12:30  hrs. 21 de Septiembre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-597

Ciudad Universitaria

 

Enrique Mariño Pedraza

Pie de fotos al final del boletín

 

LAS CUCARACHAS, MONARCAS DEL PLANETA

 

  • Son fósiles vivientes, llevan en el planeta 350 millones de años, dijo la Investigadora del Instituto de Biología de la UNAM, Julieta Ramos Elorduy
  • Contienen 40 bacterias en su organismo, que pueden provocar la muerte a un ser humano o animales, aseguró el académico, Enrique Mariño Pedraza
  • Son utilizadas para experimentos, remedios curativos y, quizá, en un futuro, sean alimento del hombre

 

Las cucarachas son las monarcas del planeta, pues lo habitan desde hace 350 millones de años; son fósiles vivientes y han desarrollado vías evolutivas que, prácticamente, las han hecho inmunes. Esa ventaja les permitió adaptarse a todos los fenómenos ocurridos en las distintas eras geológicas por las que ha atravesado la Tierra.

 

Además, su éxito reproductivo las ha convertido en una plaga nociva, pues contienen 40 bacterias en el organismo, que pueden provocar la muerte del ser humano o animales. No obstante, son utilizadas para experimentos, remedios curativos y, quizá, en un futuro sean el alimento del hombre, dijo la investigadora del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, Julieta Ramos-Elorduy Blásquez.

 

En la antigüedad, explicó, esos insectos medían, aproximadamente, 60 centímetros de largo; por esta razón, los comparó con la nanotecnología. “Es como si se hubiera aplicado nanobiología, pues para sobrevivir y adaptarse tuvieron que reducir de tamaño”.

Otra mejoría de adaptabilidad es su capacidad omnívora, pues necesitan poco alimento y pueden comer todo lo que encuentran a su paso, como polvo de concreto, pegamento, herrumbre de fierro; "son perfectas, aunque la gente las odie", agregó.

 

No tienen límites, pueden vivir en los lugares más chics, como restaurantes lujosos, hasta en el caño y en las grietas de coladeras; lo único que les interesa es alimentarse y reproducirse. Aunque prefieren sitios cálidos, repletos de desechos de comida.

 

Además, dijo, la bolsa en donde depositan sus huevecillos, ooteca, es una estructura dura, del tamaño suficiente para no ser devorada por depredadores; también contiene feromonas de repulsión, para evitar que otros animales se acerquen, y tiene capacidad para 50 crías, dependiendo de la variedad.

 

Existen unos cuatro mil 500 tipos, la mayoría de campo, de distintos tamaños y colores; suelen alimentarse de plantas o frutos. Sin embargo, 12 especies citadinas son una plaga nociva, por el medio contaminado en el que se desarrollan, pues deambulan entre desechos putrefactos.

 

Las cucarachas perjudiciales y comunes que habitan en las urbes representan el 0.5 por ciento del total; las más frecuentes son la Periplaneta Americana, Blattella Germánica y Blatta Orientalis Linneo. Éstas tienen alrededor de 40 bacterias patógenas en el organismo, y pueden causar la muerte del ser humano o de animales, reiteró la especialista.

 

Las cucarachas, un foco de infección

Por su parte, el también  investigador del IB, Enrique Mariño Pedraza, abundó que entre las enfermedades provocadas se encuentran la disentería por Shiagella, abscesos causados por Staphylococcus, infecciones entéricas por Salmonella, inoculación urogenitales por Escherichia coli; lepra por Mycobacterium leprae, y peste por Pasteurella pestis.

 

Algunas también fungen como hospederos intermediarios de ciertos helmintos (gusanos) y de huevecillos de éste tipo de parásitos, entre ellos el Taenia saginata, Ascaris Lumbricoides y Ancylostoma duodenale.

 

Estos insectos caseros suelen caminar sobre los alimentos, dejando detritos (residuos putrefactos); además, tienen la costumbre de regurgitar la comida parcialmente digerida, o de secretar sustancias por medio de glándulas odoríferas. No obstante, para ser consideradas dañinas deben habitar en grupos grandes, puntualizó.

 

Las cucarachas pertenecen al orden Blattaria, y su cuerpo se divide en tres partes: cabeza, tórax y abdomen. En la primera sección, se ubican los ojos, que son compuestos y les permiten ver de noche; también tienen un par de antenas largas y delgadas, con 15 mil órganos sensorios y sustancias químicas, que les ayudan a identificar el clima, el ruido y a depredadores.

 

Cuentan con un poderoso aparato bucal masticador, con mandíbulas grandes y filosas; la Periplaneta Americana, ejemplificó el investigador, puede arrancar un pedazo pequeño de carne y deja la zona llena de microbios.

 

En el tórax tienen tres pares de patas delgadas y espinosas, por lo que son ágiles y veloces sobre casi cualquier superficie. En el abdomen nacen las alas, coriáceas o duras, al igual que su cubierta (cutícula). Abajo están las alas membranosas, que van plegadas, y cuando se abren los miembros delanteros, las de atrás se expanden y pueden emprender el vuelo.

 

Todas las especies tienen alas, pero algunas no suelen utilizarlas, pues no lo necesitan y son menos desarrolladas, resaltó.

 

Pueden presentar el fenómeno de partenogénesis, la fertilización de los huevecillos sin la presencia del macho, como un mecanismo de defensa, prevención y sobrevivencia. Tienen tigmotaxia o tendencia a permanecer en contacto (adherente), así se sienten seguras. Otra cualidad es que excavan y anidan en la tierra y, por ello, aunque se elimine a los ejemplares adultos, perduran las ootecas.

 

Resistentes y adaptables

Son tan resistentes que pueden permanecer 15 días en el refrigerador, con una temperatura de menos cuatro grados centígrados; “cuando se les saca siguen vivas, después de 20 minutos empiezan a mover sus antenas, las patas, se enderezan y huyen”, detalló Ramos-Elorduy.

 

La capacidad de adaptación les permite vivir sin comer dos o tres meses y se mantienen en un estado de diapausa (detención de desarrollo); pueden permanecer un mes sin tomar agua, pues absorben la humedad de los alimentos. Por si fuera poco, sobreviven dos semanas sin cabeza.

 

“Comen lo que sea, pues en el tubo digestivo tienen simbiontes que les ayudan a digerir los alimentos; como todos los insectos, secretan antibióticos en su cutícula (exoesqueleto), así que no son atacadas por ningún hongo o bacteria”, abundó.

 

El bolo alimenticio pasa por la faringe y por una molleja con dientes, ubicada en el estómago; ahí, mediante contracciones, lo aprietan hasta hacerlo pequeño, y después pasa al resto del intestino.

 

Su periodo de vida es de seis u ocho meses, y su resistencia se debe, en gran medida, al mismo uso de insecticidas, así que para eliminarlas “no hay nada mejor que un buen pisotón; otra solución es la limpieza escrupulosa en lugares donde se almacenan alimentos, principal causa de congregación”, expresó la académica titular C de tiempo completo.

 

Si se utilizan químicos, es recomendable rociar sólo las orillas de las paredes, o el cuerpo del insecto. Otro método es el control biológico, que consiste en atraerlos con cebos para capturar un grupo que será esterilizado; luego de liberarlos, competirán con las poblaciones naturales.

 

Pueden ser benéficas

Sin embargo, también se deben reconocer sus beneficios. Hace un año, se realizó un experimento ruso, en el que se envió al espacio una cucaracha, para analizar los efectos de la microgravedad; de igual manera, serán utilizadas para saber si hay vida terrestre en otros planetas, por medio de robots que tienen la apariencia de estos bichos; asimismo, su anatomía ha sido utilizada para experimentos de robótica.

 

Julieta Ramos-Elorduy ha recorrido, junto con un grupo de académicos, comunidades del país, para registrar los remedios curativos fabricados a partir de esta especie, analizarlos y registrarlos en tablas su uso medicinal.

 

Se utilizan en infusiones, hervidas, secas o en polvo contra el asma, la tos, enfermedades intestinales, hemorroides, para remover la sangre, disminuir hidropesías, esterilidad, úlceras, garganta hinchada y para ayudar a una condición débil, cáncer de riñón y frialdades febriles, entre otras.

 

La académica comentó que en las prácticas de campo conviven con etnias que cultivan cucarachas, como en Zongolica, Veracruz. Ahí, les ponen un costal lleno de piedras como hábitat, les rocían maíz para que crezcan sanas y fuertes, y las consienten, “pues las consideran insectos limpios y sabrosos”.

 

En el IB de la UNAM, las alimentan con residuos orgánicos, las resguardan en cámaras de cultivo y analizan el sustrato, compuesto por grasas, sales minerales y fibra; después las dan a comer a peces, gallos y pollos.

 

Su cultivo debe ser higiénico y controlado, se pueden consumir en pasteles o galletas, pues son una alternativa de sustento, alto en proteínas. “Son una comida completa, no pude resistir la tentación, las cociné y las comí; son sabrosas, grasosas y crujientes. En un futuro serán una alternativa”, aseguró.

 

La raza humana desaparecerá del planeta Tierra, pero las cucarachas seguirán con vida; han soportado fenómenos geológicos, incluso son resistentes a las bombas nucleares, por su adaptación morfológica, fisiológica, etológica y ecológica. Son organismos perfectos, concluyó.

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Foto 01

 

La capacidad de adaptación de las cucarachas les permite sobrevivir sin alimento tres meses, uno sin tomar agua, y dos semanas sin cabeza, puntualizó Julieta Ramos-Elorduy, del IB de la UNAM.

 

Foto 02

 

Enrique Mariño Pedraza, investigador del IB, señaló que las cucarachas pueden fertilizar sus huevecillos sin necesidad de un macho, como mecanismo de defensa, prevención y subsistencia.

 

Foto 03.

 

Existen cuatro mil 500 especies de cucarachas. La mayoría son de campo y se alimentan de plantas y frutos; sólo 12 variedades citadinas son nocivas, por el medio contaminado en que se desarrollan.