Boletín UNAM-DGCS-469
Ciudad Universitaria
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final del boletín
EL EXTRACTO DE AJO ENVEJECIDO PODRÍA PREVENIR
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Perla Maldonado y
·
Es una investigación en conjunto con el
Laboratorio de Patología Vascular Cerebral del Instituto Nacional de Neurología
y Neurocirugía
·
El infarto cerebral es la tercera causa
de muerte, la primera de incapacidad en adultos y la segunda de demencia en el
mundo
Científicos de
La también
investigadora en el INNNMVS, Perla Maldonado, explicó que la isquemia es la
interrupción de la llegada de sangre a cualquier órgano, como el cerebro, a
causa de un ataque al corazón o el taponamiento de alguna arteria, como la
cerebral media.
Ese proceso se asocia con la reperfusión,
reestablecimiento del riego sanguíneo, ya sea cuando se deshace el coágulo que
bloqueaba una arteria o al reiniciar la actividad cardiaca, agregó.
El infarto
cerebral está asociado a diversos factores de riesgo como: problemas
circulatorios, ateroesclerosis, daño al miocardio y diabetes, entre otros,
abundó Diana Barrera.
La falta de
ejercicio y la alimentación con alto contenido en grasas saturadas y sal, así
como el aumento del tabaquismo, el alcoholismo y el estrés, propician el
infarto cerebral que en el mundo, según cifras del laboratorio Sanofi Aventis (2006), es la
tercera causa de muerte, la primera de incapacidad en adultos y la segunda de
demencia.
De los 15
millones de personas que cada año sufren un evento de este tipo en el orbe,
cinco millones mueren y otra cantidad igual queda permanentemente
discapacitada. En México, representa una alta causa de muerte y la primera
causa de hospitalización por motivos neurológicos. Es más común en personas
mayores de 65 años, aunque se puede presentar a cualquier edad.
La
enfermedad vascular cerebral puede ser isquémica o
hemorrágica. El tipo más extendido, en 83 por ciento, es el isquémico,
también llamado embolia. El resto aparece como hemorragia o derrame cerebral, y
propicia un bajo índice de supervivencia.
El evento
vascular isquémico puede presentarse en uno o ambos
hemisferios del cerebro. Los síntomas son variados, expuso Maldonado las
extremidades comienzan a tener problemas, el entendimiento y la expresión verbal
se dificultan y puede presentarse vómito o pérdida de la conciencia.
Asimismo,
los daños producidos son diversos y dependerán del tiempo en que se
interrumpa la irrigación de sangre al
cerebro. Si es de unos cuantos minutos y el flujo se reestablece, no habrá
consecuencias. Pero si se prolonga, puede derivar en parálisis, problemas de
raciocinio, del habla, de la visión o de coordinación motora, precisó.
De ahí,
surgió el interés por estudiar las propiedades de ese condimento en la
prevención de la muerte celular cerebral. Se decidió utilizar el extracto del
ajo envejecido, que se “añeja” en etanol por meses; al ser menos irritante se
puede consumir por tiempos prolongados y en mayor cantidad.
Se
realizaron experimentos que consistieron en administrar esa sustancia a
diferentes tiempos en roedores: 30 minutos antes, al inicio, y una hora después
de
La reperfusión, aclaró Maldonado, es más
deletérea o mortífera incluso que la isquemia, debido a la producción de
especies reactivas de oxígeno que oxidan a las biomoléculas
de las células. De este modo, los compuestos antioxidantes del extracto de ajo
las "atrapan" e inactivan, impidiendo que dañen los componentes
celulares. Por ello, la muerte celular es menor y, por ende, podrían disminuir
las consecuencias en el paciente.
El extracto de ajo mostró ser más efectivo cuando se administra al
inicio de la reperfusión, manifestaron. De hecho,
reduce totalmente el área de infarto dos horas después de que restablece el
flujo sanguíneo; "la muerte celular es igual a cero; es decir, la
protección es del 100 por ciento".
El equipo comienza a utilizar una terapia combinada, usando los
extractos de ajo envejecido, como antioxidante, y el del mangostán –un fruto
carnoso de las Molucas, Indonesia–,
para evaluar el efecto de éste último sobre el proceso inflamatorio, que
también participa en la muerte celular. Hasta ahora se han encontrado buenos
resultados, pues la combinación de ambos reduce significativamente el área de
infarto 22 horas después del inicio de la isquemia.
En el futuro, se desea realizar un estudio de proteómica,
para evaluar qué proteínas podrían estar participando en el efecto protector
que se observa con la terapia combinada y el diseño de un protocolo piloto en
pacientes.
En tanto, las universitarias recomendaron el consumo regular de ajo en
los alimentos con fines profilácticos o preventivos, para que si en algún
momento se presenta un infarto cerebral, sus efectos no sean tan graves, aunque
hay que recordar que el daño dependerá del tiempo que dure el periodo de la
isquemia.
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FOTO 01
El equipo de Perla Maldonado y
FOTO 02.
El extracto de ajo podría alargar el tiempo para que los afectados por
isquemia cerebral reciban un diagnóstico preciso, aseguraron las docentes de