11:30  hrs. 17 de Octubre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-658

Ciudad Universitaria

 

 

 

Pie de foto al final del boletín

 

PREOCUPANTE, LA ENSEÑANZA DEL ESPAÑOL EN EL SISTEMA EDUCATIVO

 

 

Si sus hijos le dicen no manches, o que la situación está cañona, no se alarme, es sólo una moda lingüística de los jóvenes; lo preocupante es la enseñanza del español en el sistema educativo mexicano, consideró la académica del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL) de la UNAM, Gloria Estela Báez Pinal.

 

El problema no radica en cómo se habla, sino en factores como la lealtad y amor a la lengua materna; a varios padres de familia de los estratos medio y alto de la sociedad, les interesa más que sus descendientes aprendan inglés, incluso antes que el español, lo que implica un sometimiento de los valores culturales.

 

“Se puede argumentar que la globalización exige abrirse al mundo, pero no se debe perder la identidad nacional, y parte de ella se conforma, justamente, por la lengua”, alertó.

Hoy se considera que los adolescentes poseen un léxico pobre, pues el número de palabras que utilizan para expresarse es restringido, pero satisface sus necesidades de interacción; el problema radica en el manejo deficiente de las habilidades comunicativas del español, desde la educación básica, agregó.

 

En 1987, cuando en el IIF arrancó el proyecto La enseñanza del español como lengua materna, las preocupaciones centrales de los especialistas eran la ortografía, la madurez sintáctica y la riqueza léxica de los escolares de primaria.

 

En 2005, allí mismo se echó a andar el proyecto La enseñanza del español en México, donde se anexaron las inquietudes de ¿saben leer los alumnos de primaria, secundaria y bachillerato?, ¿entienden lo que escuchan?

 

El proyecto MADEMS, apoya a los docentes

Ante el panorama, la UNAM creó el proyecto MADEMS (Maestría en Docencia para la Enseñanza Media Superior), que cuenta con un área de español, enfocada a formar profesores en este idioma, y la de lengua y literatura hispánicas, para establecer un alto perfil entre los maestros de esas asignaturas.

 

Con ello, la Universidad Nacional pretende proporcionar a la sociedad, en especial a los educadores de nivel primaria, secundaria y bachillerato, herramientas para formar lectores y escritores integrales. Asimismo, trabaja para que sus propios estudiantes ejerzan con eficacia la comunicación oral y escrita, y sean lectores competentes, abundó la investigadora.

 

“Es frecuente toparse con alumnos de lengua y literatura hispánicas que no quieren ser catedráticos, pues no encuentran mérito; se ha menospreciado la docencia del español a tal grado que se piensa que cualquier hablante está capacitado para enseñarlo”, acotó.

 

En las escuelas Nacional Preparatoria, y colegios de Ciencias y Humanidades, de la UNAM, los profesores de esas asignaturas deben estar titulados y actualizados, aunque los de otras escuelas no necesariamente están preparados.

 

“Con los alumnos se trabaja la oralidad, pues se ha encontrado que no tienen el hábito de la lectura en voz alta, y que dedican poco tiempo a la conversación. Cuando se trasladan, llevan puestos audífonos, pero sólo oyen música. Mientras menos diálogos o monólogos, mejor para ellos, pues al parecer, las palabras no les sirven”, puntualizó.

 

En tanto, el chat es la versión escrita de la oralidad, que les permite obtener, con el mínimo de elementos, el máximo rendimiento comunicativo, y se convierte en problema cuando es la única opción. Por ello, es fundamental atender la enseñanza de la lengua, pues así, el ser humano puede manifestar sus deseos, se apropia de la realidad, se crea y se recrea.

 

Cuando alguien no logra el dominio de la lengua materna, el mundo se reduce y, con él, la cultura y “lo importante es formar ciudadanos que puedan entender la intención de los mensajes, que no sean susceptibles de manipulaciones, que hagan de su lengua la principal arma para conocer, crear y pensar”, concluyó.

 

-o0o-

FOTO 01

Los jóvenes no tienen el hábito de la lectura en voz alta, y dedican poco tiempo a la conversación; al parecer, las palabras no les sirven, dijo Gloria Estela Báez, del IIFL de la UNAM.