Boletín
UNAM-DGCS-622
Ciudad
Universitaria
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final del boletín
AÚN ES “DE
SEGUNDA”
·
Señaló en
·
Ello se prueba en su falta de presencia política en los puestos de
dirección y gestión, en el mundo de la empresa o de los negocios, dijo
·
Dictó
La ciudadanía de las mujeres aún es “de segunda”, a pesar de la enorme
labor de depuración de los sistemas jurídicos, del desarrollo de la democracia
y de haber accedido formalmente a la igualdad en la posibilidad de votar y ser
electas, afirmó en
Al dictar
Si en los ámbitos del conocimiento e investigación en las instituciones
de educación superior –que serán los nuevos centros de poder– se les
discrimina, ello tendrá un efecto mayor sobre sus vidas que en otras etapas
históricas, señaló en el auditorio del Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades.
Por
eso deben evaluarse los cambios y hacia dónde se desplazan las recientes esferas
de segregación, en función de los proyectos políticos o los nacientes modelos
sociales, expuso.
Debe tomarse en cuenta que en el proceso de introducir mujeres en las
instituciones a través de directrices públicas, su presencia puede convertirse
en una trampa si no se acompaña de otras acciones de cambio, definió Ana Rubio.
“Está claro que en una sociedad donde todo se visualiza a través de la
imagen, no es políticamente correcto presentar un gobierno o departamento donde
sólo haya hombres. La presencia de las mujeres es importante, sí, pero con un
poder y una voz propios”, argumentó.
Asimismo, consideró esencial conocer cómo se instituyó la ciudadanía,
porque sólo si se saben los orígenes de la construcción del “armazón” de este
edifico donde se actúa, que es el Estado, se podrá entender cuáles son los
obstáculos que impiden avanzar.
Precisó que la discriminación estructural contra las mujeres está en la
base y corazón mismos de la cultura jurídica, política y democrática. “Es
terrible decirlo, pero es una realidad”. Se ubica en sus cimientos, los cuales
se dispusieron para no ser vistos, pero sostienen toda la edificación.
Si se tocan esos pilares, el entramado se tambalea, sin embargo, arriba
“se pueden tirar tabiques o paredes”, redistribuir de cierta manera, sin que
pase nada. A eso se juega: “el núcleo duro está fuertemente y cada vez más
reforzado, y sólo se permiten ciertas reestructuraciones”, detalló.
Dijo que el modelo de poder patriarcal está configurado para un
individuo, futuro ciudadano, que es varón y padre de familia. Es un sujeto que
desde su propio origen asume una doble representación: a sí mismo y a sus
intereses, y a aquellos otros que han sido privados de voz y de capacidad para
expresar sus propias necesidades, es decir, las mujeres y los menores.
Bajo esta idea, ellos son los únicos capaces de ejercer una
representación colectiva, y eso es de enorme trascendencia para el liderazgo
social, económico y político. En contraste, a ellas se les reconoce que hablen
de los problemas femeninos, pero es imposible que una personalice los
requerimientos de la colectividad, explicó.
La discriminación contra las mujeres es estructural y exige una
revisión crítica de las bases sobre las que se sostiene la propia organización
política y el modelo de ciudadanía. Por eso debe redefinirse su significado
actual y el modelo de democracia y forma de vida. “Ahí tienen que estar hombres
y mujeres como sujetos de igual valor y con voz propia, decidiendo”.
No son temas zanjados cuando ellas aún tienen problemas para ser
reconocidas como individuos con capacidad para ejercer con voz propia el poder,
el liderazgo con autoridad social o económica, y cuando tienen limitaciones en
la representación partidista.
Son cambios en curso de los cuales no se puede saber con certeza cómo
van a concluir. Las transformaciones institucionales y las dimensiones de las
mismas son cualitativamente nuevas, aunque no lo sean los factores que las
generen.
El nuevo modelo de producción económica trasnacional escapa al control
político de los Estados, y los somete a duras exigencias de competición externa
y a importantes cambios. La globalización económica desmonta las estructuras
tradicionales y estatales para crear un modelo diferente, con otra función,
concluyó.
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FOTO 1
La discriminación
estructural contra las mujeres está en la base y corazón mismos de la cultura
jurídica, política y democrática, afirmó en
FOTO 2.
La especialista Ana Rubio –de