Boletín
UNAM-DGCS-007
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al
final del boletín
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El hallazgo correspondió a un equipo de
investigación encabezado por Herminia Loza Tavera y Javier Cruz Gómez, de
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El conocimiento de la actividad degradativa del
microorganismo Alicycliphilus sp. permitiría desarrollar nuevos materiales, con
la seguridad de que podrán ser desechados cuando termine su vida útil
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El trabajo fue publicado en la revista de
Científicos de
Este microorganismo fue reportado hace dos años; no obstante, sólo se
le había encontrado actividad desnitrificante. No se conocía “que fuera capaz
de utilizar dicho compuesto”, explicó la científica.
El poliuretano tarda años en degradarse. Se usa, por ejemplo, en el
hule espuma de los asientos. Si bien ha sido un avance para la humanidad
–puesto que ha sustituido a otros materiales naturales, como la madera–, es un
problema destruirlo.
Recordó que el poliuretano tiene apenas 70 años de haber sido creado,
“pero los organismos vivos son tan eficientes para colonizar nuevos ambientes
que ya empiezan a haber microorganismos capaces de utilizarlo para vivir”, como
los aislados del desecho recolectado en el Bordo de Xochiaca, depósito de
desperdicios del Valle de México.
Para encontrar a estos microorganismos se estableció un medio de
cultivo que sólo contenía sales y un barniz de ese plástico, precisó la
especialista.
A partir de las muestras llevadas al laboratorio se obtuvieron las
cepas bacterianas y de hongos capaces de crecer en ese medio. Algunas bacterias
se aislaron “hasta conseguir cepas puras para estudiar cómo degradaba el
poliuretano”, indicó.
El trabajo, publicado en octubre pasado en la revista de
El microorganismo era del género Alicycliphilus. Luego se buscó cuál
era la operación enzimática relacionada con el uso de este material como fuente
de carbono. Otros laboratorios habían reportado tres tipos de actividad que
podrían ser las responsables del “ataque” al poliuretano de acuerdo con su
estructura, es decir, con sus enlaces químicos: proteasa, ureasa y esterasa, detalló.
En el laboratorio, se montaron las técnicas para ver qué tipo de acción
presentaba la bacteria, relató Herminia Loza. Luego de hacer los estudios
correspondientes, se encontró que una esterasa –la cual fue medida en el medio
de cultivo y se reconoció su comportamiento en el tiempo– podría ser la
responsable de incidir en el poliuretano.
Sin embargo, lo determinante era demostrar que realmente era atacado.
Se hicieron análisis de cromatografía de gases, espectrometría de masas y
resonancia magnética nuclear para verificar el hecho. Con ellos se descubrió
que la bacteria primero consumía un compuesto denominado NMP
(N-metilpirrolidona), el cual se encontraba como aditivo en el barniz utilizado
y que tiene efectos tóxicos para el hombre, especificó.
“Se midió la cantidad de esta molécula que desaparecía conforme la
bacteria crecía; al ver que consumía el NMP se pensó que no vivía del poliuretano, sino de este
otro compuesto”. Pero, después de la espectrometría de infrarrojo de la
estructura, se vio que, efectivamente, sí era atacado, dijo.
Además, abundó, se hizo otra prueba en donde se colocaron laminitas de
poliuretano sólido en el medio de cultivo con la bacteria: luego de 15 días se
estudiaron esas piezas por microscopia electrónica y se observó que presentaban
poros, otra evidencia de la agresión.
La bacteria tarda varios días en comenzar a dañarlo. “No se trata de
poner el plástico y que después de un rato desaparezca. Eso no ocurre así,
porque sólo ‘deteriora’ una parte de la molécula”. Más bien, se ha encontrado
que con este microorganismo se podría atacar un material que antes se
consideraba imposible afectar, precisó.
Las perspectivas biotecnológicas son amplias: aislar las enzimas
involucradas en la utilización de estos compuestos, después clonar sus genes y
producir organismos transgénicos más eficientes para degradar poliuretano, que
se puedan utilizar a nivel industrial, en plantas especiales, sostuvo.
Esto es interesante, resaltó, porque se pueden obtener avances que
permitan degradar este material, no sólo con las técnicas físicas y químicas ya
empleadas, como la pirolisis, sino mediante organismos. En el mundo existen
pocos grupos más que investigan este tema.
La científica expuso que no se ha hecho ningún estudio para evaluar
cuál de las dos o tres cepas reportadas son más eficientes a nivel científico,
y a escala tecnológica no han sido utilizados. La investigación es básica, pero
la tendencia es encontrarle aplicación.
Este trabajo multidisciplinario ha generado una visión amplia del
fenómeno. No obstante, se abre una puerta y aparecen cien más, por lo que aún
falta mucho por investigar, concluyó Herminia Loza.
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FOTO 01.
Científicos de
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El poliuretano
tarda años en degradarse. Si bien ha sido un desarrollo importante para la
humanidad es un problema desecharlo porque no hay manera de destruirlo, afirmó
Herminia Loza, de