14:45  hrs. 10 de Septiembre de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-575

Ciudad Universitaria

Pie de foto al final del boletín

 

ENTRÓ EN OPERACIÓN EL GRAN COLISIONADOR DE HADRONES

 

  • Colaboran en este proyecto internacional científicos de los institutos de Física y Ciencias Nucleares de la UNAM
  • El LHC está a cargo de la Organización Europea de Investigación Nuclear y con él se pretende recrear los primeros microsegundos de vida en el universo
  • Previamente hubo una prueba de inyección del haz. Desde el primer pulso, el detector V0A, construido por esta casa de estudios, fue testigo del evento y tomó datos exitosamente

 

 

El Gran Colisionador de Hadrones (LHC por sus siglas en inglés), proyecto internacional donde participan siete mil físicos de 80 países, incluidos científicos de los institutos de Física (IF) y Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, entró exitosamente en operación este día.

 

Con este acelerador de partículas, el más grande y potente del mundo, comienza la búsqueda del origen y la naturaleza de la materia y las interacciones, de la masa; asimismo, se pretende responder a la interrogante de por qué hay más materia que antimateria, o si hay más de tres dimensiones espaciales, explicó Alejandro Ayala, integrante del ICN.

 

El LHC está a cargo de la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en francés), y con él se busca recrear los primeros microsegundos de vida en el universo, del Big Bang y, en especial, encontrar el llamado bosón de Higgs, que explicaría por qué las partículas tienen masa y por qué son diferentes en cada caso.

 

Los universitarios participan en el proyecto denominado ALICE (A Large Ion Collider Experiment), en particular en dos de sus sub-detectores: el V0 y el Cosmic Ray Detector (ACORDE). El primero, donde colabora el IF, se subdivide en el V0A y el V0C; en el segundo interviene el ICN.

 

El V0 o detector de disparo, tiene la función de seleccionar, de las colisiones que se llevarán a cabo, las de mayor interés, pues no se podría almacenar información relativa a todos los eventos. Una vez realizada la primera elección, entra en funciones toda la capacidad del detector. En el experimento ocurrirán más de ocho mil colisiones por segundo, pero de esas, el ALICE sólo podrá tomar 100, y es el detector V0, uno de los que decidirá cuáles son las de mayor interés.

 

En tanto, el ACORDE es un dispositivo externo, colocado por encima del resto de los instrumentos. Tiene la función de detectar rayos cósmicos provenientes del espacio exterior, que se usan para calibrar los detectores del experimento antes de que ocurran las primeras colisiones.

 

Cabe mencionar que previamente hubo una prueba de inyección del haz: en el laboratorio del CERN, el 8 del 08 del 2008 a las 8 de la noche se aplicaron por primera vez protones al LHC. Cada 48 segundos el acelerador mandó protones que se inyectaron en los sectores 2 y 3 del anillo de 27 kilómetros de diámetro, que conforma el colisionador.

 

Ahí, desde el primer pulso, informó Andrés Sandoval Espinosa, del IF, el detector V0A, construido por la UNAM, fue testigo del evento y tomó datos exitosamente.

 

El CERN se encuentra en la frontera de la ciudad suiza de Ginebra con Francia; se trata de una enorme máquina que acelera, por medio de cavidades de radiofrecuencia, partículas cargadas a velocidades cercanas a la de la luz. El mecanismo de aceleración requiere del uso de poderosos imanes superconductores para mantener a las partículas en la órbita circular.

 

Alejandro Ayala informó que el anillo, donde se mantienen aceleradas, se encuentra a una profundidad promedio de 100 metros. El objetivo es hacerlas chocar, de modo que sea posible estudiar los productos de la colisión.

 

Al hacerlo, abundó, se espera entender la estructura a nivel fundamental de los bloques que constituyen a la materia, así como el tipo de fuerzas a las que están sujetos. Para lograrlo, se han construido grandes detectores alrededor de los cuatro puntos del anillo, donde sucederán las colisiones, entre ellos, el ALICE.

 

Éste se dedicará al estudio de las colisiones nucleares, capaces de producir un nuevo estado de la materia llamado el plasma de quarks y gluones que, se cree, constituye uno de los estados de la materia que estuvieron presentes durante la evolución del universo temprano, alrededor de 10-11 segundos después de la llamada gran explosión.

 

La toma y almacenamiento de los grades volúmenes de datos a producirse representa uno más de los muchos retos tecnológicos a superarse. Se calcula que habrán de producirse alrededor de mil 500 megabytes por segundo de información, a ritmo constante, a lo largo de los 10 años en los que operará el LHC.

 

Para analizar esta información se han conectado más de 150 centros a escala mundial –uno de ellos ubicado en el ICN, en Ciudad Universitaria–, en una red de cómputo que se conoce como la GRID.

 

México y la UNAM participan en este esfuerzo por empujar la frontera del conocimiento. “Estamos de plácemes, se avecinan tiempos emocionantes y brindamos porque la próxima etapa de toma y análisis de datos que está comenzando, nos presente un panorama con retos y respuestas que contribuyan a mantener vivo el espíritu humano, capaz de emprender una empresa como la construcción del LHC”, finalizó Alejandro Ayala.

 

--o0o--

 

FOTO 01.

 

El día de hoy, inició sus operaciones el Gran Colisionador de Hadrones, donde participan científicos de los institutos de Ciencias Nucleares y de Física de la UNAM.