Boletín
UNAM-DGCS-649
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al final del boletín
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Destacó Estela Sánchez, profesora emérita
de la Facultad de Química de la UNAM
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El número de genes entre diferentes
organismos no es tan amplio: la levadura tiene seis mil;
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Dictó
La regulación genética
podría ser la causa de la enorme diversidad en las especies de la naturaleza y,
al mismo tiempo, generar la gran similitud que presentan en sus genomas, afirmó
Estela Sánchez Quintanar, profesora emérita de la Facultad de Química de la
UNAM.
Durante
Al respecto, hizo un
símil. “Con el español se conoce el vocabulario y las palabras para expresarse;
sin embargo, con él se puede hacer la lista del supermercado con las compras de
la semana o una obra literaria”, o dijo, con las siete notas musicales se puede
tocar la canción de moda o
Al analizar la secuencia
del ADN del chimpancé, se encontró que entre 95 y 98 por ciento de sus genes
son homólogos a los del ser humano. Se dice que estos últimos son únicos e
irrepetibles; no obstante, al ver su material génico, sólo el 0.1 por ciento se
diferencia. Además, se ha descubierto que de todo el Ácido Desoxirribonucleico
sólo dos por ciento corresponde a genes; el resto son zonas intergénicas o
basura, como se les ha llamado, reveló.
Sucede, recalcó, que “no
por tener en un texto una serie de palabras todas se van a leer al mismo
tiempo, o todas se van a expresar en el mismo tejido con igual proporción en
una sola etapa del crecimiento o con similar intensidad; hay gran gama de
posibilidades para diferenciar esa situación”.
Respecto a las bases
moleculares de la vida, precisó, por un lado se tiene el ADN, que se podría
considerar el libro con toda la información para hacer un ser biológico; por
otro, las proteínas, elementos que llevan a cabo todas las reacciones químicas
realizadas por una célula.
La investigadora del
Departamento de Bioquímica señaló que lo anterior es posible luego de comprobarse,
mediante pruebas científicas, que en todos los organismos el código genético es
universal, esto es, como señaló hace siglo y medio Charles Darwin, todos tienen
un mismo origen.
Sánchez Quintanar
también se refirió a sus proyectos de investigación, particularmente la
regulación de la expresión genética en el maíz. Acerca de sus conclusiones,
comentó que es innegable que las plantas son semejantes a nivel molecular a los
animales; en especial respecto a ellas y organismos pequeños. Asimismo, que mecanismos
de regulación de estos dos grupos de seres vivos son parecidos también.
Otro de sus resultados
es que en ese grano hay un factor de crecimiento –una determinada molécula, un
péptido– que realiza la misma función de la insulina en la traducción de
señales (induce síntesis de proteínas, DNA, crecimiento y división celular);
sin embargo, no son genes homólogos.
Empero, no se sabe aún
qué quiere decir esto, aseguró; y hay pocos reportes en la literatura sobre
algunas proteínas que hacen la misma función y no tienen la misma secuencia del
genoma. Se abre una ventana para explicar situaciones donde el libro de la vida
dice ciertas cuestiones, y la química otra. No se contradicen, pues en conjunto
son la base de la explicación de la existencia.
Con esta investigación,
los escenarios que Sánchez Quintanar prevé es lograr que en un futro crezcan
más las plantas, tengan más follaje y el dióxido de carbono se dirija a la
mazorca.
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FOTO 01.
Estela Sánchez Quintanar, profesora
emérita de la Facultad de Química de la UNAM, dictó
FOTO 02
Al analizar la
secuencia del ADN del chimpancé, se encontró que entre 95 y 98 por ciento de
sus genes son homólogos a los del ser humano, afirmó la investigadora de