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12:30 hrs. 15 de Marzo de 2008
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Boletín
UNAM-DGCS-165
Ciudad Universitaria
Víctor Manuel Chávez
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final del boletín
RECUPERAN EN LA UNAM ESPECIES
VEGETALES DESAPARECIDAS O EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
- En el Jardín Botánico se logró la regeneración
de plantas a partir de hojas y no de semillas o tallos, valiosa para el planeta
- Se rescataron las variedades mexicanas Cosmos atrosanguineus o planta del chocolate, la orquídea Bletia
urbana y la
cactácea Mammillaria san-angelensis
Integrantes del Laboratorio de Cultivo de Tejidos Vegetales (CTV) del Jardín Botánico
(JB), del Instituto de Biología de la
UNAM, generaron tres estudios únicos en el mundo, con los que
se logró la regeneración de plantas (cícadas) a partir de hojas y no de semillas o
tallos, condición valiosa para el planeta.
La labor del equipo de trabajo del investigador Víctor Manuel Chávez
Ávila, logró recuperar en ese espacio las especies mexicanas Cosmos atrosanguineus o planta del chocolate, la orquídea Bletia urbana y la cactácea Mammillaria san-angelensis.
El investigador del Jardín Botánico de la UNAM, explicó que los objetivos del Laboratorio son el
estudio, la conservación y el aprovechamiento de los recursos naturales del
país, con énfasis en las especies en peligro de extinción. Hay distintos grados
de riesgo, pero las que están en posibilidad de desaparecer son las que merecen
mayor atención.
La
Cosmos atrosanguineus o planta del chocolate es una herbácea perenne
endémica de México, y crece en la Sierra Madre
Oriental. Desde 1830 fue
utilizada con fines ornamentales, sobre todo en Europa. Por muchos años
fue extraída, en especial sus semillas, para exportarla a Inglaterra, Alemania,
Francia y otros países, señaló.
El investigador del JB, Robert Bye Boettler,
destacó que a principios del siglo XX comenzó a desaparecer e inclusive la
última colecta registrada se realizó en 1902 en San Luis Potosí, pero siguió su
fama y popularidad en la horticultura. Cuando se inició el estudio se encontró que “ya no existía en
los sitios donde crecía naturalmente, pues no era cultivada, y el
aprovechamiento terminó por extinguirla”.
Por ello, en una reunión
con integrantes de los Reales Jardines Botánicos de Kew
y del Programa Nacional de Conservación de Plantas Ornamentales de Inglaterra,
se decidió iniciar un estudio más a fondo, porque se supo que ya no producía semillas,
sino que era estéril, lo que representa “un cuello de botella” en términos de
la evolución y el fitomejoramiento, expuso.
De esa manera, sostuvo,
el JB inició un programa de propagación de cultivo de tejidos y se le regresó a
uno de los lugares donde fue reportada hace un siglo, pero no sobrevivió, pues
a lo largo de ese tiempo el medio donde vivía experimentó cambios
fundamentales.
No obstante, Robert Bye informó que después de
múltiples visitas de campo y pláticas en diversas entidades de la República, en
especial en Hidalgo y en San Luis Potosí, el año pasado se localizó una
población silvestre de la planta de chocolate cercana a los 30 ejemplares, que
se busca proteger.
Además, dijo, en el JB
se busca propagarla, incrementarla de forma masiva y reintroducirla. “Es
importante pensar en una explotación más amplia, para fines hortícolas,
medicinales y de principios aromáticos”.
Respecto a Bletia urbana, Víctor Manuel Chávez
comentó que es una orquídea endémica
del Pedregal, pero sus poblaciones son escasas porque han sufrido un saqueo
intenso. Sus bulbos eran utilizados para el arte plumario, por lo que estaba en
extinción. A través del cultivo de tejidos en este Laboratorio se ha logrado micropropagarla y reintroducirla a su hábitat.
En colaboración con Pilar
Ortega, del Instituto de Geología, se le estudió para lograr
la germinación de las semillas. En la naturaleza, Bletia
urbana requiere la infección de un
hongo, por lo que éste se aisló de la naturaleza y las simientes fueron
inoculadas con él in vitro.
Las plántulas fueron
reintroducidas y cinco años después florecieron, lo que significó un hecho casi
excepcional en el mundo. Incluso, refirió, especialistas de las universidades
de Chicago y de Florida aseguraron que era el segundo hecho similar que
se registraba en el continente.
Chávez Ávila apuntó que en el caso de la Mammillaria
san-angelensis, se trata de una cactácea
sometida a un amplio saqueo; las poblaciones se habían reducido hasta casi
desaparecer. En 1984, se estimaba que sólo quedaban 10 ejemplares. Se logró la
germinación con un grupo de 10 o 20 semillas, se obtuvieron plántulas que se disectaron y a partir de ellas se lograron
regenerar nuevos individuos.
En la actualidad, indicó el especialista, la Secretaría del
Medio Ambiente y Recursos Naturales tiene en la lista de la Norma Oficial
Mexicana –NOM-059-ECOL-2001–, aproximadamente mil especies
vegetales que están en cierto grado de riesgo.
En el mundo, hay entre
30 y 100 millones de especies de organismos. De ellas, sólo se han clasificado
dos millones, de los que entre 250 mil y 300 mil son del reino vegetal. A lo
largo de la historia, el ser humano sólo ha utilizado 150 de manera extensiva e intensiva, y de éstas unas 20 son
las que alimentan a la mayor población humana, aunque sólo cuatro –arroz, maíz,
trigo y papa–, cubren los requerimientos energéticos
del hombre, aclaró Víctor Manuel Chávez.
Todos los recursos
vegetales, abundó, brindan grandes servicios materiales y ecológicos, como el
oxígeno; son alimento y albergue de otros organismos. Si se extingue una
especie vegetal se lleva consigo 20 o 30 más de plantas o animales. México es
el cuarto país en el mundo en biodiversidad vegetal, después de Brasil,
Colombia y China.
Otra causa de pérdida
son los incendios, advirtió. Desde 1996 se registran entre 60 mil y 70 mil al
año, lo que afecta unas 100 mil hectáreas; el 2007 se dañaron más de 200 mil, y
por el crecimiento de la agricultura y la ganadería, se pierden 400 mil. Por la
tala inmoderada, crecimiento de áreas rurales, agrícolas y ganaderas, se
destruyen de 600 mil a 700 mil hectáreas al año.
En el equipo de Víctor Manuel Chávez
colaboran académicos y estudiantes, como Bárbara Estrada, laboratorista,
encargada de dos especies, Cosmos atrosanguineus y
el agave “comiteco”. Esta última
ya no se encuentra en forma silvestre, por lo que se busca rescatarla,
propagarla, producirla de forma masiva y reintroducirla en la zona.
El agave comiteco,
expresó, aún no tiene nombre científico, y se le llama así porque crece en
Comitán, Chiapas. Es procesado de
manera indiscriminada para producir bebidas y lo hacen antes de que llegue a la
etapa adulta y deje descendencia
Otros colaboradores
importantes son los estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado. Una de
ellos es Paulina Heredia, quien cultiva in
vitro una cícada
endémica de Veracruz que, de acuerdo con la Norma Oficial
Mexicana, está amenazada. Es la especie de cícada mexicana más comercializada en el mundo, por lo que
sus poblaciones tanto de semillas como de plantas adultas y jóvenes se ven
severamente diezmadas.
Dalia Goldhaber y Guadalupe López Jiménez
laboran con dos variedades de orquídeas en peligro de extinción, nativas del
sur de México. Asimismo, Goldhaber estudia la
obtención de metabolitos de interés de una planta que se extingue, aprovechada
por los tarahumaras, y Rosa María Gómez
colabora en el estudio de la palma camedor, pues en
el hábitat está en riesgo por el consumo de las hojas, utilizadas para adornar
los puestos de pescados y mariscos; se estima que cada año se consumen una cien
mil toneladas.
Octavio
González, estableció protocolos de regeneración
de Turbinicarpus pseudopectinatus.
Horacio Gómez
estudia la orquídea Laelia gouldiana,
extinta en la
naturaleza. Vicente Chávez, oriundo de San Pedro Hueytentan, propagó una orquídea de su región. Isabel Papalotzi, de San Francisco Tetlanocan,
analiza azúcares y propagación del maguey pulquero. Son varios más los
estudiantes del Laboratorio de CTV y cada uno de ellos tiene la responsabilidad
de generar una investigación sobre al menos una especie mexicana en peligro de
extinción.
El cambio
climático afecta a los recursos naturales, sobre todo a los organismos, pero
también el crecimiento de la agricultura, la ganadería y el desarrollo urbano,
lo que repercute en la alteración o destrucción del ambiente natural. Rescatar
las plantas “permitirá salvar la vida de la humanidad”, aseveró Víctor Manuel
Chávez.
El JB estudia, conserva y trata de generar tecnología que pueda servir
para el aprovechamiento sostenible, y que con el tiempo el recurso no se agote
y permita reducir las presiones que se ejercen sobre las poblaciones
silvestres. Son los estudiantes del JB quienes tienen el privilegio y la gran
responsabilidad de contribuir con acciones directas, basadas en sus estudios
científicos, de salvar especies mexicanas, de las que depende la vida en el
país, concluyó.
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FOTO 01.
En el Instituto
de Biología de la UNAM,
se logró la regeneración de plantas a partir de hojas y no de semillas o
tallos, un avance valioso para el planeta.
FOTO 02
Los
investigadores de la UNAM Robert
Bye y Víctor Manuel Chávez,
con el equipo de trabajo con el que se buscan rescatar especies mexicanas en
peligro de extinción.