Boletín UNAM-DGCS-474
Ciudad Universitaria
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PUEDEN PROVOCAR
DIFERENTES TIPOS DE CÁNCERES, LAS TOXINAS EN LOS ALIMENTOS
Investigadores del Instituto de Biología (IB) de
Cuando los animales ingieren los cereales u oleaginosas contaminados,
estas toxinas pasan al huevo, a la leche y a la carne, especialmente de cerdo y
aves de corral, gallina, pato y bovinos. También los derivados lácteos pueden
tener aflatoxinas, ya sean los helados, pasteles, vinos, pechuga de pollo,
vísceras e higos, agregó.
Las llamadas aflatoxinas son potentes
mutágenos y cancerígenos que pueden provocar diferentes tipos de enfermedades
como cirrosis, hepatitis, inmunodepresión y varios tipos de cáncer después de
años de ingerirlas.
La encargada del proyecto Toxinas
de hongos en alimentos, sus efectos en vegetales, animales y el hombre, Magda Carvajal Moreno, subrayó que cuando los mencionados
alimentos están contaminados con aflatoxinas producen
diversos tipos de neoplasias en el ser humano.
Hasta el momento, explicó, se ha detectado que las aflatoxinas
se unen al ácido desoxirribonucleico (ADN) y son abundantes en personas con
cáncer de colon, de recto, de páncreas, de riñones, de pulmones e incluso el cérvico-uterino. No obstante, se acumulan a lo largo de la
existencia, y están más concentradas en adultos de más de 40 ó 50 años.
Estas toxinas se depositan en todas las células del cuerpo, un 17 por
ciento se fija al ADN y el resto se elimina por la orina, los ácidos biliares,
los excrementos o por la leche cuando las madres amamantan, añadió.
México ocupa el primer lugar en el mundo en consumo de maíz, y es el
primer lugar en enfermedades hepáticas en el continente americano. Se estima
que hay alrededor de tres mil 500 diferentes, pero las aflatoxinas
son las más nocivas.
Además, adelantó, las investigaciones permitieron detectarlas en
alimentos para animales. Se encontró que el 100 por ciento de la comida para
gatos tiene las aflatoxinas B1, que son las más
cancerígenas y perjudiciales de todas; mientras que los alimentos para perros,
tienen un 79 por ciento, además de otras aflatoxinas
como las G1, M1, M2, P1 y aflatoxicol.
Los seres humanos, señaló, poseen genes que producen la muerte de las
células, conocidos como proto-oncogenes, que están
latentes. Las aflatoxinas los activan, se presenta
una mutación y se convierten en oncogenes, y hay un daño al ADN. Aquí inicia el
proceso cancerígeno, se transforma la célula y después se genera el tumor
primario. En este nivel los médicos ya lo detectan.
Además, las toxinas se pegan en el ADN de los millones de células del
cuerpo, pero éste las puede eliminar por la orina, aunque llega un momento en
que el ácido desoxirribonucleico tiene tal cantidad de moléculas incrustadas
que ya no se puede restablecer y entonces inicia el cáncer, detalló.
Estas aflatoxinas son fluorescentes,
invisibles, inodoras e insaboras, y son resistentes
al calor. Una sopa de tortilla en el Distrito Federal, por ejemplo, se cocina a
94 grados centígrados y a nivel del mar a 100, mientras las aflatoxinas
resisten 260 grados, puntualizó.
También toleran el cocimiento, la pasteurización y diversos procesos
como la nixtamalización y
Las aflatoxinas actúan en trazas, es decir,
en millonésimas de miligramos; son insolubles en agua y solubles en solventes
orgánicos como alcohol, cloroformo y acetonitrilo,
entre otros.
El problema de las aflatoxinas, dijo Carvajal
Moreno, se origina, sobre todo, en época de sequía. Cuando el maíz está en
Los especialistas han trabajado en el Instituto Nacional de Ciencias
Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, con
enfermos de hepatitis B y C, cirrosis viral o alcohólica, y se ha detectado una
asociación de las aflatoxinas con la cirrosis viral,
En el caso del cáncer cérvico-uterino, que
ocupa el primer lugar de incidencia en el país, comentó, siempre se le asocia
con el virus de papiloma humano, que el hombre lo transmite y la mujer lo
sufre. Pero también se puede producir por aflatoxinas
de alimentos; una persona sana que no tiene relaciones sexuales con otra que
esté infectada, desarrolla un cáncer por alimentos contaminados.
No obstante, alertó, no se han tomado medidas ante esta situación, ni
tampoco se ha impulsado
Es peligroso, porque se trata de producción de desecho. Por lo general,
México compra al extranjero maíz grado 2 y 3, que tiene más porcentaje quebrado,
con aberturas o heridas, por donde ingresa el hongo y desarrolla las toxinas.
Por si fuera poco, el grano de peor calidad se da como alimento a los
animales: cerdos, vacas y pollos. De esa forma las sustancias pasan al cerdo, a
la pechuga de pollo y, en general, a todos los músculos; después los consume la
gente por diversas vías y los acumula en el cuerpo.
La investigadora de
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FOTO 01
Investigadores de
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La investigadora
del IB de