06:00  hrs. 18 de Diciembre de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-757

Ciudad Universitaria

 

 


Roberto Castro

 

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SE INCREMENTAN EN MÉXICO LOS CASOS DE AGRESIÓN FÍSICA CONTRA LAS MUJERES

 

  • Señaló Roberto Castro, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM
  • Su estudio se basa en la comparación de las encuestas nacionales sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares de 2003 y 2006
  • Los datos rompen el mito de que la violencia física prevalece más en el ámbito rural que en el urbano, aseguró el especialista

 

Los casos de agresión física contra las mujeres han aumentado en los últimos años en el país, mientras que los de violencia sexual, emocional y económica han tenido una leve disminución, aseguró Roberto Castro, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.

 

La afirmación anterior, comentó, se desprende de la comparación realizada en este Centro de los resultados de las encuestas nacionales sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), que en el 2003 efectuó el Instituto Nacional de las Mujeres con apoyo del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), y en 2006 sólo esta última institución.

 

Dichos ejercicios se aplicaron a mujeres de 15 años y más que  están unidas y viven con su pareja; la de 2006 incluyó secciones para las solteras, separadas o viudas, informó.

 

La muestra de la ENDIREH, precisó el investigador, reveló que 9.3 por ciento de las mujeres sufren de violencia física por parte de su pareja; tres años después la cifra fue de 10.2 por ciento, es decir, con un ligero incremento.

 

Ese dato, prosiguió, contrasta con las otras formas de agresión que se estudian. En el caso de la sexual, en el 2003 se encontró que la sufre el 7.8 por ciento y en 2006 sólo el seis; la emocional, primero se reportó en 35.4 por ciento, y luego 26.6; la económica fue de 27.3 por ciento y tres años después se registró el 20.1 por ciento.

 

Acerca de la violencia física, añadió, si se divide a la sociedad en cuatro estratos: muy bajo, bajo, medio y alto, es mayor en el bajo, “lo cual rompe con la noción de que mientras más pobre mayor violencia”.

 

También, dijo, prevalece más en el ámbito urbano que en el rural: en el primero es de 10.5 por ciento y en el segundo de 9.3, esto en el 2006; dato semejante al de 2003. Lo anterior también rompe con prejuicios “de que en el campo la vida es más dura, salvaje y brutal”.

 

Una constante también se confirma: mientras más jóvenes más riesgo tienen de sufrir agresiones. El 16 por ciento de mujeres de 15 a 19 años reporta este hecho; el porcentaje baja por cada grupo quinquenal de edad; de esta forma, en las de 55 a 59 años es prácticamente la mitad, 8.3 por ciento. “En términos de edad, el riesgo está en unirse demasiado joven”.

 

Los ataques sexuales siguen un patrón diferente, pues el mayor peligro lo corren las de mediana edad. En 2003 se mostró que las de 40 a 44 años eran las de mayor prevalencia, y en 2006 son las de 35 a 39.

 

Con relación a la escolaridad, se pensaría que las mujeres con menor educación son las más propensas a padecer violencia física, pero no es así. En el 2006, se confirma la tendencia de que las estudiantes de secundaria incompleta son las de mayor riesgo.

 

Como recomendación para revertir estos problemas, Roberto Castro sostuvo que es importante hacer investigación al respecto, para que los encargados de formular políticas de intervención y prevención puedan apoyarse en los datos generados.

 

También sugirió que los tomadores de  decisiones evalúen la calidad de la información. Este análisis, concluyó, pasa por todos los rigores científicos y metodológicos. Es importante hilar fino y es lo que se hace en el CRIM.

 

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FOTO 1.

Los casos de agresión física contra las mujeres han aumentado en los últimos años en el país, aseguró Roberto Castro, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM.

 

 

FOTO 2

Roberto Castro, del CRIM de la UNAM, comentó que la violencia es mayor en los estratos bajos que en los muy bajos; con lo que se rompe el mito de que mientras más pobre mayor violencia.