Boletín
UNAM-DGCS-772
Ciudad Universitaria
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ESTUDIAN EN
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Ese proceso, denominado angiogénesis, está vinculado
con la gestación de padecimientos como el cáncer, la retinopatía diabética y la
artritis
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Carmen Clapp, del Instituto de Neurobiología,
señaló que estas sustancias, halladas en diversas partes del organismo, han
recibido el nombre de vasoinhibinas
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Si bien controlar la formación de estos vasos no
curaría esos padecimientos, sí impediría que progresaran, sostuvo la
investigadora
Científicos del Instituto de Neurobiología (INB) de
Así lo explicó la investigadora Carmen Clapp, quien señaló que debido a
esa característica, tales sustancias, halladas originalmente en el hipotálamo
del cerebro, han recibido el nombre de vasoinhibinas.
Hasta ahora, el equipo de la científica ha aportado datos referentes al
frenado del desarrollo de vasos sanguíneos en la retina, los que generan
ceguera en enfermos de diabetes. El punto ideal sería producirlas y utilizarlas
en pruebas clínicas, “aunque falta hacer experimentos para determinar que no
tengan efectos secundarios indeseados”, aclaró la experta.
La universitaria expuso que estos vasos son importantes para mantener
la función de los distintos tejidos. No obstante, de la sobreproducción
dependen enfermedades como las mencionadas.
Por ejemplo, dijo, la retinopatía diabética es la principal causa de
ceguera y, junto con la artritis, la primera fuente de incapacidad en personas
mayores. Este padecimiento obedece a la generación de vasos sanguíneos en la
retina que al invadir el humor vítreo forman un tejido fibroso que desprende a
esa membrana. En el mundo, el 10 por ciento de los pobladores padece diabetes y
podría perder la vista si no se controla ese crecimiento.
En la artritis también se presenta una invasión vascular, pero en las
articulaciones. Cuando ocurre ese problema inflamatorio, las células del
sistema inmune entran en contacto con el tejido, que no es reconocido como
propio del organismo y se le destruye,
apuntó.
Los tumores, en tanto, se forman a partir de una célula con alteración
de los mecanismos que determinan su reproducción, por lo que prolifera de
manera continua hasta formar una pequeña masa de unos pocos milímetros cúbicos.
Si esta masa se vasculariza, entonces continúa creciendo hasta alcanzar tamaños
que afectan la función del órgano en el que se alojan. El cáncer, detalló, es
la causa de muerte de una de cada cinco personas en el mundo.
Si bien controlar la formación de vasos sanguíneos no curaría el
cáncer, la retinopatía ni la artritis, sí impediría que progresaran a estados
patológicos, sostuvo la investigadora. De ahí que el tema sea de gran interés
en el mundo.
En el laboratorio de Carmen Clapp, se estudia intensamente la acción de
las vasoinhibinas en diferentes modelos animales, cómo se generan y las
implicaciones que pueden tener en tales padecimientos a distintos niveles.
Tales proteínas se producen en cantidades importantes en uno de los
órganos con más vasos sanguíneos del organismo: el cerebro. También en el
sistema endócrino, en particular en la glándula hipófisis. En esta última, la
vascularización es distinta a otras áreas vecinas, por lo que se busca
determinar cómo regulan ese proceso dichas sustancias, especificó.
En ese laboratorio del INB se trabaja también en las células de un
tejido nervioso, como la retina; “ahí también se producen las vasoinhibinas,
por lo que queremos saber cómo es que ellas participan en el control de la
retinopatía diabética y otros males que también producen ceguera”, indicó.
Al mismo tiempo, analizan los problemas de las articulaciones. Se
estudia cómo controlan el funcionamiento de la célula endotelial –la célula que
recubre el vaso sanguíneo–, qué funciones desempeñan y cómo es que inhiben su
proliferación y migración. También tienen la propiedad de promover la muerte
celular programada o apoptosis; tal característica las convierte, al mismo
tiempo, en herramienta de destrucción de los propios vasos, señaló.
Esta investigación, reconoció, es de nivel básico, pero con
implicaciones clínicas importantes. Se han “aportado resultados donde se
observa que es posible frenar el desarrollo de vasos sanguíneos en la retina”.
El siguiente paso será producir estas proteínas y utilizarlas en pruebas
clínicas hasta obtener una opción terapéutica más, alterna a la fotocoagulación
con láser que lesiona la retina y no siempre es eficaz.
El descubrimiento de estas sustancias, concluyó la experta, podría
abrir la posibilidad de encontrar alternativas para enfrentar esos
padecimientos que afectan a tanta gente alrededor del mundo.
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FOTO 01
Científicos del
INB de
FOTO 02.
El equipo del INB
de