Boletín UNAM-DGCS-462
Ciudad Universitaria
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RESTRINGEN
PREJUICIOS, UTILIDAD SOCIAL DE MEDICAMENTOS Y TÉCNICAS CONTRA EL DOLOR
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La experta de
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De acuerdo con estudios de
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El tratamiento, está rodeado de dilemas e
implicaciones bioéticas, apuntó
Aunque existe un gran avance en el desarrollo de medicamentos y
tecnologías para controlar el dolor, el desconocimiento, los prejuicios y los
altos costos restringen su utilidad social, aseguró la académica de
De acuerdo con estudios de
Al hablar sobre los médicos generales, la especialista detalló que
menos de la mitad refiere familiarizar con las guías para tratar el dolor. Por
ello, en ocasiones pacientes y facultativos le temen más a los efectos de la
sedación o a la adicción de sustancias, que al malestar mismo.
En este sentido, explicó que en diversas ocasiones, ambos personajes
esperan que sea insoportable para justificar un fármaco o solicitar una
intervención quirúrgica. Es como aguardar una señal de alerta, para que se
reconozca la cualidad objetiva y evidenciar una acción protectora.
Si esta acción no se resuelve desde la práctica médica, alertó
Rodríguez, se corre el riesgo de
transitar por “los caminos del miedo, la resignación o, en el mejor de los
casos, de conformarse con el acompañamiento, la conversación, el consejo, la
magia o la oración”.
Ello provoca, agregó, que se busque cobijo en prácticas médicas
alternativas como la acupuntura china, la herbolaria, la hipnosis y terapias
con flores, aromas o metales, entre otras.
La profesora de
El tratamiento, sostuvo, está rodeado de dilemas e implicaciones
bioéticas. Recordó que en 1999
La autora del libro Ensayo sobre
el dolor humano dio a conocer que gracias a un estudio realizado por el
Instituto Catalán de Oncología, se eliminó la idea de que los niños no sienten
tanto como los adultos, pues es falso. “Es lo contrario, porque tienen menos
desarrollados los inhibidores del dolor y, por lo tanto, se puede producir una
afectación para su vida”, advirtió.
En este contexto, acotó que una persona que haya sufrido mucho en la
infancia, tendrá más dificultades para conseguir el bienestar en su vida
posterior. Por ello, destacó la importancia de “aliviar o paliar en los
pequeños los padecimientos dolorosos”.
Además, apuntó que los especialistas señalaron que existen escalas de
observación para comprobar la intensidad en los bebés cuando no pueden hablar;
se logra a través del reconocimiento del llanto, el patrón respiratorio, el
tono postural, la expresión facial, la presión arterial y la frecuencia
cardiaca.
Por otra parte, informó que las respuestas y mecanismos para sentir y
hacer frente al malestar son diferentes entre hombres y mujeres, por el
funcionamiento distinto de los circuitos cerebrales y la respuesta genética.
Finalmente, comentó que es necesario comprender que el dolor,
particularmente el crónico, es una enfermedad con repercusiones trascendentes
en la vida cotidiana de las personas, que requiere atención integral. Con los
recursos y procedimientos actuales es posible disminuir o evitarlo, sólo hace
falta generar la conciencia profesional y la participación social comprometida.
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