06:00  hrs. 16 de Julio de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-461

Ciudad Universitaria


María Eugenia Noguez Amaya

Pie de fotos al final del boletín

 

REVELA INVESTIGADORA DE LA UNAM, PROCESOS PRECOLOMBINOS DE ALEACIONES DE ORO Y PLATINO

 

·       La investigadora de la FQ de la UNAM, María Eugenia Noguez Amaya, sostuvo que culturas sudamericanas produjeron objetos de uso cotidiano y sagrado

·       Muestra que las culturas Tumaco de Colombia, y La Tolita, de Ecuador, 300 años antes de Cristo, tuvieron grandes avances, porque el proceso de aleación de metales en estado sólido se conoció en Europa hasta el siglo XX

 

La investigadora de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, María Eugenia Noguez Amaya, estudió y comprobó  algunos de los procesos utilizados por las culturas prehispánicas de Sudamérica, que produjeron objetos con aleaciones de oro y platino de uso cotidiano y sagrado.

 

Este proceso, sostuvo, muestra que las culturas precolombinas Tumaco del sur de Colombia, y La Tolita, ubicada en el Departamento Esmeraldas de Ecuador, 300 años antes de Cristo – más de mil años antes de los incas–, tuvieron grandes avances, porque el proceso de aleación de metales en estado sólido se conoció en Europa hasta el siglo XX.

 

El proceso de difusión, llamado sinterizado, agregó, se conoció en el viejo continente hasta 1930 y en el periodo intermedio nadie se refirió al tema.

 

En entrevista, la especialista en Química Metalúrgica precisó que se analizaron dos aspectos fundamentales: el tiempo, a cierta temperatura en que ambos metales tardan en unirse y penetrarse, a nivel atómico en estado sólido, y corroborar que se pueden realizar aleaciones, sin necesidad de fundir alguno de los elementos, sino sólo con el procedimiento de forja.

 

Con ello, se trata de imitar la forma en que los antepasados sudamericanos configuraron esos objetos.

 

Noguez Amaya recordó que entonces el platino no se podía fundir, pues sólo se derrite a mil 769 grados celsius, temperatura más alta que la requerida por el acero. Este metal se conoció en Ecuador, en la época colonial y fue difícil su manejo, pues se tuvo que recurrir a  ingeniosos procesos químicos para separarlo.

 

El trabajo prehispánico se basó en el uso del calor para lograr la aleación mediante la difusión en estado sólido, hasta obtener el objeto deseado. Para ello, se valieron de arenas y hojuelas de platino que había en los lechos de los ríos, es decir, el metal nativo, refirió la ingeniera química metalúrgica por la FQ, maestra en Ingeniería Metalúrgica por la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, y profesora de la FQ durante más de 30 años.

 

La especialista y los alumnos de licenciatura utilizan dos tipos de procesos: en uno de ellos se funden pequeños pedazos de  oro  con partículas de platino sólido comercial –semejante a hojuelas o arena–, y los mezclan. La masa se forja con un martillo metálico en caliente. Los prehispánicos debieron usar piedras para realizar esta labor. En el otro, las partículas sólidas de ambos elementos se calientan y se forjan juntas, sin llegar a fundir el oro.

 

La tarea básica, expuso, consiste en forjar y extender la lámina; doblar y volver a forjar entre 150 y 200 veces, hasta lograr la homogeneidad deseada; lo importante de la difusión en estado sólido es que estén en contacto los átomos de cada elemento.

 

El doblez de la lámina, apuntó, es fundamental parar la difusión o la mezcla de ambos componentes, pues sólo así se logra el contacto entre  átomos de partículas distantes. Con el aumento en el número de dobleces y forjas, los átomos del oro y el platino forman la aleación, sin llegar al estado líquido.

 

La Arqueometalurgia, manifestó, es una disciplina que se ocupa del estudio de objetos metálicos antiguos. En este caso se está profundizando en los conocimientos de la metalurgia que tenían los habitantes prehispánicos, y su habilidad y calidad artística para elaborar instrumentos y objetos con aleaciones de un metal de punto de fusión elevado.

 

Se trata, resaltó, de entender y reconocer el trabajo e inteligencia del ser humano, además de admirar la Ingeniería de los antepasados.

 

En materia docente, subrayó, los alumnos conocen el proceso de difusión de metales en estado sólido y de homogeneización. Este tipo de proyectos, que se pueden conectar con el pasado del ser humano, y nos ayudan a conocerlo, muestran que la ciencia no es fría, sino que tiene una importante parte humanista.

 

Un aspecto importante a recalcar del proceso es la “forja con doblez”, informó,  porque es lo que pone en contacto átomos distantes dentro de la muestra que, de otra manera, necesitarían mucho tiempo. Lo fundamental es el doblez y qué tan rápido aumenta la difusión para concretar esta técnica. Para la creación de cada muestra homogénea en el laboratorio se han requerido entre 200 y 250 horas.

 

Las alumnas participantes  que están realizando su tesis de licenciatura  con este proyecto, son Guadalupe Villegas y Rachel García.

 

En la investigación, también se emplearon modelos de difusión teóricos en materia ingenieril, para calcular los tiempos de obtención de composiciones homogéneas. A partir de los resultados, comparándolos con los  experimentales, obtenidos al fabricar aleaciones similares a las prehispánicas, resalta la importancia de la técnica del doblez de la forja.

 

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FOTO 01.

La Arqueometalurgia es una disciplina para profundizar en los conocimientos de la metalurgia de los habitantes prehispánicos, aseguró la experta de la UNAM, María Eugenia Noguez Amaya.

 

FOTO 02

La investigadora de la FQ de la UNAM, María Eugenia Noguez Amaya, estudió los procesos usados por dos culturas precolombinas, para obtener objetos con aleaciones de oro y platino.

 

FOTO 03

Las culturas precolombinas tumaco y la tolita, 300 años antes de la era común –mil años antes de los incas–, tuvieron un gran adelanto, aseguró la experta de la UNAM, María Eugenia Noguez Amaya.