Boletín
UNAM-DGCS-358
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Universitaria
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·
Investigadores
de
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El
integrante del CEIICH, Gian Carlo Delgado, dijo que no se ha evaluado la tala
de árboles, la alteración al ambiente, la producción de lodos y el daño a los
arrecifes y otros más
·
Extraer
un barril de petróleo hoy día representa diez veces más el costo energético que
en 1950, dijo el académico de
El costo real del
petróleo no ha sido calculado de forma adecuada, porque no se han evaluado los
efectos que provoca al medio ambiente y a la salud, reconocieron los
participantes del Segundo Coloquio
Situación y Alternativas Energéticas 2008-2050, organizado por
El investigador del CEIICH,
Gian Carlo Delgado Ramos, aseguró que la estimación de producción de un barril
de petróleo en un costo aproximado de cuatro dólares, es tramposa, porque es un
precio que no considera cuestiones ambientales ni de salud.
Por ello, se ha empezado a
tomar en cuenta una serie de factores como exploración, producción, extracción,
procesamiento y quema del hidrocarburo, que hace que su precio se vuelva
extremadamente caro.
En el
auditorio del CEIICH, advirtió que en exploración, por ejemplo,
no se ha contabilizado el costo de la tala de árboles, la alteración de los
ecosistemas inmediatos a las zonas de excavación, ni por el movimiento de
caravanas, equipo y maquinaria pesada. Se estima, que 40 por ciento de las
perforaciones de prueba son fallidas. Además, muchos de los sistemas en donde
está el recurso son prístinos, y los daños que se ocasionan en esos sitios
tampoco se calculan.
Delgado Ramos agregó que en
perforación y extracción de crudo tampoco se consideran los efectos de los
explosivos, la producción de lodos, de agua de desecho ni los materiales
radiactivos que se liberan con las excavaciones y la remoción de tierra, así
como el perjuicio a los arrecifes de coral y demás.
El integrante del CEIICH
aseveró que los indicadores más recientes, señalan que se necesita entre 25 y
39 por ciento más de recursos para sostener el actual ritmo de consumos de
energía y materiales.
Por ello, en un contexto en el
que se incrementa el consumo de energía de manera dramática y se pasa de miles
de barriles a mediados de siglo XIX a 65 millones a finales del siglo pasado,
se entra en una fase de caída de las reservas probadas de petróleo barato.
Gian Carlo Delgado informó que
los países desarrollados consumen 21 veces más energía que las naciones menos
industrializadas. Estos indicadores muestran una situación tensa, que es
urgente resolver, porque los límites empiezan a imponer un cambio de paradigma
energético.
Por su parte, el académico de
Por ello, consideró
indispensable reducir los niveles de consumo, extracción y exportación de
hidrocarburos; impulsar la eficiencia energética y la producción industrial, y
aumentar el nivel de certeza entre reservas probadas y probables. Además,
“ningún crecimiento o desarrollo tecnológico se justifica si no se orienta a la
mejoría de los más necesitados”.
Se debe colocar en un lugar
central de cualquier propuesta de reforma energética, temas como el cambio
climático, el fin de los combustibles fósiles baratos, la contaminación de
aire, agua y suelo por extracción, la refinación, distribución y consumo de
petróleo, así como la defensa de los intereses de las futuras generaciones.
Con ello, recalcó, se busca
mantener al menos la cuantía de los ingresos extraordinarios por esa
explotación, que en los últimos años ha fluctuado entre 12 y 26 mil millones de
dólares anuales. Esos recursos seguirían cubriendo sus necesidades para infraestructura,
gasto corriente, fiscal y social, reparto a los estados y pago de deuda.
Por otro lado, insistió en que
el uso casi indiscriminado de la energía fósil y de los recursos provenientes
de la renta petrolera, ha afectado el tejido político y socioeconómico del
país, se ha dependido tanto de ese recurso, que ha terminado por influir
negativamente en los principales indicadores del desempeño económico, en
términos de eficiencia, eficacia, rentabilidad y baja entropía.
Por último, el integrante del
Instituto de Investigaciones Económicas, Rafael Borrayo
López, sostuvo que hay problemas en la teoría y en la base empírica requerida,
para elaborar modelos aplicables para el análisis económico ambiental.
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