Boletín
UNAM-DGCS-261
Ciudad Universitaria
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final del boletín
NO EXISTE EN
MÉXICO
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En el Día
Mundial del Libro y del Derecho de Autor, el director general de Bibliotecas de
la UNAM,
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El investigador
del CUIB, Héctor Guillermo Alfaro, apuntó que si se consideran elementos como
revistas y periódicos, se verá que el número de lectores crece
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Necesario,
preparar desde la niñez a la gente para que sea lectora y despertar una pasión,
señaló la directora de Literatura de esta casa de estudios,
En el país la gente
no lee, porque no cuenta con la educación suficiente para ello, y no porque
carezca del hábito para hacerlo. “No es posible fomentar la lectura en alguien
que no sabe leer”, señaló el director general de Bibliotecas de la UNAM e
investigador del Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas
(CUIB),
La Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y
diversos países establecen que para que una persona pueda leer de manera
provechosa se debe estudiar por lo menos
En el Día Mundial del
Libro y del Derecho de Autor, Rodríguez dijo que por ello, cuando se habla de
impulsar campañas está bien, porque toda acción que promueva esa actividad es
positiva.
En ese sentido, el
investigador del CUIB, Héctor Guillermo Alfaro López, expresó que no es que no
se quiera leer, sino que hay también falta de infraestructura.
Se debe considerar
que México, a lo largo de la historia, no ha contado con gran cantidad de
lectores; siempre han sido grupos localizados a quienes se les puede considerar
como tales, más allá de que haya otra población que periódicamente lee algún
título, apuntó.
El problema, aclaró,
es que se ha “fetichizado” el libro y se considera que es el medio para
identificar si una nación tiene determinada cantidad de lectores o no. Eso es
“peligroso, porque bajo esas circunstancias hay países que van a salir mal
ubicados, como el nuestro, donde se diría que se tienen pocos”.
No obstante, abundó,
si se consideran otros elementos, como revistas y periódicos, se verá que el
número de lectores crece. Por ello, deben revisarse las categorías y los
conceptos utilizados.
Se puede hablar en
términos estadísticos, pero esa es una trampa, porque se tiende a considerar
como parámetro únicamente a los libros, y no es el único material, hay
periódicos, revistas e incluso cartelones publicitarios; es decir, refirió, sus
posibilidades son mucho más amplias que las obras bibliográficas.
Más allá de decir que
no hay lectores en México, se deben reconocer problemas de fondo, históricos, y
uno de ellos es que no han habido políticas ni de los gobiernos ni de las
instituciones culturales y educativas, para impulsar un programa sistemático
que propicie esta afición.
La lectura en gráficas
En México se leían en
promedio 2.9 libros por habitante al año. Además, 33.5 por ciento dijo no haber
consultado un solo ejemplar en doce meses, 30.9 de uno a dos, 25.8 de tres a
10, y el resto respondió haber leído 11 textos o más.
Este ejercicio,
realizado entre noviembre y diciembre del mismo año en 136 municipios de 29
estados de
Empero, otras cifras
son alarmantes: en promedio, se leen 2.9 libros por persona al año; en la
última década y media cerró el 30 por ciento de las librerías y casi uno de
cada 10 habitantes mayores de 15 años no sabe leer ni escribir, ello a pesar de
saberse que constituye una actividad que propicia una auténtica liberación
mental y cultural, y tiende a igualar la vida de los ciudadanos.
Desde su perspectiva,
la directora de Literatura de esta casa de estudios,
Los gobiernos no
apoyan ni consideran que este tema sea prioritario. En el discurso, expuso,
siempre se habla de su importancia en la educación de un país y en el
desarrollo, pero en la práctica muchas veces los responsables no infieren que
la literatura forme parte relevante de sus vidas.
Existen “candados”
que tienen que ver con una forma generalizada de ver el mundo, donde el éxito
está permeado por triunfos de tipo pragmático y relacionados con lo económico y
Por ello, se pierden
los espacios que han sido naturales para esta actividad, como los suplementos y
las revistas culturales. Incluso en las secciones de los periódicos, lo que
antes se destinaba a cultura hoy es apenas una separata que forma parte de la
sección de espectáculos, reveló.
Además, la autora de
obras como Alta infidelidad y La corte de los ilusos, comentó que ello
ha producido una sociedad mal informada, con poco tiempo para la lectura,
considerada suntuaria, con una educación pobre desde
Asimismo, añadió,
hace unos años se auguraba que Internet sustituiría a las bibliotecas y al
libro. Pero los bibliotecarios siguen activos, trabajando, tanto con los
materiales en papel como con los avances electrónicos.
De hecho, el
desarrollo de la biblioteca pública en el siglo XIX es uno de los grandes
aportes a la democratización de las personas, porque es la única institución
que no exige ningún requisito a los individuos –ni siquiera saber leer–, para
tener acceso a ella, enfatizó.
Alfaro López aseguró
que al leer el individuo se recrea a sí mismo, se reconstituye, se convierte en
una persona diferente a la que es, porque implica la asimilación de ideas, por
una reflexión que no sólo cambia la forma de pensar, sino también la vida.
Para algunos
especialistas, uno de los principales problemas que enfrenta la lectura es el
cierre de espacios. De acuerdo con
El funcionamiento
actual de la escuela prepara a los estudiantes no para ser lectores. Las aulas
más bien hacen que los niños se alejen de esta actividad y no como siempre se
ha supuesto.
Esta paradoja se
registra porque esta acción forma parte del proceso de alfabetización y, por lo
mismo, se asocia con la lectura, pero no es lo mismo, pues sólo da competencia
a una persona para leer un libro, aunque no significa que generará un lector,
concluyó.
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FOTO 01.
Para leer de manera provechosa se debe estudiar por lo
menos la secundaria, pero la mitad de los mexicanos no ha cursado este nivel,
aseguró el especialista de la UNAM, Adolfo Rodríguez.