06:00  hrs. 24 de Marzo de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-182

Ciudad Universitaria

 

José López García

 

 

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EN 20 AÑOS PODRÍA QUEDAR DEGRADADA LA VEGETACIÓN ACTUAL EN LA RESERVA DE LA MONARCA

 

 

De continuar con las tasas actuales de deforestación y la tala inmoderada en la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, se estima que para el 2051 ya no existirían bosques conservados en esa región y dos terceras partes estarían degradados, advirtió el investigador del Instituto de Geografía (IG) de la UNAM, José López García.

 

En los últimos cuatro años, añadió, alrededor del nueve por ciento de este espacio se ha visto afectado, es decir, ha disminuido el número de árboles por hectárea. Además, el bosque conservado se pierde a una tasa del tres por ciento anual y las áreas deforestadas aumentan rápidamente.

La reserva se encuentra en una situación delicada, por lo que es urgente tomar medidas al respecto y frenar por completo el corte clandestino, comentó López, quien trabaja en el área desde hace varios años, con apoyo del Fondo Monarca y de la World Wildlife Fund.

 

En otra época, adelantó, se planteaban vedas totales a la tala, que quizá era una medida drástica, “pero sería la única forma de frenar el fenómeno, porque de lo contrario continuará, pues la gente no cambia su forma de vida”.

 

Sin embargo, estimó que actualmente no pone en peligro la supervivencia de la monarca, pues tiene más de 70 millones de años sobre la faz de la Tierra; es decir, son insectos con gran adaptación y estrategias ecológicas de conservación. Si se les quita el bosque emigrarán a otros lugares y el problema será cuando no tengan a donde ir.

 

Empero, el principal reto para el país no son los daños a esta especie, sino la disminución en la recarga de los mantos acuíferos. “Si por medio de ellos se puede proteger el bosque, conservémoslo. De hecho, en México hay pocas áreas conservadas, todas están seriamente alteradas”, refirió.

 

La degradación forestal y la deforestación provocarán que en el corto plazo comiencen diversos procesos erosivos en la zona. Con mayor arrastre de sedimentos, los manantiales comenzarán a disminuir y empezará a observarse la pérdida de las especies que la habitan, adelantó.

 

La reserva, ubicada entre el Estado de México y Michoacán, representa la separación de dos cuencas, la del Lerma y la del Balsas, y es una importante zona montañosa de recarga de acuíferos. El material volcánico de la región le permite retener hasta 400 por ciento del peso en agua, pero sin la vegetación se perderá y todas las poblaciones aledañas, incluida la Ciudad de México, se verán afectadas, alertó.

 

Además, aclaró, los bosques no sólo son los árboles, sino las hierbas, los arbustos y los organismos animales. En la Reserva de la Biósfera hay suelos forestales, pero “ni siquiera se conoce qué se tiene con exactitud en la región, porque no se han hecho los estudios necesarios para ello”.

 

En cuanto a la monarca, el biólogo reconoció que, de acuerdo con fotografías aéreas de la zona en los últimos años, se perdió una colonia de mariposas por la tala clandestina y la deforestación.

 

Sin embargo, ese grupo de insectos emigra, se va a otras partes, porque llegan a Valle de Bravo y Zempoala en el Estado de México, a Chiapas y Guatemala e inclusive a Cuba. Una de sus estrategias ecológicas, implica que se distribuyan en diversos lugares para asegurar la supervivencia, especificó.

 

Por otro lado, mencionó López García, el número de habitantes de la Reserva y de las áreas aledañas crece, y con el tiempo, los recursos naturales no alcanzarán para cubrir las necesidades, se agotarán, y entonces no contarán con ninguna otra fuente alterna de ingresos.

 

La disyuntiva es impulsar otras actividades para aprovechar los recursos naturales, como turismo, senderismo, montañismo, renta de cabañas, comercialización de artesanías, producción y venta de truchas, colecta de hongos, entre otras.

 

López García apuntó que también han analizado cómo se establecen las colonias de monarcas a lo largo de la temporada. Llegan a la parte alta del bosque, luego se diversifican y se fragmentan. Posteriormente, comienzan a reagruparse, descienden más e inician su regreso al norte de Estados Unidos y sur de Canadá.

 

El deterioro forestal, sostuvo, sí la afecta porque les quita su hábitat, pero ellas buscarán otro lugar, no se dejarán morir. Prueba de ello es que sólo tres colonias de la Reserva siempre han llegado a los mismos lugares, las demás llegan a otros sitios.

 

“Lo que se debe hacer es no sólo proteger la zona donde llega la mariposa monarca, sino proteger todo el bosque en general, por los servicios ambientales que el agua ofrece para la sociedad”, concluyó el investigador del IG.

 

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En los últimos cuatro años, nueve por ciento de la Reserva de la Biósfera de la Monarca se ha visto afectado, señaló el investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, José López García.

 

 

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El investigador de la UNAM, José López García, advirtió que la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca se encuentra en una situación delicada.

 

 

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Si continúa la deforestación y la tala inmoderada en la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, se estima que para el 2051 ya no existirían bosques, advirtió un especialista de la UNAM.