06:00  hrs. 18 de Enero de 2008

  

Boletín UNAM-DGCS-034

Ciudad Universitaria


Rosario Campos

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PODRÍA GENERAR CONFLICTOS LA PROLIFERACIÓN DE UNIDADES HABITACIONALES EN EL VALLE DE MÉXICO

 

·        Rosario Campos, de la FES Aragón de la UNAM, destacó que la gran cantidad de desarrollos se traducirá en una falta de satisfactores esenciales, como el agua

·        Habitar departamentos reducidos provoca situaciones de estrés, y agudiza los episodios de violencia, alcoholismo, adicciones, embarazo adolescente o pandillerismo, dijo

·        Hay una demanda aproximada de entre un millón y un millón cien mil casas, aunque las cifras oficiales calculen 800 mil, indicó Ernesto Alva, de la Facultad de Arquitectura

·        La mayor demanda, aún sin atender, se ubica entre quienes ganan un salario mínimo o menos, sostuvo

 

La proliferación de conjuntos habitacionales en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), en especial en los municipios conurbados del Distrito Federal, ha crecido de manera acelerada en los últimos años y podría generar diversos conflictos en el mediano plazo, sobre todo por la insuficiencia de servicios básicos y también afectaría la salud de quienes los habitan, señalaron académicos de la UNAM.

 

Rosario Campos Beltrán, profesora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, aseguró que la gran cantidad de desarrollos se traducirá en una falta de satisfactores esenciales, como el agua.

 

El líquido potable tiene los días contados, pero el incremento de licencias para construir departamentos de interés social no ha reparado en ese riesgo. No se han adoptado medidas ecológicas para que cada unidad cuente con plantas de tratamiento que capten y reciclen el recurso.

 

La proliferación de estos conjuntos, según explicó Ernesto Alva Martínez, de la Facultad de Arquitectura (FA), obedece al crecimiento urbano en la ZMVM, y a un fenómeno migratorio, pero no de quienes vienen del interior de la República, sino de las ciudades circundantes al Valle.

 

En la actualidad, como resultado de ese aumento poblacional y de la cantidad de matrimonios registrados en el territorio, hay una demanda aproximada de entre un millón y un millón cien mil casas, aunque las cifras oficiales calculen 800 mil, informó.

 

El Estado se ha comprometido a promover la construcción de 700 mil cada año, a través de los organismos gubernamentales, el sector privado y la banca. Las restantes son edificadas por la propia gente, que adquiere un terreno y cimienta poco a poco, añadió.

 

No obstante, de acuerdo con la Comisión Nacional de Vivienda, las tendencias demográficas a 25 años (2005-2030) apuntan a que cada doce meses se integrará un promedio de 650 mil nuevos hogares. A ese ritmo, la demanda estará cercana a 3.9 millones durante el presente sexenio que, sumados a las 2.1 millones de familias que requieren de habitación independiente, representa impulsar 6 millones de moradas, reveló.

 

Salud mental y estrés

Habitar departamentos reducidos provoca estrés. Si en una familia hay episodios de violencia, alcoholismo, adicciones, embarazo adolescente o pandillerismo de alguno de sus integrantes, en un espacio tan pequeño se puede agudizar la ocurrencia de estos fenómenos, advirtió Campos Beltrán.

 

Estos riesgos representan un serio problema porque el hacinamiento puede propiciar relaciones promiscuas. También, se genera tensión cuando no se tiene el espacio suficiente para que cada quien realice sus actividades, niños por un lado, y adultos por el otro, apuntó.

 

Por otro lado, añadió, muchas veces esos condominios no cuentan con áreas verdes o zonas de recreación para los infantes, y la televisión sustituye esos espacios recreativos y en ocasiones hasta los educativos, porque suele suplir la compañía del padre o la madre.

 

La falta de servicios, la mala calidad de los materiales y la reducción de áreas afecta además a quienes habitan estos desarrollos, porque sienten que sus expectativas se incumplen. A diferencia de las viejas vecindades de Tepito o de la Candelaria, donde había un sentido de identidad y pertenencia barrial, ahora no existe.

 

Campos Beltrán dijo que en estas unidades se propician relaciones con poca vinculación comunitaria. Por lo general, quienes viven en ellas trabajan en centros urbanos o incluso en otros estados, y utilizan su vivienda sólo como dormitorio. Para quienes se quedan en ella –que por lo regular son niños, niñas o adultos mayores desempleados– la convivencia se da sábados y domingos. Ello provoca pocas redes de solidaridad, porque no hay raíces, ni lo que se conoce como “capital social”; las problemáticas se enfrentan de manera aislada, sostuvo.

 

Un fenómeno financiero

El crecimiento de este tipo de desarrollos se debe a la fuerte inversión registrada en el sector, además de las modificaciones a los procedimientos para otorgar créditos, así como a una mayor facilidad para obtenerlos, indicó Alva Martínez.

 

Entre septiembre de 1999 y junio de 2005 el gobierno del Estado de México aprobó la construcción de 311 mil 984 viviendas, señala la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la entidad.

 

Mientras que en el Distrito Federal se pretende construir entre treinta y cuarenta mil anuales en la actual administración, indica la Cámara Nacional de la Industria  de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi) del Valle de México.

 

El académico de la UNAM puntualizó que la principal tarea de los organismos dedicados a este rubro ha sido fortalecer el aspecto financiero, y ha propiciado que los inversionistas oferten mayor cantidad pero en la periferia de la capital, porque el costo del suelo es más barato. Pero se ha detectado la gran distancia con los centros laborales, pues en algunos casos la gente tarda entre tres y cuatro horas en trasladarse de un lugar a otro.

 

De acuerdo con la Encuesta Origen-Destino 2007 realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), los residentes en la ZMVM realizan a lo largo de un día hábil 21.9 millones de viajes, de los cuales uno de cada seis acontece en el DF, lo que genera una importante pérdida de horas-hombre laborales.

 

Paralelamente, en este tema figuran las dimensiones de una vivienda, fijadas en función de su costo. Los organismos establecieron entre 55 y 60 metros cuadrados para el otorgamiento de créditos que incluían dos recámaras, alcoba, estancia, comedor, cocina, patio de servicio, baño y un jardín pequeño, refirió.

 

No obstante, recordó, los materiales, las técnicas constructoras y el financiamiento se han incrementado, y ello ha propiciado que se deban buscar otras opciones para hacerlas accesibles, como edificar residencias pequeñas con posibilidades de crecimiento.

 

De esa forma, recalcó, comenzaron a producirse viviendas con 28 o 30 metros cuadrados, que en realidad son pies de casa; es decir, es una oportunidad para que la gente pueda adquirir un suelo y posteriormente canalizar la inversión a un patrimonio mayor.

 

Requerimientos

Para Ernesto Alva el tamaño de los nuevos hogares está en función del equipamiento urbano, de las calles, los jardines y los parques. Es decir, se puede habitar una vivienda de 45, 50 o 60 metros cuadrados, siempre y cuando cuente con áreas verdes, espacios públicos o comercios. Empero, hay conjuntos sin escuelas, jardines de niños, secundarias, preparatorias o tiendas.

 

Otro de los problemas re refiere al número de créditos autorizados. Tan sólo el Infonavit concedió el año pasado 400 mil y en total durante el 2007 se canalizaron casi 700 mil. Cuando a la gente se lo dan “no sabe que hacer con él, lo hace válido aunque esté lejos porque cree que es una inversión, pero sigue viviendo cerca de su trabajo y esa casa la utiliza los fines de semana, de descanso o para renta”, subrayó.

 

Según estimaciones de la Canadevi, el año pasado se otorgaron un millón 162 mil créditos y subsidios, lo que representó una inversión de más de 241 mil millones de pesos (superior en 12.7 y 4.1 en términos reales, respectivamente, a lo realizado en 2006).

Los organismos de vivienda han saturado el sector destinado a los trabajadores que perciben más de cuatro salarios mínimos. Pero la mayor demanda, aún sin atender, se ubica entre quienes ganan un salario mínimo o menos.

 

De acuerdo con el INEGI, cinco millones 273 mil trabajadores perciben hasta un salario mínimo y 8 millones 660 mil de uno a dos diarios. Es decir, 13 millones 933 mil personas, el 32.5 por ciento de la Población Económicamente Activa.

 

En el aspecto arquitectónico, manifestó que en sentido estricto esas unidades deberían cumplir con la normatividad vigente. Empero, está en duda el cuidado de la calidad, referente a materiales y productos, diferente de la reglamentación en cuanto a tamaño, altura, dimensiones de espacios y recámaras. En diversos casos, el diseño, los materiales y los acabados son inadecuados, el ruido pasa de un piso a otro y están mal orientados.

 

Según el Consejo Nacional de Población, en 20 o 30 años México tendrá familias con un máximo de dos nietos, que cuidarán de abuelos y bisabuelos, y que a la vez en su etapa adulta sólo tendrán un hijo. Pero habitar en espacios reducidos como los nuevos departamentos, podrían implicar una situación crítica, concluyó Rosario Campos.

 

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FOTO 01.

La proliferación de conjuntos habitacionales podría generar diversos conflictos en servicios básicos y en la salud de sus habitantes, señalaron académicos de la UNAM.

 

FOTO 02

Rosario Campos Beltrán, de la FES Aragón de la UNAM, dijo que habitar departamentos reducidos provoca situaciones de estrés, y agudiza los episodios de violencia, alcoholismo y adicciones.

 

FOTO 03

Ernesto Alva Martínez, de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, explicó que hay una demanda aproximada de entre un millón y un millón cien mil casas, aunque las cifras oficiales calculen 800 mil.