06:00  hrs. 24 de Julio de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-477

Ciudad Universitaria


Vladimir Ávila Reese

 

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AVANZA A GRANDES PASOS, EL CONOCIMIENTO ASTRONÓMICO

 

·           Se han  registrado nuevas teorías y observaciones, afirmó el integrante del Instituto de Astronomía de la UNAM, Vladimir Ávila Reese

·           Con ayuda del análisis de explosiones de supernovas y estallidos de rayos gamma, ha sido posible determinar cómo fue la expansión en el pasado, dijo

·           La energía oscura compone 75 por ciento el universo; seguida por el 21 de la materia oscura, y el cuatro por ciento de la ordinaria, que forma a los planetas y a los humanos

 

En los últimos años se han registrado grandes avances en la observación y nuevas teorías en el ámbito astronómico, que permiten entender más aspectos del universo, ahora se sabe que el cosmos no sólo se está “propagando”, sino que lo hace cada vez más rápido, añadió, afirmó el investigador del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, Vladimir Ávila Reese.

 

Con ayuda del análisis de  explosiones de supernova y estallidos de rayos gamma, ha sido posible determinar cómo fue la expansión en el pasado hasta, incluso, la décima parte de su edad.

 

Ese fenómeno podría deberse al dominio de un “objeto raro”, que en vez de atraer la materia, la repelió y provocó la difusión; es la llamada energía oscura, que compone 75 por ciento el universo; seguida por el 21 de la materia oscura, y el cuatro por ciento de la ordinaria, como la que forma a los átomos, a los planetas y a los humanos, detalló.

 

No obstante, determinar de qué está hecha la materia y la energía oscuras constituye aún uno de los grandes retos para la ciencia, aseveró el universitario.

 

En la conferencia Estructura y evolución del universo, efectuada en el auditorio Paris Pismish del IA, dijo que en una noche despejada, a simple vista se pueden distinguir entre tres mil y cuatro mil estrellas. En los dos hemisferios serían seis mil o siete mil, ubicadas en una “esfera” alrededor del planeta y alejadas a 100 años luz o aún más.

 

Hay regiones del universo que son incubadoras de estrellas, pero también hay otras que evidencian la muerte. En la naturaleza, no sólo evolucionan las especies, sino todos los objetos cósmicos, aseguró Ávila. Los soles más masivos tienen una vida más corta que los más pequeños –como el nuestro–, pero es mucho más intensa.

 

A escalas más grandes, estas formaciones se encuentran en enormes conglomerados. El propio, recibe el nombre de Vía Láctea. Es un “ecosistema” donde los soles nacen, viven y mueren, interactuando todo el tiempo con el medio interestelar, con los campos magnéticos y con la radiación, sostuvo.

 

En ese sistema, llamado galaxia, la gravedad y la rotación mantienen todo “ligado” y en equilibro. En la Vía Láctea hay alrededor de 200 mil millones de estrellas, con un tamaño de 100 mil años de luz, es decir, si se viajase a 300 mil kilómetros por segundo se tardarían más de 10 veces toda la historia de la civilización humana en recorrerla de un extremo al otro.

 

Más allá, hay otras agrupaciones, como la vecina Andrómeda y junto con la del Triángulo, más 40 ó 50 enanas, forman el llamado Grupo Local, con un tamaño de cinco millones de años luz, apuntó el especialista en formación y evolución de galaxias, materia oscura, cosmología y formación estelar.

 

Las galaxias tampoco están distribuidas de manera azarosa, sino que forman estructuras parecidas a filamentos, a un tejido, donde existen regiones más densas. La estructura a gran escala del universo es parecida a una enorme esponja. Pero cabría preguntarse por qué es así, refirió el maestro en Ciencias Físico-Matemáticas por la Universidad Estatal de San Petersburgo, Rusia, y doctor en Ciencias por la UNAM.

 

Los astrónomos no sólo observan el cielo en el visible, lo que pueden ver los ojos, sino en todo el rango de radiación electromagnética, en las longitudes de onda, desde los rayos gamma hasta las de radio, detalló.

 

No obstante, aclaró, hay evidencia de que existe materia oscura que no se puede detectar en ninguna de esas amplitudes, en ninguna de esas formas de radiación. Recientemente, han surgido formas más directas de inferir su existencia, con base en lentes gravitatorias.

 

Ese fenómeno, predicho por Albert Einstein, consiste en que si un rayo de luz pasa cerca de una concentración de masa densa, se curva, se flexiona. “Es un excelente método para ‘ver’ lo que no se ve, la existencia de materia oscura”, explicó.

 

De todas las galaxias que se distinguen hay enormes conglomerados de materia, 10 o 20 veces más extensos y 30 veces  más masivos que la materia visible misma.

 

Por ello, se puede decir que la materia oscura es como el “molde” del universo. Eso explica por qué su estructura es como la de una esponja: está regida por la gravedad y en el colapso de los objetos por esa fuerza, típicamente se produce ese tipo de estructuras filamentarias, concluyó el astrónomo.

 

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FOTO 01

En la Vía Láctea hay alrededor de 200 mil millones de estrellas, con un tamaño de 100 mil años de luz, afirmó el investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, Vladimir Ávila Reese.

 

FOTO 02.

El experto de la UNAM, Vladimir Ávila Reese, reveló que hay evidencia de que existe materia oscura que no se puede detectar en ninguna longitud de onda, en ninguna de esas formas de radiación.