Boletín
UNAM-DGCS-508
Ciudad Universitaria
Pie de foto
al final del boletín
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Señaló Susana Magallón,
investigadora del Instituto de Biología de la UNAM
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Permite saber si hay correlación entre
procesos y diversificación, así como determinar las causas de su distribución y
caracteres morfológicos, dijo
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Dictó la conferencia ¿Cómo ayudan los
fósiles al reloj molecular? Experimentos con plantas vivientes y extintas
Fechar grupos biológicos
es importante para conocer la edad de los organismos, determinar las causas de
su distribución geográfica o precisar el tiempo de ciertos caracteres y
síndromes morfológicos, afirmó Susana Magallón, del
Instituto de Biología de la UNAM.
Al dictar la conferencia ¿Cómo
ayudan los fósiles al reloj molecular? Experimentos con plantas vivientes y
extintas, la experta añadió que ello permite saber si hay correlación entre
procesos y diversificación biológica, por ejemplo la influencia de la aridificación del territorio mexicano sobre la
transformación de las cactáceas o agaváceas, o bien,
obtener información de grupos alterados a consecuencia de la transición de
otros.
En el marco de
Eso también sugiere que
la tasa de cambio entre genes y proteínas es constante. “Si se considera un
árbol filogenético, la distancia genética entre dos especies va a ser
linealmente proporcional al tiempo de divergencia”, agregó.
La idea es que hay dos variedades, A y B, que descendieron de un solo
ejemplar, se puede evaluar su diferencia genética al tomar secuencias de algún
gene, compararlas y especificar cuántas discrepancias hay entre ambas. Sería la
suma de los cambios acumulados, como resultado de la tasa de sustitución
molecular por el periodo transcurrido, apuntó.
No obstante, aclaró la
experta, en el reloj molecular hay fuentes de error. Pueden presentarse
problemas en la estimación de las relaciones filogenéticas,
además de que diferentes linajes tienen diversos indicadores.
Es decir, no es universal. Por ello, desde hace 10 años se han
propuesto métodos llamados de “reloj molecular relajado”, los cuales incorporan
el hecho de que diferentes familias poseen disímiles reglas de sustitución e
información auxiliar de otras fuentes para ayudarse en la estimación de edades;
la más común es el registro fósil, puntualizó.
En específico, la
universitaria ha tratado de estimar la antigüedad de las angiospermas o plantas
con flor. Refirió que en la biota existen
grandes grupos de vegetales con semilla: cícadas,
gnetales, ginkobiloba y
coníferas, que en total agrupan a menos de 800 especies. En cambio, las que
florean suman más de 270 mil conocidas, aunque su número real podría ser de más
de 400 mil.
Su primer recuento data
del Cretácico Inferior, hace 136 millones de años, y conforman el fundamento
estructural de todos los ecosistemas terrestres de
Susana Magallón se propuso evaluar la
variación en los estimados de la edad de las angiospermas derivados de
diferentes datos moleculares, y el efecto de incluir a los fósiles como
auxiliares en la estimación de la edad utilizando un método de reloj molecular
relajado.
Así, determinó que
incorporar a estos últimos disminuye de forma considerable los intervalos de
modificación y proporciona edades congruentes con los propios restos. Además,
“las estimadas para las angiospermas resultan más antiguas que su primera
aparición en el registro fósil”, refirió.
Ello, abundó, porque el
asiento más antiguo está dado por polen con características únicas y exclusivas
de ese grupo, de hace alrededor de 135 millones de años. No obstante, con el
estudio del reloj relajado se obtienen edades anteriores, de
Mencionó que
descubrimientos paleobotánicos han revolucionado el
conocimiento de la historia temprana de las angiospermas; son los llamados mesofósiles, estructuras tridimensionales preservadas como
carbonizaciones, encontradas a partir de 1980.
Se han hallado en los
intervalos estratigráficos que abarcan el Cretácico Inferior y Superior, que
corresponden a la etapa de su primera aparición en la anotación fósil. Se han
ubicado en márgenes de las orillas de los ríos, en afloramientos arcillosos.
“Se han obtenido
muestras de 84 millones de años, donde se pueden ver las partes más internas de
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FOTO 01
Susana Magallón, del Instituto de Biología de la UNAM, precisó que
fechar grupos biológicos ayuda a conocer la edad de los organismos, determinar
su distribución, caracteres y síndromes morfológicos.
FOTO 02.
El asiento más
antiguo de investigadores de la UNAM está dado por polen con características
únicas y exclusivas, con el estudio del reloj relajado, de