12:30 hrs. 20 de Abril de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-251

Ciudad Universitaria

 

Tila María Pérez


Tila María Pérez


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TIENEN LOS ÁCAROS GRAN IMPORTANCIA ECONÓMICA

 

·        Es el grupo de animales de mayor diversidad del planeta y son los únicos que ocupan todos los hábitats, dijo Tila María Pérez, directora del Instituto de Biología de la UNAM

·        En México, existen aproximadamente tres mil especies conocidas; en Veracruz, Chiapas y el Estado de México se conoce el mayor número, añadió la académica de la FC, Guadalupe López Campos

 

Si bien la mayoría de sus especies no ha sido formalmente descrita, los ácaros constituyen el grupo de animales de mayor diversidad del planeta, junto con los insectos; poseen gran importancia médica, veterinaria, agrícola y, por lo tanto, económica, al estar asociados con el resto de los seres vivos, afirmaron especialistas de la UNAM.

 

Esos pequeños animales son los únicos que ocupan todos los hábitats y nichos ecológicos del planeta, desde las altas montañas hasta profundidades de cinco mil metros en los mares, y desde las heladas nieves hasta las chimeneas hidrotermales en los fondos oceánicos, aseguró la directora del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, Tila María Pérez Ortiz.

 

La mayoría son microscópicos, miden de uno a dos milímetros de longitud, mientras otros, como las garrapatas, alcanzan poco más de un centímetro y hasta tres cuando están repletas de sangre, añadió.

 

En el mundo, se han descrito y nombrado alrededor de 50 mil especies y en México cerca de tres mil, ubicadas en Veracruz, Chiapas, Estado de México, Morelos, DF, Guerrero y Puebla, las entidades donde se conoce el mayor número, señaló la académica del Laboratorio de Acarología de la Facultad de Ciencias (FC), Guadalupe López Campos.

 

Sin embargo, la mayoría no están referidos aún. Cálculos conservadores, estiman que deben existir alrededor de un millón de variedades de estos artrópodos, aunque “deben ser más, porque no sólo están asociados a todos los seres vivos, sino que los hay de vida libre”, expuso la directora.

 

Por ejemplo, un perico mexicano puede “hospedar” hasta 30 especies de ácaros: en las plumas primarias, secundarias y cobertoras del ala y de la cola, y dentro de una misma pluma puede haber diferentes. Esta es sólo una muestra de su enorme diversidad, dijo.

 

¡Ácaros en todas partes!

Los ácaros (del griego akarés, "diminuto", "que no se corta") son de los organismos más primitivos del planeta, pues lo habitan desde hace más de 500 millones de años, “antes que los dinosaurios y que las plantas con flores”, recordó Tila María Pérez.

 

Cuando aparecieron los mamíferos, incluidos los humanos, se “subieron a ellos”. Lo mismo hicieron con el resto de los animales y plantas, donde encontraron nuevos nichos y hábitats susceptibles de ser colonizados.

 

Algunos fueron conocidos por los antiguos griegos, romanos y chinos. Aristóteles pensaba que se formaban de la piel, pero nunca los relacionó con la sarna, padecida por el humano desde la antigüedad, como se consigna en Animales desconocidos. Relatos acarológicos, de Anita Hoffmann, precursora en el estudio de esos animales en el país y profesora emérita de la UNAM, desaparecida recientemente.

 

En el territorio, diferentes especies de ácaros han recibido nombres peculiares, algunos ya usados entre los antiguos mexicanos. Así, a las garrapatas se les designa en diversas entidades como “tlalajes” “tostoneras”, “conchudas”, “tullidoras” o, como Juan Rulfo en Pedro Páramo, “turicatas”.

Otros, que producen dermatitis o inflamaciones de la piel, son llamados “tlazahuates” o “coloradillas”, hay también “corucos” en las gallinas, las “arañas rojas” de las plantas y muchos más.

 

El ciclo de vida de estos artrópodos, expresó Guadalupe López, tiene varias etapas. Eclosiona una larva del huevo con sólo tres pares de patas –como los insectos– y de ahí pasa al estado ninfal, que difiere del adulto (ya con cuatro pares de patas, como todos los arácnidos), en el que las aberturas genitales aún no están bien desarrolladas.

 

Los hábitos alimenticios son variables. No sólo hay depredadores, sino fitófagos, que se alimentan de la savia de las plantas; hematófagos, de la sangre de los huéspedes que parasitan; saprófagos, de materia en descomposición, o micófagos, de hongos.

 

La relación con el resto de los seres vivos es diversa. Pueden ser desde comensales, o sea, tener una asociación con el huésped donde obtienen su alimento pero no le ocasionan ningún daño, hasta ser francamente parásitos y dañinos.

 

En México, se ha registrado la mayor parte de las especies en los mamíferos como huéspedes, principalmente roedores y murciélagos. Las aves y los insectos se disputan el segundo lugar, explicó López Campos.

 

Los buenos y los malos

Los ácaros están en todos lados, ¡hasta en las narices! De manera natural, la especie Demodex folliculorum vive en los poros de la cara y se alimenta del material secretado por las glándulas sebáceas asociadas a los folículos pilosos.

 

Se pueden encontrar en la nariz, los pómulos, la barba, la frente o los párpados de 20 por ciento de los adolescentes y en todas las personas adultas cuyo cutis grasoso de poros abiertos y puntos negros es característico. Dado que estos microorganismos estimulan la actividad de dichas glándulas, se favorece la constitución grasa de la piel de las personas mayores y retarda la formación de arrugas, subraya Hoffmann en su libro.

 

También son benéficos para el suelo; su salud y fertilidad se relaciona con la existencia de esa fauna. Ahí, 80 por ciento de los organismos presentes son ácaros que contribuyen de forma sustancial a la degradación de la materia orgánica, abundó Tila María Pérez.

 

No obstante, hay otros que son dañinos, como los llamados del polvo, aclaró. Viven en las casas, en los colchones, las almohadas y las alfombras, y se alimentan de desechos, como las escamas de la piel que se desprenden del cuerpo.

 

Las proteínas de los ácaros actúan como alergenos en los humanos y pueden producir asma, rinitis o prurito en la piel. Se considera que las especies Dermatophagoides pteronyssinus y  Dermatophagoides farinae son causantes de asma en personas susceptibles. También puede haber acariasis o infestación en los ojos, pulmones, oídos o intestinos, especificó.

 

La mencionada sarna afecta no sólo a los humanos, sino a los animales domésticos o al ganado, sostuvo Tila María Pérez. Generan problemas económicos en las explotaciones pecuarias con presencia de garrapatas, transmisoras de graves enfermedades en los bovinos como la babesiosis.

 

Otra gama se alimenta de la savia de las plantas, muchas de ellas de importancia agrícola. Pueden provocar que los frutos no crezcan de manera adecuada, o incluso, la muerte del vegetal, con grandes pérdidas económicas. Tal es el caso del aguacate, mango o coco, indicó la acaróloga.

 

Por ejemplo, en México se cultivan más de 45 mil hectáreas de duraznero con una producción anual de 185 mil toneladas. Una plaga que afecta al cultivo es la de las “arañas rojas”, especie polífaga agresiva con sus huéspedes, cuyas poblaciones llegan a ser elevadas. Puede localizarse en las yemas florales, dañándolas por completo, y en el follaje redundan en un enchinamiento. La defoliación reduce significativamente el peso de la fruta (50 por ciento, en promedio).

 

También los hay endoparásitos de las abejas, que invaden su aparato respiratorio, o externos, que ocasionan pérdidas a la apicultura. Aunque también hay ácaros que depredan a otros y permiten un control biológico de ciertas plagas, apuntó.

 

El futuro

 

Cuando se extingue una especie de flora o fauna también desaparece la biodiversidad acompañante. Por eso, no sólo debe hablarse de extinciones, sino de coextinciones. Uno de los grupos más afectados por esas pérdidas es el de ácaros.

 

Ni siquiera se sabe cuáles son las especies que desaparecen, explicó la directora del IB, aunque para ciertos grupos de huéspedes, como los mamíferos, se calcula que el 50 por ciento de sus especies está en algún grado de riesgo.

 

De ahí, el valor de la Colección Nacional de Ácaros de ese Instituto, la más importante del país, que resguarda más de 60 mil ejemplares. “Las generaciones futuras tendrán aquí un registro de esos seres que habitaron el planeta en el lugar, fecha y localidad señalados en cada etiqueta de colecta”, puntualizó.

 

Como el resto de las colecciones nacionales del IB, la referida está siendo digitalizada. Los datos de cada ejemplar son capturados en una base con las localidades georreferenciadas. Se integra, a su vez, a la Unidad Informática de la Biodiversidad (UNIBIO) del IB, de manera que pueda ser consultada a través de Internet.

 

“A partir de esa información se pueden hacer modelos de distribución y predecir su localización geográfica en diferentes escenarios, incluidos los de cambio climático global o de deforestación, por ejemplo”, refirió.

 

No obstante, agregó Guadalupe López Campos, hacen falta más especialistas que se dediquen al estudio de este grupo megadiverso, pero aún desconocido. Para investigar lo que podrían ser, mínimo, un millón de especies, sólo existen 30 acarólogos mexicanos.

 

Además, en estados como Tlaxcala, Hidalgo, Zacatecas, Querétaro, Colima y Aguascalientes, las colectas han sido esporádicas y el conocimiento de la fauna acarológica es todavía deficiente, salvo en grupos como el de las garrapatas, resaltó.

 

De los ácaros resulta sorprendente la diversidad y la manera en que todo lo ocupan. Hay otros mundos y submundos tan complejos como el humano. La vida palpita a diversas escalas, finalizó Tila María Pérez.

 

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La directora del IB de la UNAM, Tila María Pérez Ortiz, afirmó que los ácaros son los únicos que ocupan todos los hábitats y nichos ecológicos del planeta.

 

 

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En el mundo, se han descrito y nombrado alrededor de 50 mil especies y en México cerca de tres mil, señaló la académica del Laboratorio de Acarología de la FC de la UNAM, Guadalupe López.

 

 

FOTO 03.

 

Los  ácaros son microscópicos, miden de uno a dos milímetros de longitud, mientras otros, alcanzan poco más de un centímetro, detallaron especialistas de la UNAM.