Boletín UNAM-DGCS-452
Ciudad Universitaria
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SUFREN GRAVES EFECTOS, LAS FAMILIAS CON UN MIEMBRO EN PRISIÓN
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Alteran su dinámica de vida, por el
señalamiento y rechazo social, señaló la académica de
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Dijo que independientemente del nivel socio–económico, estar en una cárcel causa perjuicios
psicológicos graves
Las
familias con alguno de sus miembros en prisión, alteran su dinámica de vida y
sufren efectos negativos graves como consecuencia de esa condición, por el
señalamiento y rechazo social, advirtió la académica de
Independientemente
del nivel socio–económico, especificó, estar en una
cárcel causa perjuicios psicológicos graves, porque se rompe el núcleo familiar
y, aunque la reclusión sea corta, se crea un estigma en la familia.
También
refirió que, entre otras consecuencias, figuran las emocionales, económicas, de
vivienda y de socialización.
La trabajadora social aseguró que el impacto
es peor para las mujeres. Sin embargo, subrayó, en todos los casos no sólo
sufren los parientes sino también el reo, porque el núcleo se transforma para
sobrevivir en esas nuevas condiciones.
Valero Chávez se refirió también a la
sobrepoblación en los reclusorios. De acuerdo con
Cifras
al
La especialista, licenciada en Trabajo Social, maestra en Educación
Superior y doctora en Educación, es profesora titular C de tiempo completo en
En entrevista, explicó que la afectación que
sufren las familias de internos de alguna institución penitenciaria varía según
el género y el rol que tiene al interior de su núcleo.
Si el preso es varón y jefe de familia, sus
consanguíneos resultan dañados en el aspecto económico, porque generalmente es
el proveedor de una o varias familias, anotó.
Los familiares, abundó, también pierden el
patrimonio o adquieren deudas al tener que pagar un abogado defensor. En
materia de vivienda, llegan a perderla y, en muchos casos, el cónyuge y los
hijos tiene que residir con algún pariente.
Otro rubro que se deteriora, externó, es
Se dan casos de familias criminógenas
en las que varios de sus integrantes participan en los actos delictivos,
principalmente como robo o narcomenudeo.
Los parientes de un interno también resultan
afectados en lo emocional, pues cuando existen hijos adolescentes la sensación
de abandono que sufren es fuerte, porque no tienen un referente que les dé
seguridad.
No sucede lo mismo con la mujer en prisión,
quien padece una situación más grave. En estos casos, tanto la familia como la
interna son víctimas. Ella por el abandono de la familia y de su pareja.
Como resultado de este abandono, las presas
llegan a presentar conductas “desviadas”, pues se propicia el establecimiento
de lazos muy cercanos con alguna interna.
Cuando la mujer en prisión se embaraza, no
cuenta con la atención médica indispensable. Da a luz en instituciones públicas
y regresa al penal con el producto. Si tienen hijos pequeños el daño es grave.
Aunque el menor puede estar con ellas dentro
de la institución hasta cierta edad, llega un momento en que debe integrarse a
la familia.
Otro grave problema es que en la mayoría de
los casos no es el primer embarazo. Dejan niños fuera y otros los tienen en
prisión. Ejemplificó que en Santa Martha Acatitlá, penal
de mujeres, cerca del 70 por ciento de las reclusas están acusadas
por daños contra la salud.
Por desgracia, advirtió, el sistema penal
mexicano no da seguimiento a los internos una vez que salen de prisión. Por
ello, consideró necesario llevar a cabo esta medida a fin de que los ex presos
no sean extorsionados o presionados.
Asimismo, manifestó la necesidad de que las
autoridades respectivas den seguimiento mínimo de un año a los ex convictos en
su entorno familiar, a fin de comprobar su readaptación social. También
consideró indispensable, preparar a la familia para aceptar al ex interno.
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FOTO 01.
El total de las
familias con algún miembro en prisión sufren efectos negativos graves por esta
condición, dijo la académica de
FOTO 02
Aída Valero
Chávez, de