Boletín
UNAM-DGCS-186
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al
final del boletín
NO HA SIDO DE
INTERÉS PÚBLICO, EL ABUSO SEXUAL INFANTIL
·
Pese a que en más del 60 por ciento de los hogares
se vive algún tipo de violencia, afirmó en
·
Los efectos a largo plazo son: depresión y ansiedad, trastornos de la
alimentación y del sueño, sentimientos de vergüenza y culpa, agregó
·
Se estima que la explotación sexual comercial
infantil es la tercera causa de ingresos en el mundo, después del tráfico de
drogas y de armas, dijo Sofía Román Montes
Hasta ahora, el abuso
sexual infantil no se ha abordado como un asunto de interés público, y se ha
dejado al ámbito privado. Hay poca exteriorización del problema por parte de
familiares y víctimas, afirmó en la UNAM la especialista de la Universidad
Pedagógica Nacional, María del Carmen Sánchez Ruiz.
Ello, a pesar de que en
más del 60 por ciento de las familias se vive algún tipo de violencia, en la
mayoría de los casos, maltrato físico o emocional y abuso sexual, donde los
menores son los principales perjudicados, agregó.
El abuso sexual infantil
(ASI), explicó, es la relación entre un menor de edad y un adulto para lograr
una gratificación, utilizando para sus fines la persuasión, la autoridad moral
o la fuerza física.
En el Foro Violencia sexual infantil, organizado en
la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), Sánchez Ruiz refirió que ese
delito tiene tres niveles. El primero, consiste en proposiciones de actividades
sexuales a niños o niñas por parte de una persona mayor. Pueden ser, por
ejemplo, exhibicionismo o exposición de imágenes pornográficas.
El segundo, se refiere a
tocamientos, con o sin reciprocidad y sucede, pero no deja huellas. Lo padecen,
generalmente, pequeños en edad preescolar por parte de un pariente cercano o
alguien relacionado con sus actividades extra familiares. El adulto argumenta
que es una “manifestación de cariño” y un “secreto”, abuso que puede durar
años, considerado un delito menor.
El tercer aspecto es la
penetración o violación a nivel vaginal, anal o por sexo oral, añadió Sánchez
Ruiz.
A pesar de la gravedad del problema, expuso, no existen datos
confiables del abuso sexual y del maltrato infantil. Se estima que en el primer
nivel lo padecen las mujeres en más del 80 por ciento de los casos, y en los
otros dos, por lo menos el 30 por ciento de las personas de uno y otro sexo.
La doctora en educación,
investigadora y psicoterapeuta, explicó que existen mitos alrededor del ASI,
como la creencia de que es poco frecuente o excepcional. “Las denuncias sólo
muestran la punta del iceberg y en el anonimato se queda el resto de los
casos”.
Asimismo, se piensa que
este problema es consecuencia de la maldad humana, de que el abusador “tiene al
demonio adentro” o que está “loco”. En realidad, existen múltiples causas para
que un agresor sexual incurra en esas conductas, entre ellas, factores
culturales o antecedentes de abuso.
Otro mito es asumir que
los violadores están estimulados, porque un buen número de estos casos se registra
cuando la persona está sobria, o bien, decir que es un asunto relacionado con
la pobreza, pero en las clases medias o altas también se presenta, pero se
esconde aún más.
Otra de las creencias es
que los niños fantasean o inventan cuando han sido abusados, o que “seducen” a
los adultos. “Se cree que las mujeres, sobre todo y sin importar la edad, desde
pequeñas pueden ser provocativas”.
La académica aclaró que,
además, los hombres no abusan porque tengan una “sexualidad incontrolable”,
sino que cada persona se conduce de acuerdo con su propia ética, y señaló que
los agresores pueden ser de cualquier sexo, aunque se ha minimizado o negado la
existencia de agresoras.
Los efectos a largo
plazo del ASI son: depresión y ansiedad, trastornos en la alimentación y en el
sueño, sentimientos de vergüenza y culpa, incapacidad para relacionarse, ira
reprimida y hostilidad, falta de autoestima y disfunciones sexuales, detalló.
En tanto, dijo, las
consecuencias fisiológicas pueden devenir en cáncer, enfermedades pulmonares
crónicas, síndrome de colon irritable, problemas de salud reproductiva y
enfermedades hepáticas.
En tanto, la integrante
de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos, Sofía Román Montes, dijo
que la explotación sexual comercial infantil es un problema grave, pero no
nuevo. “Se estima que es la tercera causa de ingresos a nivel mundial, después
del tráfico de drogas y de armas”.
Es la llamada esclavitud
del siglo XXI y consiste en el abuso de niños y niñas, que representa ventajas
financieras para uno o varias de las partes que intervienen en esa actividad.
También existen varias
modalidades. Una de ellas es la prostitución infantil o el acto de ofrecer los
servicios de un menor para realizar actos sexuales, por dinero u otras
consideraciones, con esa u otras personas.
En tanto, la pornografía
infantil es la representación de materiales de menores realizando actos
sexuales reales o simulados para la gratificación de los usuarios. Se estima
que en el mundo existen alrededor de 36 mil sitios web al respecto, concluyó.
—o0o—
FOTO 01.
María del Carmen
Sánchez Ruiz y Sofía Román Montes participaron en el Foro Violencia sexual infantil, organizado en la Escuela Nacional de
Trabajo Social de la UNAM.
FOTO 02
La secretaria
académica de la ENTS de la UNAM, Laura Ortega García, inauguró los trabajos del
Foro Violencia sexual infantil.