06:00  hrs. 26 de Diciembre de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-771

Ciudad Universitaria

 

 

 


Pedro Isnardo de la Cruz

 

Pie de fotos al final del boletín

 

 

REGISTRAN POLÍTICOS ALTO NIVEL DE DESCRÉDITO ENTRE LA POBLACIÓN

 

·           Aseguró Pedro Isnardo de la Cruz, investigador de la Escuela Nacional de Trabajo Social

·           Estos actores parecen no tener escrúpulos para lograr sus objetivos, al centrar sus ambiciones y esfuerzos en el corto plazo, indicó

·           Tienden a ser sumamente hedonistas con una actitud megalómana en términos de distanciamiento y superioridad, lo que se expresa en promesas no cumplidas, dijo

 

Los políticos actuales tienen un alto nivel de descrédito social frente a la población por el manejo laxo y poco riguroso de sus valores, afirmó Pedro Isnardo de la Cruz Lugardo, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.

 

En este sentido, aseveró que estos actores parecen no tener escrúpulos a fin de lograr sus objetivos, al centrar sus ambiciones y esfuerzos en el corto plazo, es decir, esta actividad no ha cambiado y tampoco sus protagonistas con relación a los viejos regímenes.

 

El especialista señaló que en la actualidad los políticos se encuentran más expuestos a la investigación y a una dinámica en tiempo real sobre sus costumbres, su pasado y su biografía. Lo que hagan hoy sienta precedentes hacia el futuro.

 

Abundó que los políticos presentan tres características: negación de la realidad, donde los involucrados dan por sentado que su discurso es la verdad absoluta, y no escuchan información relevante.

En segundo lugar, son propensos a ligarse a equipos profundamente cerrados, herméticos e inaccesibles, y en tercero, tienen disposición psicológica a la búsqueda del éxito de forma fácil sin importarles a quién perjudican, además de descuidar su propia salud emocional, dijo.

 

“Estas personas carecen de inteligencia social al perder la capacidad de mantener relaciones sociales estables a nivel personal y familiar. Ven a los otros políticos como a su familia, cuidan más los vínculos con ellos que los propios, a fin de garantizar ascensos y mejores oportunidades”, indicó.

 

De la Cruz Lugardo recalcó que estos personajes tienden a ser sumamente hedonistas, con una actitud megalómana en términos de distanciamiento y superioridad hacia los demás, lo que se expresa en promesas no cumplidas. Llegar al poder explica que ofrezcan lo que sea, y cuando lo alcanzan, las prioridades cambian de forma sustancial.

 

Destacó que son pocos los políticos capaces de dar resultados y, al mismo tiempo, tomar distancia por el nivel de madurez y solvencia económica, así como por los nexos con sus similares.

 

Detalló que así como existen improvisados, también hay quienes se han formado con el tiempo, sin embargo, ninguno deja de pasar por esa transformación, en donde se sienten autosuficientes y que han logrado sus objetivos por sí solos.

 

Incluso, subrayó, hay quienes han sacrificado vida y familias para llegar al poder. Se caracterizan por ser apasionadas por el mando, el control y la manipulación. Suele ser gente que se prueba profesionalmente en ese terreno, capaz de construir relaciones empresariales, políticas y sociales duraderas que utilizarán en su propio beneficio.

 

Además, aclaró, tienen la capacidad de superar situaciones adversas como son las elecciones, donde los procesos de alternancia son cada vez más frecuentes y deben demostrarse que existe potencial de competitividad electoral.

 

Finalmente, hizo énfasis en que algunos de los actores asumen su comportamiento con la sociedad dependiendo del estilo y personalidad de lo que deseen proyectar. No hay límites morales ni éticos para las decisiones perniciosas, concluyó.

 

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FOTO 01.

Los políticos parecen no tener escrúpulos a fin de lograr sus objetivos, al centrar sus ambiciones y esfuerzos en el corto plazo, dijo Pedro Isnardo de la Cruz Lugardo, de la ENTS de la UNAM.

 

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El investigador de la UNAM Pedro Isnardo de la Cruz subrayó que los políticos tienden a ser sumamente hedonistas, con actitud megalómana en términos de distanciamiento y superioridad.