12:00  hrs. 13 de Octubre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-647

Ciudad Universitaria

 

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SE TRIPLICÓ EL CÁNCER DE PIEL, EN LOS ÚLTIMOS 40 AÑOS

 

 

El melanoma maligno, uno de los tipos de cáncer de piel, avanza de manera seria, pues su frecuencia se ha triplicado en los últimos 40 años; por ello, es fundamental el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno, afirmó en la UNAM, el jefe del Departamento de Dictaminación en Medicina del Trabajo del ISSSTE, Francisco Javier Quintana Ramírez.

 

El dermatólogo explicó que ese padecimiento se genera de las células productoras de melanina, que no sólo se encuentran en la piel (90 por ciento de los casos), sino en los ojos (nueve por ciento) y las mucosas (uno por ciento).

 

Se provoca por una neoformación pigmentada, que progresa rápidamente y que puede producir metástasis, abundó en el Seminario Permanente de Salud en el Trabajo, realizado en el auditorio Fernando Ocaranza, de la Facultad de Medicina.

 

En cuanto a la localización anatómica, en las mujeres es común en extremidades inferiores; mientras que en los hombres. se presenta en el tronco y en las extremidades superiores, abundó.

 

Los riesgos de padecer este cáncer pueden ser de carácter endógeno, es decir, la predisposición genética, y exógeno, referente a condiciones ambientales que aumentan, entre cinco y 10 por ciento, la posibilidad en personas con antecedentes familiares.

 

“La aparición está regulada por factores genéticos, correlacionados con marcadores fenotípicos y promovidos, sobre todo, por la exposición solar; no obstante, un estado inmunológico adecuado previene el incremento de los melanomas”, sostuvo el experto.

 

La exposición comienza desde recién nacidos y menores en etapa escolar; por ello, en esta fase de la vida se debe iniciar la prevención. El bronceado es una defensa de la piel, pues el color oscuro impide la penetración de la radiación, pero una estimulación excesiva provoca daño en el ADN de las células y en el proceso de reparación, destacó.

 

El efecto de la carcinogénesis por radiación ultravioleta (UV), influye en tres niveles: daño celular directo, que produce hiperpigmentación; fallos en la reparación del ADN, y depresión inmunológica.

 

Para evitarlos se deben identificar los tipos de piel (las blancas son más sensibles), pues podrían presentar desde pigmentaciones y lesiones, hasta quemaduras intensas. Los filtros solares, sostuvo, son una buena protección.

 

Se reconoce, además del melanoma, otros dos tipos de cáncer: el epidermoide y el basocelular. El primero es una neoplasia maligna, originada de las células epidérmicas o de sus anexos, como un folículo polisebáceo o una glándula sudorípara. Se caracteriza por lesiones de aspecto verrugosas o ulceradas, que predominan sobre todo en la cabeza o en las extremidades; son de crecimiento rápido, y pueden provocar metástasis en ganglios.

 

En tanto, el carcinoma basocelular es un tumor epitelial, considerado de malignidad local; se forma de células basales, y aunque sus lesiones pueden ser polimorfas, están delimitadas y se les reconoce por el borde acordonado o perlado, muchas veces pigmentado, de crecimiento lento; casi nunca produce metástasis.

 

Con relación al cáncer ocupacional, Quintana Ramírez expuso que hay padecimientos derivados de cancerígenos industriales de origen físico, químico, orgánico o inorgánico, así como de radicaciones ionizantes o no ionizantes. Son consecuencia de una irritación local crónica, debido a traumatismos mínimos, pero repetitivos.

 

Hasta ahora, finalizó, se han encontrado 368 agentes químicos con efectos cancerígenos potenciales, y 26 procesos industriales asociados con el mal; uno de ellos es el uso indiscriminado de fertilizantes, que provocan una contaminación no sólo por contacto directo, sino por vía respiratoria y digestiva.

 

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Algunos carcinomas derivan de la exposición a cancerígenos industriales de origen físico o químico, dijo en la UNAM Francisco Javier Quintana, de Medicina del Trabajo del ISSSTE.