Boletín
UNAM-DGCS-512
Ciudad
Universitaria
AÚN LEJANAS, LAS
MISMAS OPORTUNIDADES PARA MUJERES Y HOMBRES EN
Aún está lejos la época en donde se den las mismas oportunidades a
mujeres y hombres para conquistar el poder. A pesar de la reivindicación
femenina para consolidar una identidad profesional, el dominio económico y
político sigue siendo una realidad masculina, aseguró en la UNAM el filósofo e
intelectual francés Gilles Lipovetsky.
Durante
Por ejemplo, dijo, se hicieron encuestas en las grandes escuelas de
comercio donde se les preguntó a los y las jóvenes cómo se imaginaban en 10
años. La diferencia resultó grande. Ellas dicen ejecutivo promedio y ellos
presidente de
Esa reflexión, dijo, constituye para las mujeres un obstáculo
psicológico –el cual no es absoluto– para llegar a los niveles últimos del
poder. De hecho, no se puede separar esta distancia femenina en relación con el
mando de una socialización del dominio privado, es decir, orientado hacia
valores afectivos, indicó en el auditorio Ius Semper Loquitur de la
Facultad de Derecho.
Hay una tendencia de
ellas, expresó, a ser refractarias al control; se desvían de esa búsqueda del
poder por el poder. Están menos preparadas socialmente a afirmarse en la confrontación
y la rivalidad con los demás. No quieren ganar por ganar, y menos probar su
superioridad en ese plano. Así que por ahora, “todavía no sé por cuánto tiempo”
la conquista del poder es menos identitaria que para los hombres.
El autor de La tercera mujer añadió que las responsabilidades
familiares que asumen las mujeres constituyen un peso para llegar a los niveles
más altos en las organizaciones.
El fenómeno es mundial.
De acuerdo con datos de 2004, en los consejos de administración de las 200 empresas
más importantes europeas, la presencia de mujeres era de ocho por ciento; en
Estados Unidos de 13 por ciento en los 500 mayores consorcios; sólo tres de las
cien primeras firmas de ese país son dirigidas por mujeres, comentó.
A diferencia de lo que
se piensa, subrayó, no es el poder político el que será su último bastión de
lucha, sino el económico, por el hecho mismo del valor democrático. Los
partidos políticos no las podrán mantener por mucho tiempo a distancia.
Pero al mismo tiempo,
consideró, hay una transformación hipermoderna de lo femenino. Ahora pueden
afirmar su identidad sin ser obsesivas o dominadas por un modelo masculino,
como era todavía el caso en la época de Simone de Beauvoir, cuando las feministas no tenían
hijos o se sentían mal en relación con la seducción, porque lo relacionaban con
la mujer-objeto.
Ahora se observa una
reconciliación con su papel tradicional. Hay un reconocimiento de la diferencia
hombre-mujer, de una positividad de la feminidad, la cual ya no es vista como
una enajenación, sino como un enriquecimiento de sí misma, una afirmación
positiva; ya sin el imperativo de parecerse a los hombres, ni aspirar a ser
como ellos, ni arrepentirse de haber nacido con su sexo, enfatizó.
No envidian ya
necesariamente la vida y el lugar de los varones ni son dominadas por un modelo
masculino. Hay un feminismo menos victimizado, más individualizado y que toca
quizá su fondo, a la moda americana: la mujer sujeto, con la voluntad de ser
ella misma, de construirse como una persona.
Pero, concluyó, la nueva
autonomía de las mujeres tiene un precio, el cual muchas veces se acompaña de
nuevos conflictos, desesperaciones, preocupaciones, sobrecargas de su
existencia: qué hacer con su vida, cómo organizarla, cómo conciliar el papel moderno
y el tradicional, trabajo y vida doméstica, eficacia y vida sentimental,
ejercicio profesional y maternidad.
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FOTO 01.
El filósofo e intelectual francés Gilles Lipovetsky
dictó ante la comunidad de la UNAM
FOTO 02
Aún está lejos la época en donde las mujeres y hombres
tengan las mismas oportunidades de llegar al poder, ámbito aún masculino, afirmó
en la UNAM el filósofo Gilles Lipovetsky.