Boletín
UNAM-DGCS-152
Ciudad Universitaria
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Podría utilizarse también para la conservación de
alimentos, explicó Achim Loske,
del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada de
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Los primeros resultados han sido presentados ante
la comunidad científica internacional y publicados en revistas especializadas y
de divulgación como New Scientist
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El efecto bactericida se ha estudiado en Escherichia coli y Listeria monocytogenes, causantes
de infecciones intestinales y extra-intestinales severas, adelantó
Un equipo
multidisciplinario de científicos de
Esas ondas –cuyo estudio
es liderado por Achim Loske,
del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA), con sede en Juriquilla, Querétaro–, podrían
funcionar como una técnica alternativa de tratamiento no térmico de
comestibles. Pero va más allá, porque tendría un alto potencial médico para
destruir bacterias dentro del organismo.
El científico recordó que
en todo el mundo se buscan técnicas novedosas para eliminar microorganismos de
diferentes productos, al tiempo que se aumenta su vida de anaquel.
Hasta ahora, se han
usado métodos convencionales, como la pasteurización, consistente
en aumentar la temperatura para inactivar a los gérmenes. No obstante,
advirtió, con ese proceso se modifican las propiedades organolépticas –sabor,
color u olor– e, incluso, nutricionales. Las ondas de
choque, por el contrario, aparentemente no alteran el alimento, según han
mostrado ensayos preliminares.
Asimismo, dijo, se ha
desarrollado la metodología con la que podría ser posible la destrucción no invasiva de bacterias dentro del organismo sin administrar
fármacos. Los primeros resultados han sido presentados ante la
comunidad científica internacional y publicados en revistas
especializadas y de divulgación como New Scientist.
Loske explicó que hay pacientes con infecciones a
quienes se administran potentes antibióticos; no obstante, las bacterias pueden
esconderse en órganos como los mencionados, poco irrigados por el torrente
sanguíneo, por lo que el medicamento difícilmente surte efecto. Después de
semanas o meses, el problema resurge y hay que recurrir a técnicas agresivas,
como la cirugía de vesícula. De ahí, la importancia de la propuesta del CFATA.
Cuando éstas pasan por
el “medio”, ya sea agua, aire o tejido, se comprimen súbitamente y en una
millonésima de segundo alcanzan hasta 200 veces la presión atmosférica; luego,
regresan a su valor normal, detalló.
Es decir, abundó, se
deposita mucha energía, en un tiempo extremadamente corto y en una zona muy
pequeña para generar el equivalente a “explosiones” que produzcan ondas de
choque.
Achim Loske y sus
colaboradores –entre físicos, ingenieros, biólogos, químicos y médicos de
Tal innovación consiste
en enviar, no una onda de choque, sino hacerlo en “parejas”. Ellas generan
micro burbujas en el fluido del alimento o del órgano, que se expanden
súbitamente y después se colapsan; al hacerlo, emiten los llamados “micro-jets”, una especie de chorros de líquido de alta velocidad,
puntualizó.
Descubrieron que al enviar una segunda onda, llamada tándem, se aumenta la velocidad y energía de colapso de las
burbujas, y se incrementa la velocidad y cantidad de micro-jets
que se forman, refirió. En el laboratorio, in vitro,
se demostró un mayor daño a las bacterias Escherichia
coli y Listeria
monocytogenes, causantes de infecciones
intestinales y extra-intestinales severas, del aparato excretor, de la peritonitis y la septicemia, y en los abortos, la meningoencefalitis
y la meningitis, respectivamente.
Con una “dosis” de ocho mil ondas de choque convencionales y de cuatro
mil ondas tándem se reduce la cantidad de Listeria en 40 por ciento y de E. coli en 50. Es una cantidad importante sobre todo
porque es el inicio; si se afinan parámetros se logrará un daño mayor,
enfatizó. También se trabaja con Salmonella y Bacillus subtilis.
En alimentos, la
afectación a los patógenos aún no es suficiente para aplicarlo a
Para la aplicación médica, pronto comenzarán los experimentos in
vivo con animales pequeños en colaboración con el Hospital Sede de
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