Boletín
UNAM-DGCS-437
Ciudad
Universitaria
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final del boletín
NECESARIO,
DESARROLLAR ORGANISMOS GENÉTICAMENTE MODIFICADOS DE MANERA SEGURA
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En al auditorio del Jardín Botánico del
Instituto de Biología dijo que, entre los retos de la regulación de esos
organismos, se halla la incertidumbre de las condiciones que rodean a estos
procesos
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Entre las características de estos
cultivos se encuentra la resistencia a plagas, la tolerancia a herbicidas, la
calidad nutritiva y la larga vida de anaquel, apuntó
Ante el incremento de organismos genéticamente modificados
(OGM) disponibles, es necesario desarrollar esta tecnología de manera segura:
identificar peligros, prevenir y evitar accidentes y mitigarlos en caso de que
hubiera alguna consecuencia, aseguró en
La integrante de
Un OGM posee una combinación nueva de material genético que ha sido
obtenida mediante técnicas biotecnológicas modernas y procesos in vitro
en los ácidos nucleicos que no incluyen cruza y selección tradicionales,
añadió.
El
principal reto en la regulación en este ámbito, señaló, es la incertidumbre:
hay aspectos que se saben; un universo de otros que no se conocen, pero que se
tienen identificados, y otros más, de los que se ignora por completo. Por ello,
el acercamiento a esa tecnología debe ser precautorio.
En el Seminario Los OGM y los retos para su regulación,
dijo que estas cuestiones representan un desafío complicado para su empleo.
Algunas de ellas ya están planteadas en las regulaciones y se refieren a cómo
decidir si se autoriza el consumo de un OGM; los permisos de liberación al ambiente;
el monitoreo; la responsabilidad y la compensación por daños; la regulación del
movimiento transfronterizo de productos; el etiquetado; la determinación de los
centros de origen y de la diversidad genética, entre otros.
Antes, la
experta recordó que esta tecnología no es nueva, pues la aplicación en medicina
tiene más de 25 años, cuando se aprobó el primer uso de un transgénico para la
salud humana: una bacteria recombinante con un gen de la insulina, que permitió
obtener este producto con mayor facilidad.
Entre las
características que se introducen en los cultivos genéticamente modificados, se
hallan la resistencia a patógenos y plagas, la tolerancia a herbicidas, la
calidad nutritiva y la larga vida de anaquel, agregó.
La
proporción de OGM que se siembran comercialmente se ha incrementado a lo largo
de los años y, en los últimos, en especial, en naciones en desarrollo. La
nación que más transgénicos cultiva es Estados Unidos, con el 54.6 por ciento
del total mundial, seguido de Argentina, Brasil, Canadá, India y China. México
siembra menos y la tecnología es, hasta cierto punto, experimental, informó.
Los
principales cultivos a escala mundial son la soya, el algodón, la canola y el
maíz. En el primer caso, más de 50 por ciento es ya genéticamente modificado.
De ahí, la importancia de la bioseguridad, explicó Ortiz.
La idea de regular los OGM inició en la conferencia de
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, donde se plantearon
programas para proteger el entorno y mantener un crecimiento económico
sustentable.
De esta forma, se generó
En principio, manifestó, se modifica un gen que produce una
proteína que se expresará y que no tendría mayores consecuencias; pero hay
interacciones entre genes y si se modifica la expresión de uno, puede haber
consecuencias en las redes genéticas que aún no se conoce cabalmente cómo
funcionan.
Entre la gente, la tecnología del ADN se percibe como
“desconocida”; muchos no están familiarizados con el significado de “mover genes”,
y observan esta práctica como más riesgosa que usar pesticidas, abundó.
Al hablar del maíz, expresó que México no es autosuficiente
en la obtención de ese grano. Se producen más de 20 millones de toneladas al
año, pero se importan alrededor de seis o siete millones más de maíz amarillo
de EU que, a su vez, ha incrementado su producción de plantas genéticamente
modificadas.
De ese modo, del total del maíz producido en 2007 en el
vecino del norte, el 73 por ciento fue transgénico. En el caso del algodón la
cifra fue del 87 por ciento y en la soya, de 91 por ciento. En tanto, en
nuestra nación se cultiva maíz en todo
el territorio y eso dificulta el control de las posibles liberaciones
intencionales o ilícitas.
Cada día en el territorio se consumen más de siete mil
productos que contienen glucosa, almidón o alta fructuosa, obtenidos de esa
gramínea. Además, ese cultivo tiene gran valor cultural y religioso en
La frecuencia de transgenes en maíces criollos, con la toma
de muestras en zonas de Oaxaca, es baja y se puede deber a que hace años, en
las comunidades, hubo una alerta y se tomaron acciones como no adquirir
semillas de fuera y no sembrar las de origen desconocido, concluyó Ortiz.
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La aplicación de
transgénicos en medicina tiene más de 25 años, cuando se aprobó una bacteria
recombinante con un gen de la insulina, afirmó en
FOTO 02.