ha construido para nosotros un México real e imaginario, en el que todos podemos ser sus personajes, porque todos tenemos un poco de ellos; hombres comunes, héroes y villanos”. A fin de cuentas, “todos sus lectores somos un poco de Carlos Fuentes”, concluyó.

 

En los cinco días que duró el Congreso, participaron más de 100 especialistas de México, Alemania, Argentina, Ecuador, Estados Unidos, España, Francia, Inglaterra e Italia. En 22 mesas, además de actos paralelos realizados en la Facultad de Filosofía y Letras, los expertos analizaron la obra de Carlos Fuentes, y compartieron con los asistentes sus conocimientos y sensibilidades.

 

-o0o-

 

FOTO 01.

 

Por la importancia de la obra de Carlos Fuentes en la cultura nacional y en la literatura universal, la UNAM organizó el Congreso Internacional La región más transparente: 50 años después.