Boletín UNAM-DGCS-600
Ciudad Universitaria
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final del boletín
TRABAJAN EN
·
Científicos de
·
Al año, los monumentos de roca caliza pierden 1.05 miligramos de
carbonato de calcio por centímetro cuadrado, equivalente a 4.15 micrómetros de
la superficie, determinaron
·
La medición se hace mediante una cámara de intemperismo, que simula las
condiciones de intemperie de modo acelerado, explicó el investigador
Frente a la condición
de zonas arqueológicas como El Tajín, Veracruz, que sufren deterioro
superficial por la lluvia ácida, científicos de
En colaboración con
María del Carmen Calderón, del Laboratorio de Aeropartículas, y Heberto Novelo,
de
Así, se han probado
polímeros, productos químicos, pero sin resultados, pues la piedra se sella y
ya no respira; esa situación podría deteriorar la estructura mineral, que sería
aún más grave, advirtió.
La medición del daño
en las construcciones se ha hecho con el uso de una cámara de intemperismo
acelerado, diseñada y construida en
Bravo Álvarez y su
equipo iniciaron el estudio de la lluvia ácida en la década de los 80; desde
entonces, han logrado avances importantes en el método de colección, y
localización de los receptores y análisis de la lluvia seca (polvo) y húmeda.
Los colectores
automáticos permiten separar la lluvia húmeda de la seca. "Se trata de dos
contenedores iguales; cuando no llueve, uno permanece descubierto para colectar
el polvo y el otro tapado; cuando inician las precipitaciones, se activa un
motor eléctrico que mueve la tapa del otro para obtener el líquido",
especificó.
El universitario
explicó que las pequeñas gotas pluviales en la atmósfera tienen cierto grado de
acidez natural debido a la existencia de dióxido de carbono (CO2) que, al
unirse con el agua, forma ácido carbónico, lo que ocasiona la disminución del
pH hasta 5.6, y la acidez se incrementa.
Aunado a esto, el
líquido entra en contacto con los precursores de lluvia ácida (ácido nítrico
H2SO4, y ácido sulfúrico HNO3, entre otros), derivados del azufre y del
nitrógeno, abundó el experto.
La formación de la
lluvia ácida no es inmediata y requiere de cierto tiempo de mezclado y
transformación, que puede ir de horas a días. Por eso, los sitios con
precipitaciones ácidas pueden estar a cientos de kilómetros de la zona donde
las nubes en formación incorporaron los precursores.
Los monumentos de
piedra caliza bajo la deposición ácida presentan cierta disolución; es el caso
de El Tajín y el fuerte de San Juan de Ulúa, en Veracruz; las ruinas mayas de
Tulúm, Quintana Roo y Calakmul en Campeche. Ahí, los universitarios han hecho
mediciones junto con personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia
y del Centro de Investigaciones en Corrosión de
El fuerte de San Juan
de Ulúa es afectado por su material de construcción: arrecife calizo mezclado
con barro y otros elementos, lo único disponible para los conquistadores
españoles de entonces en las costas de México.
"Si no se toman
las medidas adecuadas de control de las emisiones de los precursores de lluvia
ácida, se seguirán incrementando los efectos de la acidez pluvial, por el mayor
consumo de combustibles fósiles, y el aumento de vehículos en circulación y
fuentes fijas, que usan carburantes ricos en azufre", alertó Bravo
Álvarez.
Se tienen muestras de
la lluvia de varios años, sabemos el contenido de sales y acidez; la conocemos
bien y, por ello, se puede crear de forma sintética con los mismos contenidos,
y exponer las muestras de roca provenientes de los sitios arqueológicos,
expuso.
El volumen de agua que
incide sobre ellos se establece con base en la precipitación pluvial de cada
lugar y al tiempo de exposición requerido; de ese modo, el experimento simula
un periodo de lluvia ácida de 10 años, en sólo algunos meses de exposición en
la cámara de intemperismo acelerado.
Se cuantifica la
cantidad de sales que arrastra la lluvia y que disuelven poco a poco los
materiales, así se puede saber el total de piedra que se pierde en uno o en
cinco años; sin embargo, no se puede especificar el deterioro, pues depende del
volumen de la lluvia y de la composición, que cambian en cada época del año,
advirtió el investigador.
Las indagaciones han
establecido las bases para que conservadores y restauradores apliquen nuevos
métodos de preservación y así, pese a las condiciones ambientales, se
resguarden las edificaciones que forman parte del patrimonio cultural del país.
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Foto 1
El consumo de
energía y el crecimiento vehicular aumentan la lluvia ácida y, por ello, la
necesidad de resguardar las zonas arqueológicas del país, alertó
Foto 2.
Para evitar el crecimiento
de algas y hongos que ennegrecen edificaciones como Chicanna, en la biosfera de
Calkmul, se han usado polímeros, pero los resultados no han sido
satisfactorios.
Foto 3
La lluvia ácida
provoca disolución en monumentos de piedra caliza, como Tulúm; ahí,
investigadores de