06:00 hrs. 24 de Agosto de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-521

Ciudad Universitaria


Jorge Basave

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A DEBATE, SI SE VIVE UNA NUEVA FASE ECONÓMICA, POR LAS GRANDES TRANSFORMACIONES FINANCIERAS

 

 

Hoy día está a debate si se vive una nueva fase económica o la conformación de un novedoso sistema productivo, por las grandes transformaciones que se registran en las finanzas internacionales, aseguró Jorge Basave Kunhardt, director del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.

 

Al participar en el Seminario Internacional Las Ciencias Sociales: reflexiones sobre su futuro y retos, organizado por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), agregó que se observa una coyuntura propicia para sustentar los enfoques multidisciplinarios.

 

Hay elementos que deben ser analizados, pues permiten que muchos de los planteamientos que desde hace 20 o 30 años abordan todos los problemas económicos sean reformulados y se apoyen en otras materias para comprenderlos, sostuvo.

 

Dijo que la economía, como ciencia, nunca ha agotado por sí misma incluso sus propios objetos de estudio. Se pudo hacer en términos del cómo, pero explicar el porqué ha sido una inquietud original desde el surgimiento de su vertiente política.

 

Por su parte, Héctor Fix-Fierro, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), subrayó que ha habido un acercamiento entre la ciencia jurídica y las demás disciplinas sociales, en donde cada una de estas áreas ha logrado apropiarse, aunque sea de manera selectiva, de conceptos, métodos, preocupaciones e instrumentos del otro, lo cual ha sido enriquecedor y productivo. La pregunta es si esa aproximación continuará o si se producirá un nuevo alejamiento.

 

Por ende, las ciencias sociales y su lógica han penetrado en el campo legal en la medida en que el Derecho positivo se fue convirtiendo más y más en una herramienta modificable, variable de las políticas públicas, argumentó.

 

Desde finales del siglo XIX los juristas se dieron cuenta de que para explicar y entender su materia como edificio conceptual ya no se sostenía por sí misma, sino que cada vez eran más importantes los referentes externos, detalló.

 

Así surgieron nuevas escuelas de pensamiento, como la llamada jurisprudencia de intereses, donde quienes la cultivaban sostenían que no había que ver conceptos sino beneficios, y al utilizar este vocablo se hace referencia a un fenómeno que en principio está fuera de las normas. Pero también otras como la llamada jurisprudencia o el realismo sociológico, abundó.

 

Fix-Fierro recordó que en virtud de que los demás científicos sociales parecían tener otras preocupaciones rara vez se ocupaban del Derecho. Fue a  este gremio a quien finalmente le importó tratar de darle a su política jurídica una base científica.

 

Este sustento se ha encontrado recientemente en el análisis económico, como un instrumento poderoso, en apariencia capaz de superar tendencias particularistas, al integrar el estudio jurídico en el cuadro más amplio de las ciencias sociales, aseveró.

 

Para Judith Bókser, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, el siglo XX concluyó con la necesidad de agregar el prefijo neo a los grandes cuerpos teóricos, y dio testimonio, en parte, de las limitaciones y herencias del siglo XIX frente a una realidad cambiante: neopositivismo, neomarxismo y neoestructuralismo.

 

Por ello, apuntó, es necesario poner de manifiesto el modo como la construcción de una identidad, en este caso de una comunidad epistémica o disciplinaria, es un proceso creativo, que esculpe diferentes campos mentales y no identifica pasivamente rubros naturales ya existentes.

 

En su oportunidad, Christian Torres, de la Universidad de Colima, reconoció el aporte de los cuerpos académicos a la organización y mejor producción de los colectivos docentes de las universidades públicas y privadas de México. Sin embargo, esta forma de organización se percibe agotada y rebasada por la multi o transdisciplinariedad, que exige la producción del conocimiento científico de vanguardia en un mundo globalizado.

 

La actualización de las agendas de investigación también se constituye como un reto para las ciencias sociales, en especial para sus integrantes. Parte del estancamiento y del agotamiento de estas disciplinas y de los colectivos que por excelencia producen el saber, se explica a partir de objetos de estudio trillados y tradicionales que poco abonan a lo que hoy se define como vanguardia temática, concluyó.

 

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Héctor Fix-Fierro, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, resaltó que fue al gremio jurídico a quien finalmente le importó tratar de darle a su política una base científica.

 

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Judith Bókser, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, resaltó que el siglo XX concluyó con la necesidad de agregar el prefijo neo a los grandes cuerpos teóricos.

 

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La economía nunca ha podido agotar sus propios objetos de estudio, y busca explicar el porqué de sus fenómenos, afirmó Jorge Basave Kunhardt, director del IIEc de la UNAM.