12:00  hrs. 9 de Octubre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-637

Ciudad Universitaria

 

María del Carmen Perilliat

Pie de foto al final del boletín

 

 

RESGUARDA LA UNAM, 300 MIL FÓSILES DE 400 MILLONES DE AÑOS DE ANTIGÜEDAD

 

·        Es la más importante y antigua colección del país

·        Son moluscos, crustáceos, cefalópodos, amonites, caballos, mamíferos diversos y plantas, que representan a diferentes períodos históricos

·        Por su trascendencia, forman parte de la Natural Science Collection Alliance, que agrupa a más 100 museos de historia natural, dijo la coordinadora, María del Carmen Perilliat

 

La Universidad Nacional, a través del Instituto de Geología (IGL), resguarda la Colección Nacional de Paleontología, la más importante y antigua del país, en la que se conservan y estudian más de 300 mil fósiles de moluscos, crustáceos, cefalópodos, amonites, caballos, bisontes y plantas, entre otros.

 

Ejemplares de invertebrados, vertebrados, microfósiles y vegetales se integran a las sub-colecciones de tipos, de materiales geográfico de referencia, extranjero para su comparación, y reciente, con edades que van desde los 400 millones de años, explicó María del Carmen Perilliat Montoya, coordinadora de la Colección.

 

En la UNAM, dijo el investigador del Centro de Geociencias, en Juriquilla, Querétaro, Óscar Carranza Castañeda, se realiza la mejor investigación nacional en la materia y se hacen grandes aportaciones a la ciencia mundial.

 

Así, se suman a la colección, contribuciones recientes de investigadores universitarios, como el descubrimiento de mamíferos que vinieron de Sudamérica a México, un millón de años antes de lo que se pensaba, lo que cambia la idea de que la conexión terrestre entre el norte y el sur del continente se inició hace tres millones de años.

 

Al respecto, Carranza Castañeda relató que “hace siete millones de años Sudamérica era una isla separada de Norteamérica, y las aguas del Caribe y del Pacífico se juntaban; la gran pregunta era cuándo se formó el puente panameño entre ambos territorios".

 

En Arizona y Texas, Estados Unidos, se encontraron animales como perezosos, en sedimentos de 2.5 millones de años de antigüedad. "En Guanajuato, se han hallado de entre 3.6 y 3.9 millones; resulta lógico, pues si esas especies iban de sur a norte, tuvieron que pasar por territorio nacional”, agregó.

 

Con los hallazgos, se ha podido explicar cuándo se formó esa franja de tierra que permitió el intercambio de fauna entre ambos puntos cardinales.

 

Lo que se extrae de la tierra

Una definición de los fósiles precisa que se trata de vestigios de seres vivos con una antigüedad mayor a los 10 mil años, pero es una definición “convencional y no se debe tomar estrictamente, pues existen mamuts que vivieron hace ocho mil años”, expuso el egresado de la Facultad de Ciencias.

 

Esos restos –que toman su nombre del latín fodere, excavar, a través del sustantivo fossile, aquello que es excavado, son señales de la actividad de organismos pretéritos, conservadas en rocas sedimentarias.

 

El término era empleado por Plinio, en el siglo primero, y su uso fue recuperado en el siglo XVI, aludiendo a su carácter de cuerpo enterrado (como derivado de fossa), e incluía tanto los restos de organismos como los cuerpos minerales integrados en los materiales de la corteza terrestre, relató el investigador del Centro de Geociencias.

En el vocablo se incluyen las manifestaciones de la actividad de organismos como excrementos (coprolitos) y restos de construcciones orgánicas, huellas de pisadas, impresiones de partes del cuerpo (icnofósiles), esqueletos o troncos.

Hasta ahora, especificó, se registran unas 300 mil especies petrificadas, es decir, 20 por ciento del los géneros vivientes conocidos y menos del seis por ciento de los probables. El censo fósil abarca desde hace tres mil 500 millones de años, pero el 99 por ciento de sus representantes se encuentran de 545 millones a la fecha.

El especialista refirió que las formaciones fósiles dependen de factores geológicos como el tipo y tamaño del grano del sedimento donde muere el organismo, y de la estabilidad del terreno, así como de agentes biológicos, pues se preserva mejor cuando tiene partes duras o químicamente estables, que no tan fácilmente se destruyen con la intemperie o la erosión.

 

Los más conocidos son los restos de esqueletos, conchas y caparazones de animales; las impresiones carbonosas de plantas, además los moldes, bioconstrucciones o huellas de la actividad que han dejado en diferentes sustratos sedimentarios u orgánicos, explicó.

 

Existen regiones del planeta ricas en fósiles, como Wyoming y Montana, en la Unión Americana; Argentina y Mongolia, donde se han encontrado restos de fauna del cretácico y se ubica el fin de los dinosaurios.

 

En México, hay un amplio registro de invertebrados, como conchas, pues en varios periodos el territorio estuvo sumergido en el mar; así lo demuestran las piezas encontrados en Baja California, Puebla y Michoacán, dijo Carranza Castañeda.

 

Colección histórica

La Comisión Geológica del gobierno de Porfirio Díaz fundó, en 1895, la Colección Nacional de Paleontología; en 1906, se inauguró el edificio de la calle de Torres Bodet, que albergó al IGL, y que ahora es sede del Museo de Geología de la UNAM; entonces, el acervo se integró a ese Instituto.

Con el transcurrir de los años, hubo interrupciones en la colecta y estudio, por la situación política del país, y no fue sino hasta la década de los años 50, cuando la Colección volvió a tomar su curso, con la mudanza de la casa de estudios a las instalaciones de Ciudad Universitaria.

 

Algunos ejemplares formaron parte de la recopilación, otros tantos quedaron en el recinto histórico para exhibición pública, pero fue hasta 1975, cuando el lote quedó instituido en el edificio del IGL en CU, donde sólo puede ser consultado por académicos y estudiantes adscritos a proyectos de investigación, relató Perilliat Montoya.

 

La colección más importante es la de tipos, que ha sido descrita y estudiada por los especialistas y publicada en revistas nacionales y extranjeras; son cerca de nueve mil ejemplares únicos, que no pueden salir de las instalaciones universitarias.

 

En tanto, dijo, la colección geográfica de referencia se integra de especímenes que representan a tres mil 200 localidades fosilíferas de la República; se subdivide por entidad federativa, pues todas figuran en la Colección Nacional, junto con las edades, que datan desde el Cambriano, hace 545 millones de años.

 

De igual modo, la colección de material extranjero para comparación se conforma de ocho mil especies de otros países o regiones, como EU, Canadá y Europa, y es necesaria, junto con la de material reciente, para cotejar con los fósiles que se investigan.

 

La Colección Nacional de Paleontología se nutre del trabajo de campo de los investigadores. Una vez obtenidas las piezas, se curan, es decir, reciben un número de acceso y de localidad que las distingue; posteriormente, se colocan en gavetas con humedad determinada para su conservación, puntualizó.

 

Su importancia le ha merecido ser integrante de la Natural Science Collection Alliance, en Washington, organismo que agrupa a más de 100 museos y recopilaciones de historia natural reconocidos en el mundo.

 

Actualmente, anunció María del Carmen Perilliat, se construye una base con datos y fotografías de los fósiles; su avance es del 50 por ciento y una vez concluida podrá ser consultada por el público en general.

 

Estudio de caso

En el centro de México, hasta hace unas décadas, no existían estudios paleontológicos de vertebrados; casi todos eran hallazgos fortuitos en excavaciones de lagos u obras de desecación, y así se encontraron fósiles con una antigüedad que no va más allá de los 50 mil ó 100 mil años.

 

Por esa razón, en 1974, Óscar Carranza inició trabajos enfocados a llenar el hueco de información relativa a los mamíferos del Terciario Tardío (hace 23 millones de años y hasta hace 1.8); el sitio elegido fue el estado de Guanajuato, pues desde 1870 ahí se habían descrito algunos ejemplares.

 

Hoy, el área de San Miguel de Allende es la más importante de México en lo referente a ese periodo, por tener una característica estratigráfica única en toda América del norte: existen depósitos de fósiles continuos de cuatro millones de años.

 

"Son aproximadamente 16 mil fósiles. Esa información ha permitido continuar la investigación en otras entidades como Hidalgo, Michoacán, Jalisco, Zacatecas y Nayarit, donde existen piezas de siete a un millón de años de antigüedad", puntualizó el investigador.

 

Allí, destaca la presencia de pequeños caballos, de entre 1.10 y 1.20 metros de altura. “Parte de la evolución de los équidos se llevó a cabo en esta parte de América, en estas latitudes, y su registro permite estudiarlos; al parecer, se extinguieron y fueron reintroducidos mucho tiempo después por los españoles”.

 

Finalmente, reconoció que aún faltan cuencas por explorar, especies por descubrir, riqueza por recuperar, resguardar e investigar; el trabajo de los especialistas de la UNAM continúa para tener un mejor conocimiento del país y su pasado.

 

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Foto 01

 

María del Carmen Perilliat, coordinadora de la Colección Nacional de Paleontología, informó que se construye una base de datos y fotografías de los fósiles para ser consultada por el público en general.

 

 

Foto  02

 

Los fósiles más conocidos son los restos de esqueletos, conchas y caparazones de animales, impresiones carbonosas de plantas y moldes o huellas en sustratos sedimentarios u orgánicos.

 

 

Foto 03.

 

En México, existe un registro amplio de invertebrados, como conchas, pues en varios periodos prehistóricos el territorio estuvo sumergido en el mar.