13:00  hrs. 6 de Noviembre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-701

Ciudad Universitaria

 

 

PARTICIPA LA UNAM EN EXPERIMENTO QUE REPRODUCE EL AMBIENTE EN QUE APARECIÓ LA VIDA

 

·        Antonio Lazcano, de la Facultad de Ciencias, analizó una “sopa primordial”, creada en laboratorio, para simular la aparición de la vida

·        La revista científica Science publicó en su nueva edición este experimento, que se intentó, por vez primera, hace 55 años

 

Con un proyecto de investigación para identificar las condiciones que existían en el planeta Tierra cuando apareció la vida, se lograron identificar diferentes aminoácidos, indispensables para la existencia, que pudieron formarse en la superficie de la Tierra, en un ambiente donde predominaban el vapor y los volcanes.

 

Antonio Lazcano, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias de la UNAM, coordinó el proyecto, cuyos resultados se publicaron este jueves, en la revista científica más prestigiada del mundo: Science.

 

El equipo de esta casa de estudios, encabezado por Lazcano, laboró con la Universidad de Indiana, con la NASA, y con los institutos Scripps de Oceanografía, San Diego, y el Carnegie de Washington, Estados Unidos.

 

Hace 55 años, se intentó, por primera vez, reconstruir el ambiente que existía en el planeta cuando aparecieron las primeras formas de vida. El experimento consistió en elaborar lo que fue llamado “una sopa primordial”, que era una sustancia en la que se unían agua, metano, amonio e hidrógeno.

 

La mezcla fue expuesta a una serie de chispas eléctricas, simulando la electricidad de la atmósfera.

 

El estudio, conocido como el Experimento Miller y Urey –en honor a sus dos creadores, Stanley Miller y Harold Urey, de la Universidad de Chicago–, data de 1953. Con él, se permitió la formación de aminoácidos y azúcares; así se demostró, por primera vez, que se pueden formar espontáneamente moléculas orgánicas a partir de sustancias inorgánicas.

 

“Era muy amigo de Stanley Miller, por eso me regaló una copia del experimento original; fue como tener un pedazo de la manzana de Newton. Un día se lo comenté a Jeff Bada, quien trabajó con Stanley, y decidimos analizarlo. Le comenté que había cajas con muestras, y nos trasladamos a La Jolla, California, para recuperarlas”, detalló Lazcano.

 

El nuevo proyecto identificó que en los años 50, Miller y Urey tenían dos aparatos con los cuales intentaban simular la vida. Uno de ellos fue el que arrojó los resultados que les dieron fama, pero el otro, menos conocido, copiaba las condiciones del vapor que producen los volcanes; ahora fue usado por los científicos mexicanos y estadounidenses, generando una cantidad mayor de aminoácidos.

 

“Stanley Miller reportó, en su primer experimento, cinco aminoácidos; nosotros encontramos –en esas mismas muestras— 11. En el experimento con el instrumento volcánico, Miller reportó ocho, y nosotros 22”, añadió el científico mexicano.

 

Los compuestos sintetizados en estos ambientes pudieron acumularse y, después, formar estructuras más complejas que facilitaron la aparición de la vida.

 

“Con esto se comprueba que es fácil sintetizar moléculas orgánicas, y que muy probablemente existieron en la Tierra primitiva; la interacción y evolución de ellas, seguramente fue lo que llevó al origen de la vida”, subrayó.

 

 

Antonio Lazcano, quien es profesor de Origen y Evolución de la Vida, en la Facultad de Ciencias de la UNAM, subrayó que en el estudio la intervención de los mexicanos estuvo a la altura de los colegas en Estados Unidos.

 

“La participación de la UNAM fue de igual a igual, y nada hubiera sido posible sin la formación que brinda esta casa de estudios, y sin el ambiente académico que permite la investigación en estas áreas”, concluyó.

 

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