12:30  hrs. 12 de Octubre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-644

Ciudad Universitaria


María Teresa Tusié

Pie de fotos al final del boletín

 

EN MÉXICO, UNO DE CADA CINCO DIABÉTICOS ES DIAGNOSTICADO ANTES DE LOS 40 AÑOS

 

·       En otras naciones, este mal es característico de personas mayores de 60, dijo la integrante del IIBm de la UNAM, María Teresa Tusié

·       En el 2000, la cifra de enfermos en el orbe era de 171 millones, aunque para el 2030 podría incrementarse a más del doble, aseguró

·       Aunque la detección temprana ayuda a retrasar o controlar la DT2, 35 por ciento de los afectados ignora que la padece

 

En México, el 20 por ciento de quienes padecen diabetes tipo 2 (DT2), son diagnosticados antes de los 40 años; además, tienen mayor riesgo de presentar complicaciones, con lo que implica, como disminución o exclusión de la fuerza laboral. En contraste, en otras naciones la enfermedad es típica de personas mayores de 60 años.

 

Así lo dijo La integrante de la Unidad de Biología Molecular y Medicina Genómica del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM y del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, María Teresa Tusié Luna, quien señaló que otra característica del padecimiento es el considerable número de pacientes con insuficiencia renal.

 

En el seminario Determinantes genéticos de riesgo para el desarrollo de la Diabetes Tipo 2 y otros rasgos metabólicos en la población mexicana, organizado por la Facultad de Química, señaló que es un trastorno común en todas las poblaciones humanas.

En el año 2000, había cerca de 171 millones de diabéticos en el mundo, y se calcula que para el 2030 la cifra será más del doble, alrededor de 366 millones.

 

Además, gran proporción de los enfermos no sólo presenta diabetes, sino obesidad, hipertensión arterial y alteraciones en los niveles plasmáticos de lípidos, elevación de triglicéridos y colesterol. Ello incrementa el costo económico y la carga administrativa y asistencial en los sistemas de salud y deteriora la calidad de vida de los pacientes, precisó la universitaria.

 

En Estados Unidos este padecimiento representa del cinco al 10 por ciento del gasto total en salud (1.3 por ciento del PIB), incluyendo diagnóstico, tratamiento y seguimiento, no sólo por la condición de hiperglucemia (niveles elevados de glucosa en sangre, característica predominante de la diabetes), sino por el control de las complicaciones asociadas. “Por ello, es importante identificar los factores etiológicos o de riesgo”, acotó.

 

Originalmente, recordó, la diabetes se concebía como una alteración en el metabolismo de la glucosa; ahora se sabe que involucra distintos órganos y tejidos: la modificación principal es la incorrecta segregación de insulina por parte de la célula beta-pancreática.

 

Entre sus generalidades se encuentra la deficiencia en la síntesis o secreción de esa hormona, la resistencia periférica, los mecanismos de lipotoxicidad secundarios y el aumento en la producción hepática de glucosa.

 

Desde la perspectiva genética, su estudio se puede abordar desde varias perspectivas, pero la forma más sencilla es considerar que existen dos tipos: la monogénica y la poligénica, añadió.

 

En la primera, los defectos heredados se asocian con la alteración de un único gen; así, en las familias con patrones de sucesión paterna o materna, cada generación tiene 50 por ciento de riesgo de padecer el mal.

 

 

En la poligénica, explicó, coexiste la alteración en distintas secuencias del ADN. Ésta es la más común, y responsable del 95 por ciento de los casos, mientras que a la primera le corresponde tan sólo del dos al cinco por ciento.

 

La primera variedad implica desórdenes genéticos que afectan la función de la célula beta pancreática; sus formas más comunes son la diabetes tipo MODY y la neonatal. En la poligénica, se relacionan por lo menos seis distintos genes, y derivan en diabetes tipo 1 ó 2.

 

La tipo 1 es ocasionada por la destrucción autoinmune de las células beta del páncreas; “la deficiencia de insulina es absoluta porque la pérdida de la masa pancreática es súbita”. La tipo 2, refiere alteraciones combinadas en distintos procesos, abundó la especialista.

 

A lo largo de las décadas, relató, se han desarrollado estrategias para identificar de genes relacionados con la DT2; las más importantes son los llamados análisis de genes candidato, ligamiento genético y los análisis de expresión (microarreglos).

 

Después de identificar alguna variante asociada a la enfermedad o sus rasgos (niveles altos de insulina, hipertensión, dislipidemia o aumento en los niveles de triglicéridos), se debe probar su efecto sobre la población y estudiar distintos grupos étnicos.

 

Finalmente, Tusié Luna dijo que aunque un diagnóstico temprano brinda mayores posibilidades de retrasar o controlar las complicaciones crónico-degenerativas de la DT2, en el año 2000 (cuando se registraron 6.5 millones de enfermos en el país), 35 por ciento de los mexicanos con niveles elevados de glucosa en la sangre, ignoraba que padecía esta condición.

 

-o0o-

 

 

 

 

Foto 01.

Los diabéticos frecuentemente padecen obesidad, hipertensión arterial y alteración en los niveles de lípidos, triglicéridos y colesterol, puntualizó María Teresa Tusié, del IIBm de la UNAM.

 

Foto 02

María Teresa Tusié, de la Unidad de Biología Molecular y Medicina Genómica del IIBm, dijo que la DT2 implica una carga administrativa, asistencial y económica a los sistemas de salud.