12:45  hrs. 3 de Octubre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-625

Ciudad Universitaria

 

 

 

Silvia González Marín

 

 

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EL MOVIMIENTO DEL 68, ACABÓ CON LAS ORGANIZACIONES DE JÓVENES

 

·        El movimiento no estaba tan cohesionado, tenía fisuras serias, sostuvo el académico del IIS, Sergio Zermeño García-Granados

·        El 68 y sus secuelas han puesto a revisión la historia de México, consideró el profesor de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Luis Gerardo Morales

 

El Movimiento Estudiantil del 68 acabó completamente con las organizaciones de jóvenes, preexistentes en los centros de enseñanza donde tuvo lugar; esa fue una de sus consecuencias negativas. Existen tantas visiones e intereses en torno a ese suceso, que “se puede decir que a los jóvenes se les alejó de su memoria”.

 

Así lo dijo la integrante del IIB de la UNAM, Silvia González Marín, al participar en la mesa Miradas retrospectivas, en el marco del Coloquio A 40 años del 68, organizado por los institutos de investigaciones sobre la Universidad y la Educación, Bibliográficas (IIB), Dr. José Ma. Luís Mora, y el CONACYT.

 

Nada quedó de esas sociedades y federaciones que, hasta julio de 1968, habían agrupado a los alumnos; en adelante, las expresiones gremiales y políticas se darían en asambleas, efectivas para la agitación y movilización, pero negativas para la organización y desarrollo político de ellos, sostuvo.

 

El 68, destacó, es más que el mal recuerdo de una noche terrible; fue una década en la que los estudiantes fueron el centro de la escena mundial, desde donde cuestionaron un orden político, cultural, moral, económico y social.

 

Por ello, consideró, este acontecimiento debe ser objeto de investigación, pero no de orden policiaco, sino una que escudriñe los orígenes del movimiento, el contexto político y cultural, la circunstancia nacional e internacional, y los múltiples y polifacéticos efectos en diferentes ámbitos.

 

“Debe entrar en la reflexión de disciplinas como la sociología y la historia, para quitar telarañas alrededor del suceso”, enfatizó en el auditorio José María Vigil.

 

En su oportunidad, el académico del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), Sergio Zermeño García-Granados, aseveró que el movimiento del 68 no estaba tan cohesionado como se presume. “Había corrientes, y si se hace un análisis cuidadoso de los actores del acontecimiento, se pueden ver fisuras serias”.

 

No fue diferente a la usanza tradicional en México: un Estado poderoso, y levantamientos sociales de todo tipo, donde los protagonistas saben que la única salida es llegar a acuerdos y retirarse, o seguir adelante, con la misma fuerza con la que iniciaron. Entonces surgen alianzas y la acumulación de fuerzas, como único medio para derrocar el poder establecido, indicó.

 

Así no es posible afirmar que hoy, gracias al movimiento del 68, se ha mejorado en el plano social, en términos de participación y capacidad para resolver, por nosotros mismos, los problemas, subrayó.

 

Para el profesor de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Luís Gerardo Morales Moreno, los sucesos de Tlatelolco no deben quedarse en el “diván de los fantasmas personales”. Es preciso hacer un esfuerzo colectivo para recuperar los acontecimientos, a través de la memoria de sus protagonistas, para que no haya “perdón ni olvido”.

 

Así pues, 1968 y sus secuelas han puesto a revisión los sucesos de México, con o sin metáforas, y por primera vez, se propicia la discusión de lo contemporáneo. Los escritores de esa época crearon una nueva historia, que tenía como límites el progreso desigual y Tlatelolco, con sus estudiantes encarcelados o masacrados, concluyó.

 

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Foto 01.

 

Sergio Zermeño, Luís G. Morales, Alberto del Castillo y Silvia González, participaron en la mesa Miradas Retrospectivas, en el marco del Coloquio A 40 años del 68.