13:00  hrs. 11 de Mayo de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-304

Ciudad Universitaria

 


Guadalupe Ferrer

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FILMOTECA DE LA UNAM: LA MEMORIA AUDIOVISUAL MÁS IMPORTANTE DE AMÉRICA LATINA

 

·        Para el curador, Francisco Gaytán, es el receptáculo más importante donde se realiza el acopio, la clasificación y la restauración del cine mexicano antiguo

 

Con un acervo superior a los 41 mil títulos y más de 200 mil latas, y a casi medio siglo de haber sido creada, la Filmoteca de la UNAM es, en la actualidad, la memoria audiovisual más importante de México y de América Latina, reconocieron los integrantes de ese espacio.

 

Quizá sea el archivo fílmico de AL con mayor tradición y experiencia en materia de conservación, así como también uno de los más reconocidos en el ámbito internacional por su trayectoria, aseguró la titular de la Dirección General de Actividades Cinematográficas (DGAC), Guadalupe Ferrer Andrade, instancia encargada de esta institución.

 

Empero, aclaró la especialista, el total no lo constituyen películas en términos estrictos, pues en muchos casos se trata de pequeños fragmentos rescatados, como Porfirio Díaz paseando por la Alameda o Minutos del tren viniendo por el puente de Metlac, imágenes fundamentales y valiosas.

 

Tan sólo el año pasado se recibieron, entre donaciones y depósitos, 298 largometrajes y 240 cortos, para totalizar 538 filmes, con lo que en la actualidad el acervo asciende a 41 mil 450 títulos. Con el interés y la confianza de productores, realizadores, investigadores y coleccionistas, ingresaron los materiales de Cinematográfica Filmex, Cecine Clasa Films, Patricia Gamboa, Cinemateca de Bolonia, Producciones Rosas Priego, Felipe Cazals y Películas Nacionales, entre otros.

 

Creada en 1960 para localizar, identificar, restaurar y preservar la memoria cinematográfica del país, la Filmoteca de la UNAM ha podido participar en proyectos internacionales conjuntos con sus similares de otras naciones, para rescatar materiales considerados perdidos o que pueden ser de interés común.

 

No sólo cuenta con rodajes, aclaró Ferrer, también tiene gran cantidad de trabajos fotográficos, es decir, una iconoteca de primer nivel, en donde es posible encontrar documentos y placas de casi toda la historia de la filmografía nacional, así como carteles, entre otros.

 

Además, añadió, posee un Centro de Documentación, con más de 15 mil 500 libros y enorme cantidad de materiales gráficos, heliográficos, fotográficos, de video y DVD, de importancia para estudiantes e investigadores del cine nacional y mundial.

 

También ha sido el lugar ideal para la cesión de material, donaciones y depósitos de quienes buscan que su película esté bajo resguardo de la UNAM, comentó, porque tiene la certeza de que en esta casa de estudios se protegerá de la mejor manera.

 

Posee una bóveda de resguardo, donde además se investiga, localiza y negocia. Al adquirir una obra cultural, la revisa, la valora, la restaura, la cataloga, la protege y, si es posible, la difunde.

 

En ese sentido, el curador de la Filmoteca, Francisco Gaytán Fernández, señaló que es el receptáculo más importante, por diversas circunstancias históricas, en el que se realiza el acopio, la clasificación y la restauración de la mayor parte del cine mexicano antiguo; es decir, aquel que se hizo desde que este arte llegó al país con los hermanos Lumiere en 1896, hasta los 50 ó 60.

 

En la actualidad, la memoria fílmica de México se encuentra en los niveles más altos en el mundo en cuanto a conservación de los materiales cinematográficos. De hecho, apuntó, es tan bueno que técnicos de otros países acuden a ella para especializarse o envían materiales para que aquí sean reparados y pagan por ello.

 

Salvaguardar estos documentos audiovisuales sirve porque, en buena medida, el cine formó a la sociedad mexicana. Independientemente de la enseñanza recibida en la escuela y el hogar, la gente de más de 50 ó 60 años fue educada por el cinematógrafo, advirtió.

 

Tan detallado como la filigrana

La restauración de las películas es un trabajo delicado, al que se le da mucho esfuerzo y sobre todo paciencia, “es un mundo dedicado, casi un trabajo de filigrana que requiere mucha inversión de equipo humano y de conocimientos”, consideró Francisco Gaytán.

 

La filmoteca comenzó su historia con la recepción de las copias de dos filmes, Torero y Raíces, donadas por Manuel Barbachano Ponce. Sin embargo, no requirieron tratamiento. Fueron El aniversario del fallecimiento de la suegra de Enhart (1912) y varios materiales de la Revolución Mexicana que se adquirieron al señor Edmundo Gabilondo, un viejo distribuidor de cine mexicano, los primeros que requirieron de ese proceso, detalló.

 

Fue una labor que requirió tiempo, rememoró Gaytán. El aniversario del fallecimiento... requirió más de un mes a pesar de que dura escasos ocho minutos. El problema fue que la cinta estaba encogida y costó mucho trabajo hacer el copiado.

 

Al principio, en la restauración se utilizaban laboratorios comerciales y en ese momento había muchos en el país, algunos poco equipados pero con enorme conocimiento de la cinematografía. Pero no sólo implica lo técnico de qué hacer con las imágenes, pasándolas de un viejo material a uno nuevo, sino saber cómo fue hecho y cómo fue visto en la época en que se realizó, advirtió.

 

De hecho, hay cintas difíciles de reparar, como Tepeyac (1917), porque la copia original tiene desfases, es decir, explicó, el fotograma está desplazado respecto de las perforaciones. La condición fue superada hasta que se obtuvo una máquina capaz de refotografiar cada escena y dejarla correctamente impresa en los orificios. Para ello debieron pasar años.

 

Además, la Filmoteca ha impulsado la realización de diversas colecciones en DVD, como la de Imágenes de México, donde se hace una recopilación de los documentales que se conservan en el archivo de diversos estados del país. Se comenzó con Tabasco, Oaxaca y Michoacán, informó el subdirector de Cinematografía de la DGAC, Francisco Ohem Ochoa.

 

Otra está dedicada al cine independiente mexicano, pues desde mediados de los 60 y 70 la Universidad jugó un papel destacado en esas propuestas. Se han editado Los confines (Mitl Valdez) y El cambio (Alfredo Joskowicz).

 

También se han impulsado los clásicos del cine mexicano. Por ejemplo, se ha editado, en colaboración con socios estadounidenses, la trilogía sobre la Revolución Mexicana de Fernando de Fuentes: El compadre Mendoza, Vámonos con Pancho Villa y El prisionero trece.

 

En la actualidad, comentó Ferrer, la Filmoteca es miembro de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF), que le ha permitido adquirir el compromiso de adoptar reglas para convertirse en un espacio de resguardo. Es una suerte de “sello de garantía”. Además, permite adquirir conocimientos sobre nuevos descubrimientos en materia de restauración, equipos modernos y establecer alianzas con otras agrupaciones.

 

Incluso, abundó la directora, se han encontrado materiales y películas gracias a esa membresía. De pronto avisan que encontraron una película mexicana de tal año, la institución se aboca a obtener una copia. Asimismo, ha permitido establecer normas de catalogación homogénea entre todas las filmotecas del mundo, porque si un acervo no cuenta con un buen sistema y no conforma una buena base de datos, entre más grande sea, más inútil será.

 

“No es fácil catalogar una película, pues no sólo se trata de hacer una ficha. Muchas veces se rescata un material que ni siquiera tiene título, no se sabe a qué corresponde, y se debe efectuar una investigación para ubicar la fecha. Apenas se encontró El divino narciso, que no está citada ni documentada en ninguna enciclopedia del cine mexicano, y se detectó en un fondo que dejó un donante cercano a aspectos religiosos”, detalló.

 

Lo importante es que no se pierda, y el formato cinematográfico es buena garantía. “Si se cuida bien, los soportes de cine pueden garantizar una vida más o menos larga de las películas de por lo menos 200 ó 300 años”, comentó Gaytán.

 

Una de las formas para preservarlas es guardarlas en datos y después subirlas a distintos formatos, aunque es caro, recalcó Ferrer. Pero cuando se tiene un material deteriorado, que quizá no va a soportar más tiempo, se pasa a datos y se mantiene ahí. Es un proceso lento, pero se debe identificar qué es relevante digitalizar porque pudiera estar en riesgo de perderse.

 

Hoy la Filmoteca continúa la búsqueda y restauración. Quizá algún día, entre los miles de rollos que le toque analizar, encuentre Las 10 películas mexicanas perdidas más buscadas: La luz, tríptico de la vida moderna (1917), En defensa propia (1917), Juan Soldado (1919), La parcela (1921), El coloso de Mármol (1928), Más fuerte que el deber (1930), El anónimo (1932); El espectador impertinente (1932), Michoacán (1937) y La china poblana (1943), primer filme a color de María Félix.

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El curador de la Filmoteca de la UNAM, Francisco Gaytán, señaló que además de la enseñanza recibida en la escuela y el hogar, la gente de más de 50 ó 60 años fue educada por el cinematógrafo.

 

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La Filmoteca de la UNAM es la memoria audiovisual más importante de México y de AL, con un acervo superior a los 41 mil títulos y más de 200 mil latas, donde se restaura el material dañado.

 

FOTO 3.

La Filmoteca de la UNAM ha podido participar en proyectos internacionales conjuntos con sus similares de otras naciones, informó su directora, Guadalupe Ferrer.