06:00  hrs. 17 de Septiembre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-589

Ciudad Universitaria

 

 

Manuel Morales Luna

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DISMINUYE LA RISA, HASTA EN UN 60 POR CIENTO, LOS PERIODOS DE RECUPERACIÓN EN PACIENTES

 

·        Es la medicina más barata y un elemento fundamental para la salud pública, consideró el profesor de la FESZ de la UNAM, Manuel Morales Luna

·        Involucra 400 músculos del cuerpo, permite contraer y expandir el tórax, con lo que se ejercitan los pulmones y el corazón, añadió

·        Aminora las tres sustancias químicas del estrés, ayuda a la relajación, reduce el dolor y combate la depresión, dijo Paulina Rivero Weber, de la FFyL

 

Cuando una persona ríe, es menos proclive a enfermedades físicas y psicológicas; en tanto, los pacientes bajo tratamiento de risoterapia pueden reducir, hasta en un 60 por ciento, el tiempo de recuperación. Bajo ese concepto, esa expresión emocional forma parte de la clave de la existencia, consideraron especialistas de la UNAM.

 

Es la medicina más barata, y sería conveniente que psicólogos, psiquiatras, médicos, enfermeras, trabajadores sociales y odontólogos, "tuvieran la capacidad de transmitir ese elemento, primordial para la salud pública”, dijo el especialista en psicología clínica de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza (FESZ), Manuel Anselmo Morales Luna.

 

Si reímos las tres sustancias químicas del estrés disminuyen: el cortisol, en un 39 por ciento;  la adrenalina, hasta en un 70 por ciento, y el dopac, en 38 por ciento, dijo.

Fisiológicamente, provoca que el cerebro produzca betaendorfinas, morfinas naturales del organismo que relajan, combaten la depresión, tranquilizan, disminuyen el dolor y estimulan el sistema inmunológico, explicó Morales.

 

A pesar de sus virtudes, en México sólo un 20 por ciento de enfermos hospitalizados se beneficia de esa terapia. La risa es, en esencia, festiva; quien no la cultiva de manera cotidiana y ordinaria, pierde la esencia misma de la vida: la capacidad de disfrutarla, añadió la académica de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), Paulina Rivero Weber.

 

"Suena paradójico, pero conviene tomarla en serio; eso no significa que deba ser estudiada, pero sí valorada y disfrutada, para llevar una vida sana", añadió.

 

Beneficios + beneficios

La risa, en términos psicológicos, es una expresión emocional positiva que permite expresar situaciones satisfactorias, definió Morales Luna. También es una reacción ante algo paradójico, que se sale del entendimiento, abundó Rivero Weber.

 

Por su parte, la médica cirujana por la UNAM, ortopedista y ex académica de la maestría de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura, María Cristina León González, señaló que esa expresión posee una fuerza poderosa para transformar a los seres humanos y tiene efectos increíbles sobre la salud, además de facilitar la creatividad, los procesos de innovación y consolidar los equipos.

 

Existen diferentes tipos: la inducida con cosquillas; la causada por una buena broma; la sádica, que se mofa del individuo en desgracia; la burlona, que oculta envidias o sentimientos complejos; la nerviosa, y la explosiva, que resulta de una alegría vital, enumeró Rivero.

 

Asimismo, Michael Miller, del Centro Médico de la Universidad de Maryland, EU, encontró que las personas jóvenes que padecían infartos tenían altos grados de hostilidad y bajo sentido del humor; la risa les ayudó a mejorar la función de los vasos sanguíneos.

 

Esa acción involucra a 400 músculos del cuerpo y provoca espasmos que permiten contraer y expandir el tórax, con lo cual se ejercitan los pulmones y el corazón. Es un ejercicio aeróbico que, de igual modo, ayuda a reducir el colesterol, dijo Manuel Morales.

 

También ayuda a ampliar las fronteras del pensamiento habitual, añadió León González. Si se tiene algún problema, el sentido del humor logra que se visualice de mejor manera, acotó.

 

Niños, adultos, hombres, mujeres…

Los animales comunican su alegría de diferentes maneras, pero la risa es exclusiva de los seres humanos, indicó Paulina Rivero.

 

Estudios han determinado que el modo de reír actual se separó de la expresión de los ancestros hace seis millones de años, lo que se demuestra con la forma de la laringe, diferente a la de los chimpancés.

 

Los bebés empiezan externar esa gesticulación al tercer o cuarto mes de vida, y a los tres años lo hacen alrededor de 400 veces al día; pero al llegar a la adultez se realiza sólo 15 ó 30 veces. La diferencia no sólo radica en la edad, sino en el género. Por lo general, las mujeres se carcajean y viven más tiempo.

 

Por ejemplo, mencionó María Cristina León, las conferencistas ríen 127 por ciento más que su audiencia masculina; en cambio, los hombres lo hacen siete por ciento menos que su público femenino.

 

También hay variedades culturales y geográficas. “Los latinos tienden más a expresar emociones que los anglosajones. Pero esas diferencias también se observan dentro de un mismo territorio; en México, la gente del sur es más expresiva que la del norte".

 

Ello se debe, consideró Morales, a que los latinos tienen más cercanía, contacto corporal y facilidad o permisividad de expresión, mientras que los otros sufren restricciones. “Un londinense es más flemático que un italiano, o un estadounidense que un puertorriqueño”.

 

Los mexicanos, en tanto, son propensos a la risa, a la burla, al lenguaje en doble sentido. “Los extranjeros nos consideran como una raza que hace fiesta de todo”, aseguró.

La comedia, bromas y, en general, el sentido del humor es siempre local e histórico, pues la risa existe en un cierto espacio y tiempo. “Los chistes son comprensibles sólo por quienes comparten una realidad o universo de significados”, añadió Rivero en su artículo Homo ridens, publicado en la Revista de la Universidad de México.

 

En el comienzo, la risa

La risa tiene un contexto histórico y cultural. En los 25 siglos de historia de la filosofía, relató Rivero, casi siempre ha sido vista con desprecio. Platón la consideraba un vicio, y a la carcajada "algo inconveniente, obsceno y perturbador".

 

Para Aristóteles era una "mueca de fealdad que deforma el rostro y desarticulaba la voz". En tanto, la tradición judeo-cristiana reforzó la idea del sufrimiento en el mundo para un gozo posterior.

 

Baruch Spinoza, en el siglo XVII, fue el primero en referirla de manera positiva: "el único camino posible hacia el perfeccionamiento, tanto del cuerpo como del espíritu, es el de la alegría". Para él, nada bueno puede surgir de la tristeza. Luego, Nietzsche se convirtió en el filósofo de la fuerza, la libertad, la danza, la risa y el juego, relató la académica de la FFyL.

 

Los antecedentes formales de su estudio se remontan al siglo XIX, cuando Herbert Spencer escribió The Physiology of Laughter (1860), donde se refirió a ella como una liberación de energía nerviosa que se canaliza a los sistemas cardio-respiratorio y muscular.

 

En la década de los 60, Norman Cousins redactó Anatomy of an illness, donde refiere cómo se recuperó de una grave enfermedad con la guía de un médico, una actitud alegre y optimista, esperanza, fe y sonrisa.

 

Pero esa expresión emocional debe tener límites, pues no es aceptable en una situación paradójica que ocasiona dolor a otros. "Es cuestión de sentido común saber hasta dónde es válida y cuándo es reprobable", dijo Rivero.

 

En medicina, una risa extrema podría ser perjudicial; en demasía puede provocar la muerte debido a los espasmos o interrupciones de la respiración que produce, concluyó Manuel Morales.

 

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Cuando una persona ríe, es menos proclive a enfermedades físicas y psicológicas; pueden reducir, hasta en un 60 por ciento, el tiempo de recuperación en pacientes, informaron especialistas de la UNAM.

 

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La académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Paulina Rivero,  resaltó que la risa es, en esencia, festiva; quien no la cultiva de manera cotidiana y ordinaria, pierde la esencia de la vida.

 

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Los mexicanos son más propensos a la risa, a la burla, al lenguaje en doble sentido; los extranjeros nos consideran una raza “que hace fiesta de todo”, dijo Manuel Morales, especialista de la UNAM.