Boletín
UNAM-DGCS-173
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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Erika Martin
Arrieta, de
La innovación –realizada en conjunto con el grupo de
Hoy día, señaló, se vive en un mundo de plásticos. En esa industria,
cuyo auge inició el siglo pasado, se han creado diversas técnicas para generar
polímeros, constituidos por cadenas de unidades iguales o monómeros
que se repiten, pero que tardan en degradarse.
Una de las maneras más accesibles para su producción es en la que se
emplean radicales libres. Éstos son
"incontrolables" e interactúan con lo que sea para obtener
estabilidad. Esa característica se aprovecha para hacerlos crecer en unidades
rápidamente. Cuando un radical "ataca" al monómero se une a él
haciendo crecer la cadena; así ocurre hasta que dos radicales se encuentran,
reaccionan y "mueren", abundó.
Tales acciones inician bajo ciertos parámetros, por ejemplo, con una
temperatura determinada, cierta cantidad de iniciador. No obstante, precisó, no
se tiene un buen control sobre el crecimiento del polímero, del que no se
obtienen formas específicas, sino cadenas que crecen sin control, se ramifican,
algo parecido al ramaje de árboles.
Fue en el 2000 cuando se comenzó a trabajar en procedimientos donde los
radicales libres pudieran ser controlados, recordó. De esta manera, se quería
controlar que el polímero tuviera arquitecturas complejas pero estructuradas,
por ejemplo, del centro hacia fuera, en forma de estrella. Con esto, adquiere
propiedades distintas a las usadas hasta hoy.
La universitaria obtuvo toda una familia de "controladores",
derivados de azufre, y se han cambiado algunos constituyentes de los polímeros
para modificar sus propiedades. Por ejemplo, reveló, se han agregado diferentes
monómeros orgánicos o biodegradables..
De lo más importante del procedimiento es que permiten generar bloques,
"como si se cosieran telas de diferentes colores, lo que también cambia
las propiedades del polímero", expuso.
Funcionan de la siguiente manera: al chocar contra el derivado de
azufre, el hasta entonces "incontrolable" radical se
"entretiene" en la serie de estructuras concatenadas del controlador.
De esa forma disminuye su reactividad, agregó.
Sin embargo, si su actividad baja en exceso se acaba la polimerización;
por ello, es deseable que sea activo, pero hasta cierto límite. Es como
"zurcir" el polímero del tamaño y forma deseados, y detener el
proceso cuando se quiera salir de control mediante las "cadenas
durmientes", llamadas así porque después de estar entretenido, el radical
libre "despierta" y continúa su labor, apuntó.
Así, los controladores derivados de azufre y el procedimiento para
obtener una "arquitectura" específica de los polímeros ya han sido
patentados en el país. Más allá de un producto o herramienta, se ha protegido
una manera fácil y costeable para la industria de generarlos con diversas
formas, refirió.
Con este método y con estos controladores, reiteró la experta, se
pueden hacer crecer los polímeros que se quieran, en forma específica y en
bloques, dibloques o tribloques.
Por ello, ya se estudia la posibilidad de obtener la patente en EU y Europa. Al
mismo tiempo, ya se piensa en probar derivados que contengan otros elementos
para controlar a los radicales libres, como el fósforo.
La aplicación y el proceso a escala industrial corresponden al Grupo
Desc, dueño de la mitad de la patente, ya que esta innovación es el resultado
exitoso de un convenio universidad-industria y en el cual también está
establecida la posibilidad de que otra empresa adquiera una licencia de
utilización, cuando así convenga a las partes, adelantó.
Por último, Martin Arrieta expresó que la
mejora de procedimientos, técnicas y productos, así como el cambio a
"química verde" de las empresas, requiere una inversión que implica
un riesgo. Pero ellas deben apostar en este sentido, en lugar de comprar
tecnología barata, mala y antigua, porque así no pueden ser competitivas,
concluyó.
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