06:00  hrs. 20 de Octubre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-663

Ciudad Universitaria


David Alberto Salas de León

Pie de fotos al final del boletín

 

DAN MANTENIMIENTO A BOYA  OCEANOGRÁFICA DE LA UNAM

 

·        El fin es ayudar a una mejor conservación de su estructura y dispositivos, informó el investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, David Alberto Salas de León

·        La baliza flotante detecta tsunamis y monitorea las condiciones marinas de la región, dijo

 

La boya oceanográfica, anclada en 2005 por la UNAM en la Isla Socorro, del Archipiélago Revillagigedo, fue retirada de las aguas para darle mantenimiento integral, informó el investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML), David Alberto Salas de León.

 

La baliza flotante, ubicada en las costas del Pacífico, tiene el propósito de detectar tsunamis y monitorear las condiciones oceanográficas de la región y ahora, será sujeta del mantenimiento y conservación de su estructura y dispositivos.

 

Para ello, se revisarán y reforzarán el armazón, se recalibrarán los sensores y se reemplazarán las piezas que ya concluyeron su vida útil o están desgastadas, añadió.

 

Asimismo, se sustituirá la forma de sistematización y transmisión de la información, pues ésta se hace en tiempo real y de manera bidireccional, es decir, de la boya a Ciudad Universitaria, y viceversa.

 

Esta peculiaridad, enfatizó, la hace una de las pocas del mundo en su tipo, pues permite hacer recalibración y reprogramación en dos sentidos.

 

Aunque se extrajo para reestructurarla, los sensores básicos siguieron operando, y apenas hace un mes se llevaron a tierra; así, se calcula que en mes y medio habrá concluido el trabajo, subrayó.

 

La boya universitaria, un sensor oceánico

La boya universitaria mide variables oceanográficas como la temperatura del océano, la dirección y magnitud de las corrientes, la cantidad de clorofila que hay en el agua, la salinidad, el oxígeno, el nivel del mar, y el oleaje, así como parámetros meteorológicos como la dirección y magnitud del viento, la presión atmosférica, la temperatura del aire, la radiación y la humedad relativa.

 

La tarea la hace a través de sensores, colocados en la parte baja y en la superficie; además, se cuenta con una estación costera, considerada un dispositivo de nivel, que “permite tener doble información de lo que sucede en el mar”, precisó el especialista en oceanografía física.

 

Uno de sus objetivos es el monitoreo de las condiciones del océano Pacífico, pues la Isla Socorro es uno de los lugares en los que llega, de primera mano, el efecto de los eventos del niño y la niña, y de la oscilación del Pacífico, que modifican las condiciones de las pesquerías en la zona, y repercuten en las lluvias en el territorio nacional.

 

Además, alerta de tsunamis; si se da un movimiento en Asia que produzca un fenómeno de este tipo, se puede detectar y enviar la información a instituciones y dependencias encargadas de la prevención y protección civil.

 

Así, en el tiempo que ha estado en operación, ha registrado varios sucesos, pero 2005 fue especial, pues se observó un aumento en el nivel del mar de 1.7 milímetros, cuando esos cambios normalmente se dan en cientos y miles de años, destacó el representante de México ante el Comité Internacional para el Estudio de la Física de los Océanos, de la Unión Geodésica y Geofísica Internacional.

 

La temperatura superficial del mar también se incrementó 0.6 grados, cifra similar a la obtenida en los últimos 50 años; de igual manera, se registró un descenso en la producción de fitoplancton, que representa menor cantidad de alimento para los peces pequeños y, a su vez, altera la cadena alimenticia de esa región.

 

Fue entonces que se presentaron oleajes de ocho y hasta 11 metros, con huracanes de categoría tres, situación inédita, abundó el integrante de la Unión Geofísica Mexicana.

 

Los datos son trascendentales, pues constituyen un indicativo de los cambios marinos, pero además la información se proporciona a otras dependencias que los soliciten, mediante un acuerdo o convenio previo, recalcó.

 

Finalmente, consideró que con este mantenimiento, la boya tendrá un periodo de cuatro a cinco años de vida útil, aunque al menos dos veces al año se revisarán y calibrarán los dispositivos, para mantener en condiciones favorables el número de variables medidas, concluyó.

 

En esta labor participan, además, los estudiantes del doctorado en Ciencias del Mar y Limnología, Gilberto Expósito Díaz y Miguel Ángel Díaz Flores, así como el técnico en electrónica y comunicaciones, Robert Spur.

 

-oOo-

 

 

Foto 01

La información que capta la boya de la UNAM en el océano Pacífico es trascendental, pues se envía a instituciones encargadas de la prevención y protección civil, dijo David Salas de León, del ICMyL.

 

Foto 02.

La boya universitaria es capaz de medir variables como la temperatura del océano; la dirección y magnitud de la corriente; la cantidad de clorofila, sal y oxígeno, y el nivel del mar, entre otras.