Boletín
UNAM-DGCS-282
Ciudad Universitaria
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final del boletín
CRECE EL CONSUMO
DE PRODUCTOS LIGHT Y LOS CASOS DE
DIABETES Y OBESIDAD
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La coordinadora del PUAL de
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Hay muchos mitos en torno a las grasas y los
edulcorantes, aseveró la especialista de
Pese a que los productos light o bajos
en calorías han irrumpido en
La coordinadora del Programa Universitario de Alimentos (PUAL), Amanda
Gálvez Mariscal, lamenta que haya cambiado la dieta tradicional de tortilla y frijol, ricos en fibras, por comestibles tratados con
productos químicos con la pretensión de reducir la ingestión de calorías, por
grasas o edulcorantes, sin conocer los efectos en la salud.
Asimismo, la especialista en alimentos y química ambiental,
Ante la avalancha de un centenar de productos light
como mayonesas, mermeladas y cremas, entre otros, se encontró “una manera
de comercializar algunas sustancias químicas que se descubrieron por
accidente”. Gálvez Mariscal consideró que hay engaño, pues lo que debe
ingerirse es una dieta variada y natural en pequeñas cantidades, cinco veces al
día.
Además, alertó que no se debe tener una dieta de “cero grasa”, porque
ésta es importante para la producción de las hormonas. El individuo debe tener
un nivel suficiente de colesterol en el cuerpo, molécula base para el sistema
hormonal.
Estos alimentos, denominados bajos o de “cero grasas”, explicó, cambian
la formulación del producto original para contener menos calorías, al sustituir
las grasas por almidones, y mantener
La titular del PUAL, expuso que la gente que consume productos light cree que puede comer más, pero “no se
necesitan estos alimentos para tener una dieta equilibrada o para adelgazar”.
Es preferible fijarse en las etiquetas para conocer el nivel de azúcar u otros
edulcorantes y su aporte calórico, sabiendo que las cifras están por porción y
no por contenido total; si no lo tienen es mejor no adquirirlos.
El ser humano está diseñado para comer poco, refirió, porque en la alta
era paleolítica los nómadas carecían de alimentación constante y no contaban
con la agricultura, un invento relativamente moderno. El cuerpo, precisó, está
diseñado para guardar energía. Entonces, cuando la gente omite alguna comida,
el organismo predispone en emergencia y al obtener alimento, utiliza todo y
reserva las grasas, en exceso, generadoras de obesidad.
La mejor receta es comer poco y en horas determinadas. Los nutriólogos definen que la gente debe alimentarse cinco
veces al día, que es lo ideal, detalló.
Por otra parte, afirmó que cuando se come algo dulce, se inicia el
proceso de absorción de calorías y azúcares –del origen que sean, azúcar de
caña o mieles fructosadas, entre otras–;
entonces, entra en juego la insulina para permitir la absorción de la glucosa.
En este proceso, expuso, se generan los jugos digestivos y la saliva,
en espera calórica; aunque se trate de productos light, que envían calorías al torrente sanguíneo, la
insulina “puede desbalancear las hormonas y otras
funciones”.
“Este exceso de insulina inútil en el cuerpo, nunca aparecería con
alimentos naturales, porque estamos diseñados para comer lo que hay en la
naturaleza”, agregó.
La experta en programas alimenticios, aseguró que se está perdiendo la
costumbre de ingerir la tortilla y el frijol. Los
mexicanos han degustado platillos hechos con maíz sin engordar. Pero a partir
del 2000, casualmente la época en que se presenta el auge de los productos
bajos en grasas y en azúcar, la epidemia de la diabetes y la obesidad está
rampante.
No descartó que la falta de ejercicio y el estrés prevaleciente en las
grandes ciudades, contribuyan a
La ingeniera química y doctora en ingeniería
La investigadora de
Antes se consumía manteca de cerdo, mantequilla y azúcar de caña o
remolacha sin problema. Habrá que cuestionarse desde el punto de vista de la
química y la bioquímica de alimentos, qué tan buenos son los productos light. Se permite que la gente ingiera productos de
los que no se conocen los efectos en el organismo.
Tras comentar los experimentos realizados en los laboratorios del
Edificio de Alimentos y Química Ambiental, en los que algunos roedores
consumieron agua simple y agua con azúcares –azúcar, fructosa, sucralosa y aspartame–, los
segundos presentaron sobrepeso, en contraste con los primeros.
Se pronunció por la realización de estudios serios, antes de permitir
que algunos alimentos sean considerados malos y otros buenos, cuando no hay
constancia científica.
Por ello, sugirió que ante pruebas que confirman la obesidad por el
efecto de aditivos químicos añadidos a los alimentos,
Relató que en la segunda mitad del siglo pasado, Estados Unidos comenzó
a utilizar sus excedentes de maíz para generar mieles con enzimas: adquirió
patentes japonesas para hidrolizar los almidones e invertir la glucosa a
fructosa y comenzó a producir mieles fructosadas en
cantidades importantes y a introducirlas en bebidas carbonatadas y en alimentos
que en la actualidad se denominan light.
Ante el miedo de la población al consumo de carbohidratos, recordó que
el carbono se usa para todas las funciones metabólicas, y concluyó que una
dieta balanceada debe contener hidratos de carbono, grasas, proteínas,
vitaminas y minerales.
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FOTO 01
No se puede tener una dieta de “cero grasa”, porque
ésta es importante para la producción de las hormonas, advirtió la coordinadora
del PUAL de
FOTO 02.
La raza humana ha consumido grasas y edulcorantes y ha
sobrevivido 20 mil años sin problemas. Hasta ahora se tienen severos problemas
de obesidad, afirmó la experta de