Boletín
UNAM-DGCS-287
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al
final del boletín
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Consolidan estudiantes y profesores de
·
Esta disciplina busca generar sistemas que
no se encuentran en la naturaleza, o rediseñarlos utilizando construcciones
genéticas
·
Entre otros proyectos, abordan los
mecanismos de intercambio de información genética en bacterias usando la
resistencia a antibióticos, dijo el profesor de
·
Investigadores y
estudiantes de
El profesor de
Para ello, indicó el
experto del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas
(IIMAS),
La estudiante de la
maestría en Ciencias Biológicas de
Al respecto, reconoció que han tenido problemas en la implementación,
porque un organismo tiene restricciones biológicas y una regulación
genética estricta y fina.
Se abordan, recalcó, los
patrones de Turing, empleados profusamente para entender los problemas básicos
de la morfogénesis y se han aplicado a gran variedad de sistemas biológicos,
como la coloración de la piel de los animales o la forma de las alas de las
mariposas, por ejemplo. A decir de la profesora de
Esperan observar si la
bacteria con la que trabajan, Escherichia coli, por sí sola genera ya un patrón, es decir, sin
tener que modificarla sofisticadamente, añadió Robles Bucio.
La idea principal, especificó
El grupo de
especialistas y alumnos de
Se trata de tomar biopartes y sistematizarlas, destacó el docente de
El propósito, manifestó,
es presentar proyectos donde se emplee el conocimiento disponible, a fin de
generar más aplicaciones o permitir que se sistematice la información
existente. Así se crean ideas que podrían permitir una clasificación de partes
biológicas y producir máquinas genéticamente diseñadas.
Todo, precisó, se basa
en la ingeniería electrónica, que tiene como uno de sus fundamentos clasificar
circuitos, y si se quiere realizar una tarea compleja, busca los que necesita y
los ensambla. En la biología sintética la finalidad es repetirlo en organismos
vivos.
Los proyectos, acotó
Hernández Quiroz, van más allá de simplemente concursar en iGEM,
certamen que inició formalmente en 2005, aunque antes de ese año hubo varios
intentos locales.
El profesor de
El potencial para crear
funciones biológicas mediante ensambles artificiales de ADN, cuyos pedazos se
enlazan unos con otros para dar una función nueva o hacer un modelo biológico
para estudio, es enorme, refirió.
De acuerdo con Padilla
Longoria, tiene aplicaciones al menos en tres ramas: biosensores, por ejemplo,
grupos internacionales han creado algunos para detectar contaminación de
arsénico en agua; terapias y medicina, pues se ha trabajado para evitar que se
propaguen los virus, así como tecnologías de la información, que van desde cómo
encriptar información en sistemas biológicos hasta
cómo resolver algoritmos.
El investigador de
Lo atractivo de la época
actual, dijo, es que quizá, por primera vez, los modelos matemáticos tienen una
capacidad predictiva real. Los biólogos están interesados porque en términos
experimentales hay una retroalimentación.
Los problemas que
plantea son de enorme complejidad, y ello tiene consecuencias concretas, como
el que no haya todavía herramientas para solucionarlos, consideró Hernández
Quiroz.
Como ejemplo, mencionó que si se observa el repositorio de biopartes del iGEM, en general es
difícil tomar la información que contiene y ponerla a funcionar, porque no
existe un lenguaje común que lo unifique todo.
De ahí que otra parte del trabajo de los universitarios sea no sólo
realizar algoritmos biológicos, sino aprovechar la oportunidad para ver si
pueden generar herramientas matemáticas, lingüísticas y computacionales para
sistematizar los datos, concluyó.
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