12:30  hrs. 19 de Octubre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-662

Ciudad Universitaria


Miguel Condés-Lara

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CIENTÍFICOS DE LA UNAM, PROYECTAN DETENER EL DESARROLLO DE LA EPILEPSIA

 

·        Es una anomalía en la actividad eléctrica cerebral, que va desde pequeñas alteraciones en el comportamiento, hasta crisis convulsivas, explicó Miguel Condés-Lara, del INb

·         El transporte axonal, podría ser uno de los mecanismos responsables de la propagación de la afección, añadió

 

El llamado transporte axonal en el cerebro, podría ser uno de los mecanismos responsables de la propagación de la epilepsia, y, por ello, investigadores del Instituto de Neurobiología (INb) de la UNAM, con sede en Juriquilla, Querétaro, buscan estrategias para reducirlo.

 

El transporte referido se incrementa y acelera el desarrollo de los episodios epilépticos, "eso es lo que se pretende bloquear parcialmente, pues inhibirlo de manera total impediría la función nerviosa", señaló Miguel Condés-Lara, coordinador del equipo.

 

El padecimiento, explicó, es una anomalía en la actividad eléctrica cerebral, que puede ir desde pequeñas alteraciones en el comportamiento, como ausencia o pérdida momentánea de la conciencia, hasta crisis convulsivas.

 

En la mayoría de los casos no se puede precisar en qué región cerebral se produce. Es tan complejo que, incluso, se debe hablar de las epilepsias con base en sus manifestaciones y origen: estímulos luminosos, auditivos o emocionales intensos.

 

La incidencia del padecimiento en el orbe es del tres por ciento, y en México las estadísticas, realizadas por el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, arrojan resultados semejantes, dijo.

 

En el Laboratorio de Dolor y Epilepsia, dirigido por el doctor Condés-Lara, se trabaja para conocer los mecanismos cerebrales que permiten la propagación de la actividad epiléptica.

 

Para ello, se estimulan áreas como la amígdala del lóbulo temporal, en animales experimentales; “la idea es estudiar al organismo en su integridad, así se posibilita analizar el comportamiento y se obtiene información sobre la estructura y función del sistema nervioso”, añadió.

 

La incitación, que dura un segundo, se repite diariamente. A los primeros estímulos no hay respuesta conductual clara, pero después de cinco días de estimulación (un segundo al día), el animal empieza a gesticular; al décimo sacude las patas y, finalmente, al décimo quinto puede tener una crisis convulsiva generalizada, como la que ocurre en los humanos. La valoración del transporte axonal, en las condiciones de la epilepsia está alterado. “Con ello, se ha descubierto la importancia del transporte axonal en la afección”, explicó.

 

Las células nerviosas tienen un cuerpo o soma y dos tipos de prolongaciones. Una, por la que reciben información: las arborizaciones dendríticas, y otra por la que la transmiten: los axones. En el soma se generan sustancias indispensables para la comunicación entre neurona y neurona (sinapsis); éstas se transportan por el axón hasta la terminal sináptica, abundó el universitario.

 

En condiciones normales, ese proceso interviene cuando se avisa al cuerpo celular que se detenga, o que requiere mayor suministro de cierto precursor para la neurotransmisión. Pero cuando hay epilepsia, el transporte axonal incrementa su velocidad en dos tercios.

 

Para regular la actividad se tendría que actuar sobre los microtúbulos –acarreadores, sustancias que llevan los precursores para la transmisión neuroquímica–, mediante los supresores; así, el transporte se daría en los límites de la normalidad, destacó el neurocientífico.

 

Los avances de la investigación, en la que colaboran el INb y el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, se han dado a conocer en revistas internacionales como Neuroscience Letters y Brain Research.                                  

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Foto 01

Los avances de la investigación universitaria, entre ellos la gráfica de identificación de neuronas de proyección con microscopia confocal, se han publicado en revistas como Brain Research.

 

Foto 02.

En el Laboratorio de Dolor y Epilepsia de la UNAM, se trabaja para conocer los mecanismos cerebrales que se alteran y permiten la propagación de la epilepsia, dijo su director, Miguel Condés-Lara.